Deysa Rayo: su refugio en la radio pública

Lun, 15/07/2013 - 05:04


La disc-jockey más famosa de los años noventa andaba perdida del mapa radial. Deysa Rayo, que brilló en la radio juvenil junto con una generación de locutores que de un momento a otro se
La disc-jockey más famosa de los años noventa andaba perdida del mapa radial. Deysa Rayo, que brilló en la radio juvenil junto con una generación de locutores que de un momento a otro se convirtieron en estrellas de las emisoras en FM, pasó por ‘88.9’ y Radioactiva, las estaciones más representativas de aquellos años y cuyo enfrentamiento por la audiencia y la innovación marcaron el apogeo del rock en Colombia.
Hoy trabaja en la radio y televisión públicas, en un proyecto que refleja el momento por el que atraviesa su carrera profesional y sus anhelos personales. La cita para la entrevista fue en su oficina de Canal Capital, en el occidente de Bogotá. En medio del atafago de un medio de comunicación, de cables de noticias y el correr de última hora, Deysa Rayo nos recibió en una sala de reuniones adyacente a la oficina de Hollman Morris. Es una mujer nerviosa, eso fue lo primero que advertí. Sin embargo, con el espíritu dicharachero  y conversador fue rompiendo el hielo para contarnos cómo fue su llegada a la radio, el vinculo musical y publicitario con su papá, Marco Rayo, y porqué está ahora en un proyecto misional, como ella dice que es Señal Radio Colombia. ¿En qué anda Deysa Rayo? Estoy en Canal Capital por invitación de Hollman Morris, que me invitó a hacer un programa de entrevistas 'Deysa Rayo entrevista'. Él me convenció de hacer televisión. Aunque le temo mucho a las cámaras. En la radio todo es más fresco. ¿Y el paso de la radio privada a la pública? Buenísimo. Estoy muy contenta. Aunque hay un impacto en la audiencia, pues uno como que se desaparece un poco del mapa radial. La radio pública no es tan escuchada como uno quisiera. En la radio privada todo se mide, cada palabra. A cambio de esto, en Señal Radio Colombia, en el programa matutino que hago con Margarita Vidal y Andrés Nieto, hay un reposo, como un oasis. Es más misional, pues lo que haces no es para vender sino para formar audiencia. Para la “colombiología”. También fue un reencuentro con la música colombiana Fue un retorno a la música de mi casa. Sí, un reencuentro con mis raíces más profundas colombianas. Lo que viví de niña en la casa de mis padres, pues nací entre boleros y tertulias. Es un nuevo inicio. ¿Qué hizo después de su salida de ‘88.9’ en el 2005? Trabajé en Caracol. Hicimos ‘En Familia, vive la vida con bienestar’, también estuve La Luciérnaga. En la FM con Claudia Gurisatti. Hace unos años en Todelar me ofrecieron volver al turno de noche, pero dije que no. Ya había quemado esa etapa. Luego llegué a dónde hoy estoy, en Señal Radio. ¿Cómo fue su paso por la FM de Claudia Gurisatti? Durísimo. Es que mi función en ‘88.9’ era reírme. Me pagaban por reírme de mis compañeros. Ya  en La FM y Caracol era lo contrario. Es la noticia, todo gira en torno a ella. Deysa Rayo, Kienyke Comencemos por el principio: ¿cómo llegó a la radio? Creo que el comienzo fue en mí casa. Mi papá (Marco Rayo) fue publicista y músico, tuvo un grupo que se llamaba los Vlamers. Él hacía radioteatro. En los años sesenta y setenta grababa comerciales para emisoras. De hecho, él hizo el comercial de “La Fina, la margarina…”. ¿Y el otro inicio? Yo estudiaba Derecho en la Universidad Javeriana. Mi papá decía que un buen abogado debía hablar bien en público, tener un buen tono de de voz y toso eso. Pero como era una mujer muy tímida, me llevó a la Academia Arco que era de un gran amigo de él, Jimmy García. Era la academia de locución de moda. Entré a estudiar allí y descubrí que tenía talento para la radio. Así, en las mañanas estudiaba derecho y en las noches locución de radio. Se adapto al método o énfasis de la Academia Arco La idea era aprender a hablar. En el transcurso me convertí en la mejor alumna, pues mi voz registraba bien. Yo no nací con un micrófono ni esperaba llegar a la radio. Uno descubre que tiene voz bonita. En los dos años que duré allá no pensé dedicarme a la radio. Lo disfruté simplemente. ¿Cómo llegó a Radioactiva? Erika Schültz, amiga de esa época, me dijo que Armando Plata la había llamado para ofrecerle una emisora. Él estaba armando una emisora que se llamaría Radioactiva en Caracol. Hice el casting con él en 1989. ¿Qué escuchaba en radio en esos años? Salsa. Yo soy muy salsera. Tenías referencias de ‘88.9’, la emisora de moda. Yo no era muy rockera. En la universidad estaba más pendiente de bailar salsa que de escuchar rock. Sí recuerdo el ‘Concierto de Conciertos’ en 1988, pues muchos amigos asistieron. Lamentablemente no fui. Supe lo que pasó en esa gran noche. ¿Qué significó el ‘Concierto de Conciertos’ para la radio juvenil? Es que ahí comenzó a tomar fuerza. Caracol se dio cuenta que la radio juvenil era más potente que la radio informativa. Vio que una emisora independiente como ‘88.9’ tenía el público de Bogotá y decide hacerle competencia creando una frecuencia joven. ¿Quiénes estaban en la emisora? El equipo era Hernán Orjuela, Jorge Marín –que venía de ‘88.9’–, Camilo Pombo, Jorge Marín, Rosa Franco y yo. Armando Plata me llamó y me dijo que me tocaba el turno de la noche. Es decir, me tocó trasnochar. Recuerdo que Camilo Pombo era la estrella y venía de ‘Estudio 54’. Yo no había tenido contacto con ningún famoso. Es ese momento todo lo que inflara era importante, hasta Hernán Orjuela, que dijo que venía de la radio de Francia. Salíamos en revistas, nos entrevistaban. Ese fue nuestro cuarto de hora de fama. ¿Cuál fue la idea de ‘A que no me duermo’? Lo que hoy es ‘El Correo de la Noche’. La idea era hablar con la gente. Armando Plata quería que yo fuera una voz seductora, pues todavía se pensaba que la voz de la mujer era la herramienta para ganar audiencia, para conquistar a los oyentes. Pero no tenía el perfil.  Así que le pedía a la gente que me llamara. ¿Qué le decían los oyentes? Inicialmente llamaba gente de la Javeriana. En esa época la gente llamaba a enviar mensajes, pues como no había ni internet ni celulares ni nada. La única forma de comunicarte era a través de la radio, así empezamos a enviar mensajes en papeles, mensajes de amor, invitaciones. Al comienzo llamaban cinco o seis personas, después dejábamos los teléfonos descolgados, no paraban de sonar. ¿Qué hacía para mantener el ritmo del programa? Me inventaba secciones. Una se llamaba ‘Se Busca’.  No buscábamos personas perdidas hacía años, sino buscando alguien que te gustaba en la calle pero que no era capaz de decírselo. Era romántico. De hecho, mucha gente se encontró. La otra era ‘Contactos’, que era un clasificado del amor, “Niño que quería conocer niñas o viceversa”. ¿Cuánto duró el programa? Duró mucho: cinco años. Trabajar de noche es duro. La noche es mágica pero yo me alejé del mundo. Yo no sabía qué tanta gente me oía ni el impacto ni nada de esas cosas. Estaba sola en la cabina, no tenía amigos, ni conciencia del impacto del programa hasta que llegué a trabajar de día en ‘La X’. Le costó mucho madrugar. Un poco. Es que trabajar de día es diferente. Lo otro fue acoplarme al ritmo de trabajo de un equipo y los programas de la radio juvenil. Me adapté, fue divertido, muy positivo. Después de ocho meses me llaman de ‘88.9’. Allí comenzó la batalla entre ‘88.9’ y Radioactiva La batalla era muy fuerte. Eso nos benefició porque las personas que estábamos trabajando en ellas nos volvimos estrellas. Competían por nosotros. La radio se convirtió en un escenario de estrellas. Fernando Pava me llamó porque Radioactiva empezó a cogerle ventaja a ‘88.9’. La emisora se recompone y llaman gente. A mí, ‘Papuchis’ –que nació en Radioactiva-, Gabriel de las Casas, Memo Orozco, Andrés Maroco. En la parrilla musical de ‘88.9’ y ‘Radioactiva’ sonaba de todo: Madonna, Michael Jackson, Los Prisioneros, Duran Duran... Con el boom del Concierto de 1988 solo se programaba rock en español. Sonaban desde Los Prisioneros hasta grupos alterativos de España que nadie conocía. Esa primera etapa de solo rock en castellano duró unos meses, fue un fracaso. Luego llegó Tito López y la cosa mejoró, le metieron anglo y comenzó la segunda etapa de Radioactiva. ¿Quiénes brillaban con más fuerza en ese mar de estrellas de la radio juvenil? Sin duda, los humoristas. Radioactiva tenía la ventaja de ser satélite, la escuchaban en todo el país. Incluso conformaban esas mesas de trabajo tan comunes hoy en día. Ahora, no era un humor pensado, sino la bobada, de hecho el slogan era “Aquí no pensamos…”. Era 'Papuchis, un radio demasiado boba, adolescente, que no se metía en los problemas del país. Sino que era un nicho. ¿Hasta cuándo funcionó esa fórmula? Creo que sigue. Pero esa época de oro se extendió, surgieron otros talentos y personajes. No sé, si la memoria es benévola, la radio juvenil estuvo casi veinte años en la cresta de la ola. Duramos veinte años, nos hicimos viejos en la radio juvenil. ¿Escucha alguna emisora juvenil? No. Ninguna. El ciclo como oyente terminó. ¿Cómo recuerda el final de 88.9? Fue durísimo. Yo me había retirado unos meses antes. Ese último día (1 de septiembre de 2005) en el que la emisora estuvo al aire fue triste. Yo no pude ir por varios compromisos que tenía en la radio informativo con Claudia Gurisatti. Fue duro para Fernando Pava. Pero los ciclos se acaban, toca cerrarlos. Al final siempre estaba la preocupación de que se iba a acabar, unos dos años antes. Pues ‘88.9’ no era igual que al comienzo, ya no era un negocio. [youtube width="540" height="360"]http://www.youtube.com/watch?v=Qr6EAaOd0m0[/youtube]
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