La casa donde se planeó la guerra contra Pablo Escobar

Jue, 30/06/2011 - 14:54
No es exagerado decir que la guerra entre Los Pepes y el Cartel de Medellín fue una guerra de vecinos. Separadas por cerca de cinco calles, sobre la avenida El Poblado, en Medellín, el edificio Món
No es exagerado decir que la guerra entre Los Pepes y el Cartel de Medellín fue una guerra de vecinos. Separadas por cerca de cinco calles, sobre la avenida El Poblado, en Medellín, el edificio Mónaco y la mansión Montecassino se enfrentaron en la guerra urbana más cruel que ha sufrido Colombia en toda su historia. En Mónaco vivía la familia de Pablo Escobar Gaviria: María Victoria Henao, su esposa, y sus dos hijos, Juan Pablo y Manuela. Allí tenían dos piscinas, una colección de cerca de cuarenta carros y varias obras de arte. Montecassino, en cambio, era la casa de la familia Castaño Gil en la capital del Valle del Aburrá. Sobre la Avenida El Poblado están las propiedades más emblemáticas de los bandos de la guerra que se vivió en la década del noventa en Medellín: Montecassino, de los hermanos Castaño gil, y el Edificio Mónaco, donde vivía la familia Escobar Henao. En la actualidad, en Montecassino quedan las oficinas y algunos sets del canal Telemedellín. Los miércoles y los domingos la casa está abierta al público. Cualquier persona puede ir a ver una película en los ciclos de cine arte que organiza el canal o pueden sentarse en el pasto a hacer un picnic. Sin embargo, la mayoría de visitantes de la casa llegan directo al baño, no porque tengan ganas de hacer pipí, sino porque es, sin duda, el baño más estrafalario que pueda existir: espejos en el techo, baldosín negro con grifería dorada y dos jacuzzis, uno de ellos en forma de concha en donde las turistas posan como la Venus de Milo de Boticcelli. Una persona que visitó la casa en la década de 1960, cuando todavía era de propiedad de la familia Halabi, no recuerda haber visto este jacuzzi. Todos los visitantes saben que esa era la casa de Fidel Castaño, el fundador de las Autodefensas, pero no saben que ahí, por ejemplo, se quedó unas noches a dormir Germán Espinosa, alias ‘el Indio’, quien trabajaba para el Cartel de Cali. En esa visita, planeó el atentado contra el Edificio Mónaco, a espaldas de sus anfitriones: 70 kilos de dinamita que mataron a dos vigilantes y le partieron en dos el tetero a la pequeña Manuela, que estaba en su cuna al lado de una ventana. No resulta exagerado decir que todas las personas que estaban en  Medellín el 13 de enero de 1988 recuerdan haber oído el estallido. En la actualidad, las oficinas de la Fiscalía de Medellín se encuentran en el Edificio Mónaco. Se dice que el estallido del carro bomba, con 70 kilos de explosivos, produjo daños en más de diez calles a la redonda. Escobar y Castaño se conocieron en 1977 en el mundo del hampa en Medellín. Fidel simpatizaba con Escobar porque creía que estaba contra la guerrilla, pero su hermano Carlos pensaba todo lo contrario ‒de hecho, Carlos Castaño empezó a colaborar con el Estado y a atacar a Escobar a espaldas de su hermano Fidel‒. La guerra de Escobar contra su aliado Fidel Castaño comenzó cuando el capo supo de la presencia de ‘el Indio’ en Montecassino. “Los Pepes tienen su sede y su centro de torturas en la casa de Fidel Castaño localizada en la Avenida El Poblado, cerca al Club Campestre y con otra entrada por el barrio El Diamante, a escasos cuarenta metros de una casa incendiada a uno de mis familiares”, le escribió Pablo Escobar el 29 de abril de 1992 al Fiscal General Gustavo de Greiff. ¿Cuál es la historia de esta casa? ¿Cómo llegaron los hermanos Castaño Gil, unos campesinos de Amalfi, Antioquia, a vivir en una mansión de 30 mil metros cuadros, avaluada en 35 millones de dólares? Su niñez fue tan pobre como la de una familia campesina convencional: debían ayudar en los oficios de la finca, recoger boñiga y arrear vacas. Fidel, Vicente y Carlos hicieron la Primera Comunión con el mismo vestido. Pero a los 16 años, cansado de trabajar en las minas de oro de Amalfi, Remedios, Segovia, El Bagre y Zaragoza, Fidel fue donde Efraín Ruiz, un carnicero amigo de su papá para pedirle $2.000 prestados. Ese fue su capital para irse a Medellín a hacer fortuna: robaba llantas, plantas eléctricas, motobombas y caballos, adulteraba aguardiente y negociaba con carros. En 1977 conoció a Pablo Escobar y ejecutó algunas acciones con el Cartel de Medellín. Dos años después, cuando tenía 28 años, las Farc secuestraron al papá de los Castaño, Jesús Antonio Castaño González. Fidel pagó el soborno repetidas veces, hasta que se enteró de que a su papá lo habían matado de un tiro por la espalda, de rodillas, después de gritarle “¡oligarca hijueputa!”. Todo por negarse a caminar más en el monte. “Nunca he tenido esa plata y si la tuviera algún día, sería para combatirlos a ustedes”, así les respondió a las Farc cuando lo sobornaron por última vez. Acompañado por Carlos, que en ese entonces tenía quince años, comenzaron a asesinar a todos los guerrilleros que habían participado en el secuestro de su papá. Acabaron con toda la guerrilla en Amalfi, luego en Segovia, donde Fidel era propietario de un bar, hasta que se trasladaron a Córdoba, donde adquirieron la finca Las Tangas, en el municipio de Valencia. Este era su cuartel de operaciones al norte del país, mientras que Montecassino era la joya de la corona en la ciudad. Retrato de Fidel Castaño por el pintor Oswaldo Guayasamín Se dice que la familia Halaby le vendió Montecassino a Fidel Castaño en la década de 1980. William Halaby Mejía había sido un empresario próspero de la industria textil, con empresas como Inversiones Halaby y Textíles Colibrí. El apellido tiene origen sirio, pero existen Halaby judíos, musulmanes y cristianos alrededor del mundo. Se dice, incluso, que Halaby Mejía tenía lazos de sangre con la reina Noor de Jordania. Nació el 15 de enero de 1918 en Medellín, y murió el 19 de agosto de 2010. Se casó con Margoth Uribe Echavarría, nacida en 1921 y hermana de Rodrigo Uribe Echavarría, quien ha sido vicepresidente y presidente de Coltejer desde 1961. Sus hijos fueron Alice, Margaret, Elizabeth, Charles Edwin y William Halaby Uribe. Charles Edwin sufrió dos atentados en una sola semana, que lo llevaron a la tumba el 5 de septiembre de 2001, a la edad de 56 años. Sus asesinos le dispararon en el parqueadero de un hospital, donde visitaba a su esposa. En el libro Los Jinetes de la Cocaína, de Fabio Castillo, se afirma que “hay en Medellín otros traficantes muy peligrosos, como William Halaby [Uribe] Curiosamente, ellos terminan vinculados a un diario de Medellín [, el periódico El Mundo.] Halaby fue obligado a vender sus acciones en el periódico por el gobierno Barco ante las denuncias en el Foro por la Vida Guillermo Cano”. Así, se dice que Charles Edwin y William Halaby Uribe estaban metidos en el mundo del narcotráfico y por esa vía Fidel Castaño los conoció. Carlos Castaño le contó a Aranguren: “la familia más amiga de mi hermano Fidel fue la de unos judíos, a la que años más tarde le compró su casa en el barrio El Poblado, en Medellín. Halaby Uribe y en especial William Halaby, con quien compartía a menudo”. Un amigo de la familia, que cortejaba en Montecassino a Alice Halaby Uribe en la década del sesenta, no recuerda haber visto el jacuzzi con forma de concha en el baño del segundo piso. Incluso, dice que recuerda que la piscina era cuadrada, sencilla, y no en forma oval con figuras de azulejos. Al parecer, esas reformas se hicieron en la época de la familia Castaño Gil, un toque que raya con la austeridad y elegancia del resto de la edificación. Se dice que el baño y la piscina en forma oval se construyeron en la época en que los Castaño Gil eran los propietarios del inmueble. “Montecassino era como el Pentágono de Los Pepes. Allí se tomaron las decisiones más trascendentales contra Escobar, se planeaban todos los atentados y citaban a toda la gente a advertirle las nuevas reglas del juego: estaban contra Escobar o se morían asesinados”, afirma Gustavo Salazar, el abogado de Pablo Escobar. “La primera reunión se dio en una casa que teníamos en el barrio El Poblado, allí estuvimos Fidel, ‘Berna’, Rodrigo ‘Doble Cero’ y yo. El grupo lo conformamos nosotros, cinco personas adicionales sobre el terreno y por lo menos cuarenta Pepes más completaban la estructura”, le dijo Carlos Castaño al periodista Mauricio Aranguren para el libro Mi confesión. Jesús Ignacio Roldán, alías ‘Monoleche’, el asesino de Carlos Castaño, la ofreció para reparación de las víctimas de los paramilitares. Salazar no cree que en ese lugar se hayan realizado masacres ni torturas. Sin embargo, la Fiscalía General de la Nación ha revelado que allí se habrían ejecutado a los asesinos de Luis Carlos Galán Sarmiento, y que Carlos Castaño habría hecho una maqueta de un avión con sillas de plástico para entrenar al sicario que mató en un avión al ex guerrillero y candidato presidencial Carlos Pizarro. “En Montecassino celebraron la muerte de Pizarro y del sicario”, dijo la fuente de la Fiscalía a la prensa. Traficante de diamantes, comerciante de arte, ganadero y mercenario, Fidel Castaño es uno de los hombres más enigmáticos que ha tenido el hampa colombiana. Carlos Castaño le contó a Aranguren que su hermano nunca decía malas palabras, era ecuánime y calmado. En el campo, no aceptaba que en sus fincas hubiera aire acondicionado ni televisión, y se vestía de forma sencilla. Pero cuando Fidel estaba en la ciudad, ocurría todo lo contrario. La cava de vinos que había en Montecassino tenía fama internacional, por su selecta colección de Bordeaux, Chateau Perlus y Margox; se vestía de Ermenegildo Zegna y Beltrami e, incluso, llegó a alquilar por dos años una habitación en el Ritz, de París, donde recorría galerías de arte. También compró grandes obras en la City Hall Art Gallery, en Nueva York, y era amigo del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín y el maestro Alejandro Obregón ‒fue dueño de obras del cartagenero como Las flores carnívoras, El águila y la flor de arratamacho‒. Carlos Castaño recuerda que Fidel le decía que un cuadro podía dejar una ganancia de hasta 200 mil dólares. Detrás de una puerta de madera oculta en una pared, se llega a otra puerta con clave. Como si se tratara de una caja fuerte, una escalera en caracol desciende a la cava de vinos de Fidel Castaño. Sus preferidos eran los Bordeaux, Chateau Perlus y Margox. Hoy está vacía por completo. Alias ‘Rambo’, como se le conoció a Fidel Castaño, habría muerto el 6 de enero de 1994 por un impacto de bala en un combate contra una cuadrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL). Según versión de su hermano Carlos, Fidel fue enterrado debajo de un árbol a orillas del río Sinú, en la finca Las Tangas. Su muerte habría sido ocultada para no darle gusto a los Rodríguez Orejuela. Años después, Carlos Castaño lo habría exhumado porque el río estaba crecido y podía llevarse el cuerpo. El ataúd estaba atrapado en medio de las raíces y su recuperación fue ardua. Al parecer, el cadáver fue enterrado por segunda vez bajo una placa metálica en el Nudo de Paramillo, para que fuera fácil encontrarlo en un futuro con la ayuda de un detector de metales. Sin embargo, hay personas que creen que Fidel Castaño se encuentra vivo. La versión tomó fuerza cuando la revista Semana reveló el 7 de abril de 2007 un documento en el que la esposa de Fidel, Margarita, pedía beneficios para la entrega de su esposo en 2003, nueve años después de su presunta muerte. Cierto o falso, queda claro que gracias a los cursos de mercenario que Fidel Castaño hizo en Israel, y su conocimiento de los puntos débiles de Pablo Escobar, la bestia del Cartel de Medellín habría hecho muchos más estragos de los que hizo antes de morir. Haga clic sobre la foto para abrir galería.  
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