Perfil de Don Omar. Kien&Ke lo invita al concierto

Jue, 22/09/2011 - 09:59
El concierto comenzó con un show de bailarinas, un disc jockey que ponía una cadenciosa banda sonora y del escenario emergía mucho humo. De pronto, apareció un more

El concierto comenzó con un show de bailarinas, un disc jockey que ponía una cadenciosa banda sonora y del escenario emergía mucho humo. De pronto, apareció un moreno de pelo trenzado, cuerpo fornido y una voz incomparable. Las jovencitas londinenses se enloquecieron, comenzaron a gritar y saltar como si el hombre de la tarima emanara feromonas de su boca.

Dale, dale Don, dale | Pa' que se muevan las yales | Pa' activar los anormales | Y al que se resbale | Boster, dale, dale…, comenzó a cantar aquel reggaetonero. Siguió con dos horas más de música, pero lo que más recuerda el protagonista de aquel día fue la lluvia de pantis que, finalizando la presentación, comenzaron a llover en la tarima, como si fueran las rosas para un rey. Entonces, ese día supo que su nombre se había internacionalizado y que las jóvenes de las más altas esferas del mundo adoraban su música.

William Omar Landron Rivera había nacido 30 años atrás, en un barrio pobre llamado Villa Palmeras, en San Juan de Puerto Rico. Como la mayoría de puertorriqueños pasó por la escuela, pero en su caso siempre fue más por atender y obedecer a su madre. Ella fue quien le enseñó a cantar y quien un día, cuando él tenía cinco años, le hizo aprender de memoria una canción titulada ‘A mi manera’.

En su hogar estaba rodeado de músicos. Su abuelo había sido el bajista del famoso cantante Ismael Rivera, mientras que su padre, con quien nunca tuvo una relación cercana, fue percusionista de una banda local. Por fortuna, su mamá, que hizo las veces de papá, lo obligó a asistir a los coros de la iglesia y quizás ahí se desprendió ese gusto por la música. Desde chico le gustaba cantar rap cristiano y escribir sus propias canciones. Cuando se estaba descarrilando junto a las malas compañías de la esquina, su madre lo buscaba, lo tomaba del brazo y lo llevaba a casa.

En la adolescencia leía la Biblia con fascinación, se enamoró de sus pasajes y de la vida de Jesucristo. Entonces se convirtió en cristiano y vivió cuatro años como ministro de oración y alabanza en la iglesia Restauración en Cristo de Bayamón; los fieles lo llamaban el Pastor Landrón. Finalizando la década de 1990 conoció a un grupo de adolecentes que cantaban góspel de una manera muy particular: con letras urbanas y sonidos modernos, de tal suerte que inició una gira de conciertos locales cantando temas de grandes artistas.

En el año 2002, se presentó en un barrio de San Juan. Cantó sus canciones urbanas y llenas de parábolas. Entre el público estaba el artista Héctor ‘el Father’, integrante del dúo Héctor y Tito, quien lo escuchó y decidió llevárselo como productor y compositor. En esos días, Omar se interesó por conocer más de aquel género musical llamado reggaetón, música que muchos repudiaban, pero que los jóvenes bailaban sin parar. Lo que más le gustó fue el mix que unía en un solo ritmo las músicas boricuas: letras urbanas del hip hop, el sabor de la bomba puertorriqueña y los sonidos de la salsa clásica.

De ahí hubo un cambio total. Del chico que compartía la cama con su hermano menor y su hermanita ya no había nada. En un récord sin precedentes, su primer álbum, The last Don, vendió 60 mil copias. El expastor tuvo un despecho amoroso y escribió ‘Aunque te fuiste’, que dedicó a una chica que nunca volvió. En ese momento decidió marcharse de la iglesia.

El éxito comenzó a perseguirlo. En 2005 grabó junto a artistas como Jennifer López, Tego Calderon, David Bisbal y Romeo (Grupo Aventura), entre otros. Vendió más de 200 mil discos. En 2007, junto a Wissin & Yandel, vendió más de un millón de copias. A mediados de 2010 su presentación en Viña del Mar tuvo los mejores halagos de la prensa mundial. Durante los últimos cinco años fue nominado y ganador de varios Billboard Latino, MTV Latino, Latin Grammy, People´s Choice Reggaeton Awards. Festival de Viña del Mar y Premios Lo Nuestro.

Entre más dinero y más fama, tenía más problemas. En 2005 fue acusado de posesión de un arma y cigarrillos de marihuana. Un juez lo llevó a juicio pero logró demostrar su inocencia. Tiempo después fue denunciado en Bolivia por estafa por cancelar su gira de conciertos. En el 2009 tuvo problemas con su disquera por la autoría de una de sus canciones. En diciembre del año pasado, después de dos años de matrimonio, el cantante se divorció de la presentadora Jackie Guerrido.

Su imagen física cambió después de una operación. Bajo más de 40 kilos de peso. Sus proyectos profesionales cambiaron. Don Omar pasó de ser un simple cantante a convertirse en el productor de prometedores artistas como Syko, Natti Natasha, Carmireli y Kendo.

Hace seis meses, un extraño envió un mensaje al correo de ‘Don Omar’. El contenido de la misiva traía un link con dos pistas; una en la que sonaba el original de un ritmo africano llamado ‘Kuduro’ y otra con una nueva versión. El remitente era Lucenzo, un artista portugués que le pedía al reggaetonero escuchar su nueva propuesta, que él consideraba, podían grabar los juntos.

Al terminar de escuchar lo que le enviaron, Don Omar, marcó el teléfono que había en el correo, contestó un productor francés y el puertorriqueño les dijo:

—Muchachos, acabo de escuchar su propuesta, cuenten conmigo.

Hoy el sencillo está en el top 5 de las canciones más escuchadas en el mundo y el vídeo ha batido récord en Youtube, con más de 200 millones de visitas.

 
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