Susana Baca: cultura marca Perú

Mié, 30/01/2013 - 15:30
Aprovechando el Hay Festival, Perú lanzó en Cartagena su “Marca País”, que busca promover internaciona

Aprovechando el Hay Festival, Perú lanzó en Cartagena su “Marca País”, que busca promover internacionalmente su imagen, productos y cultura. Y lo hizo abriendo sobre la concurrida mesa del festival un póker de ases: Mario Vargas Llosa, as de la literatura; Susana Baca, as de la música y el folclore; Gastón Acurio, de la gastronomía, y Daniel Titinger, del periodismo.

Susana Baca es quien ha recorrido la mayor diversidad de caminos: la música, la literatura y la política. Es la única mujer peruana de raza negra que ha ocupado un ministerio –el de Cultura–, algo inaceptable para los sectores elitistas de Lima que, según sus propias palabras, hicieron lo imposible para evitar su permanencia en el ministerio. Susana BacaFoto:Lina Rozo Hija de una empleada doméstica que adoraba el baile, Susana se encontró con la música afroperuana desde su muy temprana niñez “sobre todo los domingos que era el día de descanso, cuando nos reuníamos en mi casa, preparábamos una comida muy rica y venían los tíos que sabían tocar guitarra, otro agarraba un cajón de un armario y se ponían a tocar. Cuando ellos empezaban, yo no jugaba más; salía corriendo para donde estaba la música”. El uso de un cajón como instrumento tiene su explicación en el hecho de que la humedad de las costas peruanas hacen podrir muy rápidamente los cueros de los tambores. Ello obligó a los negros a ingeniárselas para inventar otro instrumento que les diera la irremplazable percusión de su música. Por lo demás, la pobreza de la misma esclavitud los privaba de tener instrumentos musicales. Fue por ello que dieron una utilización musical a la calabaza, especie de totuma que empleaban como recipiente para medir las raciones de granos que les suministraban para su alimentación. Ambos instrumentos –el cajón y la calabaza- permanecen vigentes en la música afroperuana y han sido incorporados en otros ritmos, incluso en el flamenco español y en la música llanera colombiana, como lo hace el grupo Cimarrón. “A mi mamá le gustaba que cantara en las fiestas pero después empezó a sentir mucho miedo de que me dedicara a la música y terminara como la mayoría de músicos populares, muy condecorados pero abandonados en el hospital de los tuberculosos, como era normal, pues ni aun ahora los artistas peruanos tenemos seguro social”, cuenta Susana. De ella heredó la expresividad corporal que es un sello en su desempeño escénico: “Yo canto con el cuerpo. No puedo cantar si no me muevo. Es el cuerpo el que tiene la memoria del sonido, el latido. El canto y la danza en lo afro, son fundamentales”. También desde la época de su niñez, Susana conserva una costumbre: Cantar descalza. “Es muy difícil para mí cantar con zapatos. Me siento sujeta, entonces quiero la libertad de poderme mover, de transitar por ese escenario” Pero además de su madre-bailarina, Susana tuvo una madre-musical: la gran Chabuca Granda, autora e intérprete de las inmortales canciones “Fina Estampa” y “La Flor de la Canela”, quien le abrió las puertas de su casa y especialmente de la biblioteca y su colección discográfica, en consideración a su pobreza y su talento. “Tuve el privilegio de verla ensayar, preparar su trabajo… La vi pelearse con las palabras porque ella escogía las palabras que mejor pudieran interpretar su sentimiento. Ya de parte de mi madre biológica yo tenía la enseñanza de que todo se consigue con muchísimo trabajo. Y si eres pobre y negro, te toca trabajar el triple para lograr las cosas... Chabuca ratificó ésto y me enseñó a trabajar”. [caption id="attachment_266277" align="alignnone" width="547" caption="Foto: Listen Recovery"]Susana Baca[/caption] De Chabuca Granda, Susana adquirió también la pasión por la literatura y la poesía. Influenciada por Paco Ibáñez –el compositor e intérprete español que se ha dedicado a musicalizar poemas de grandes autores de habla hispana-  comenzó a componer música basada en poemas, principalmente de origen popular. Se dedicó también a recoger canciones espontáneas que hacen parte del patrimonio cultural pero nunca fueron grabadas. Aquellas que denominan “canciones analfabetas”: Yo no conozco la O me dicen que es redondita mi madre es tan pobrecita que a mí no me la enseñó. Yo no conozco la O, las letras se van al diablo porque escribirlas no sé pero yo cuando les hablo todas se ponen de pie.   Por inusual que parezca a algunos, una ministra de cultura negra cantando y bailando descalza canciones analfabetas no es más que la demostración de que la inclusión y la diversidad etno-cultural también hacen parte de la riqueza que pretende promover Marca Perú.   http://www.youtube.com/watch?v=j699ftZP18Q  
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