El nuevo récord mundial de subastas lo protagonizó ayer la venta de la obra “El Grito” de la Edvard Munch. El cuadro fue vendido por 120 millones de dólares después de una agitada reunión que colapsó el sistema en línea de la casa de subastas Sotheby’s. El precio estimado de “El Grito” era de 80 millones de dólares y cuando llegó a esa cifra se detuvieron las ofertas. Sin embargo, el jefe de subastas de Sotheby’s logró animar a dos postores más, que elevaron la cifra a más 100 millones de dólares. Peter Olsen, el dueño anterior de la obra, es hijo de un antiguo vecino de Munch.
Hasta hoy, el récord lo tenía “Desnudo, hojas verdes y busto”, del artista Pablo Picasso, vendido hace dos años en 106,5 millones de dólares. La pieza de Munch es una de las cuatro versiones existentes de la obra. Las restantes se encuentran en las paredes de museos noruegos y es poco probable que salgan al mercado. El próximo año se inaugurará un museo en honor al 150 aniversario del pintor.
“Los jugadores de cartas”, del pintor Paul Cézanne, es la obra más cara del mundo. El año pasado fue vendida por 250 millones de dólares a través de una transacción privada.
Finalizada la gran venta de ayer, la subasta continuó con un lienzo de Picasso y otro de Dalí, vendidos por 26 millones y 14,5 millones de dólares, respectivamente.
El jefe de subastas de Sotheby’s logró animar a dos postores, que elevaron el valor de la obra a más 100 millones de dólares.
Se dice que la fuente de inspiración de “El Grito”, cuadro pintado en 1895, pudo ser producto de una niñez atormentada por un padre rígido, así como la muerte de su madre y de su hermana por tuberculosis. La situación del artista se refleja en las líneas que escribió en su diario en 1892:
Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.
