La participación de la Selección Colombia en el Mundial provocó una especie de epidemia. Era común ver a la mayoría de personas usando la camiseta del equipo colombiano para ver los partidos y celebrando los triunfos en las calles con familiares, amigos y desconocidos. Se dice que el fútbol es mágico pero en realidad la ciencia tiene una explicación a las emociones y pasiones que despierta este deporte.
Apropósito del campeonato mundial, Maloka preparó una temporada llamada la Ciencia del Fútbol. Allí, los visitantes podrán probar la velocidad y potencia del balón para comprender el funcionamiento y física del cuerpo humano. También la oportunidad de narrar un gol, conocer más sobre las técnicas del pateo, motricidad fina, equilibrio, fisiología y todo sobre las emociones del fútbol.
KienyKe.com consultó al doctor Jairo Zuluaga, profesor de neurofisiología de la Universidad Nacional quien hizo parte del equipo de Maloka para elaborar esta exposición interactiva, para conocer más sobre las emociones que despierta el fútbol.
“El fútbol es un juego de confrontación que de alguna manera evoca la guerra y las relaciones tribales. Los antropólogos lo han analizado y concluido que este interpreta las relaciones entre grupos que se caracterizan de alguna manera. Por ejemplo, por naciones o los colores de la camiseta. El fútbol es una manera de volver la guerra más humana y donde hay una competencia legal y digna. Es un deporte de estrategia y reglas definidas para los dos equipos. Eso lo hace atractivo”, indica el especialista.
Las emociones son inevitables cuando se ve un partido de fútbol. Los goles y el triunfo nos pueden llevar a la felicidad, nostalgia, euforia y hasta al llanto. Por su parte, la derrota nos puede llevar a la tristeza y mal humor.
El profesor Zuluaga explica que las emociones hacen parte de nuestras respuestas de supervivencia. Las emociones biológicas o primarias tienen que ver con nuestras respuestas automáticas y rápidas como el instinto. Pero sobre estas emociones, la sociedad y la cultura nos han permitido construir y aprender otras más elaboradas y conocidas como secundarias. Por ejemplo, ahí tiene que ver aquello que se inculca en el hogar. En esa transición entre las emociones primarias y secundarias nos encontramos nosotros cuando estamos frente a un partido de fútbol.
Durante las celebraciones por los triunfos de la Selección Colombia, las personas no han mostrado un buen comportamiento. Riñas, muertes y todo tipo de excesos han sido protagonistas. Sobre esto, Zuluaga insiste en que es importante educar a los niños y aprovechar estos escenarios para hacerlo. Ellos deben aprender que el rival es alguien importante porque le permite demostrarse como es y hace parte del triunfo. También obliga a exigirse más.
“El problema no se soluciona con decirle a la gente no salga de la casa, o no consuma licor. El camino tiene que ser a través de la autorregulación. Es tener la capacidad de decirse a sí mismo hasta acá. Pero la sociedad es débil y necesita una regulación externa. Es importante entender que podemos celebrar de otra manera y canalizar las emociones”, concluye el especialista.
“El fútbol es un juego de confrontación que de alguna manera evoca la guerra y las relaciones tribales. Los antropólogos lo han analizado y concluido que este interpreta las relaciones entre grupos que se caracterizan de alguna manera. Por ejemplo, por naciones o los colores de la camiseta. El fútbol es una manera de volver la guerra más humana y donde hay una competencia legal y digna. Es un deporte de estrategia y reglas definidas para los dos equipos. Eso lo hace atractivo”, indica el especialista.
Las emociones son inevitables cuando se ve un partido de fútbol. Los goles y el triunfo nos pueden llevar a la felicidad, nostalgia, euforia y hasta al llanto. Por su parte, la derrota nos puede llevar a la tristeza y mal humor.
El profesor Zuluaga explica que las emociones hacen parte de nuestras respuestas de supervivencia. Las emociones biológicas o primarias tienen que ver con nuestras respuestas automáticas y rápidas como el instinto. Pero sobre estas emociones, la sociedad y la cultura nos han permitido construir y aprender otras más elaboradas y conocidas como secundarias. Por ejemplo, ahí tiene que ver aquello que se inculca en el hogar. En esa transición entre las emociones primarias y secundarias nos encontramos nosotros cuando estamos frente a un partido de fútbol.
Durante las celebraciones por los triunfos de la Selección Colombia, las personas no han mostrado un buen comportamiento. Riñas, muertes y todo tipo de excesos han sido protagonistas. Sobre esto, Zuluaga insiste en que es importante educar a los niños y aprovechar estos escenarios para hacerlo. Ellos deben aprender que el rival es alguien importante porque le permite demostrarse como es y hace parte del triunfo. También obliga a exigirse más.
“El problema no se soluciona con decirle a la gente no salga de la casa, o no consuma licor. El camino tiene que ser a través de la autorregulación. Es tener la capacidad de decirse a sí mismo hasta acá. Pero la sociedad es débil y necesita una regulación externa. Es importante entender que podemos celebrar de otra manera y canalizar las emociones”, concluye el especialista.
