Colombia en una profunda crisis humanitaria

El pasado jueves se realizó en Colombia la gran movilización por la paz. Cientos de personas de todas las regiones del país participaron en ella sin importar los colores de sus partidos políticos, sus colores de piel, su raza, su inclinación sexual, su edad, todos y cada uno de los que estuvieron allí se unieron al clamor y al sueño de paz. Sin embargo y sin restarle la importancia a lo que simbólicamente es y construye este tipo de actos, no podemos ni debemos la sociedad civil, los gobernantes, los medios de comunicación, olvidar que Colombia sigue sumida en una crisis humanitaria profunda, de la cual va a ser muy difícil – por ello no imposible- salir. Las más de cinco décadas que nuestro país ha estado en conflicto armado interno han hecho que cientos de personas no puedan gozar de sus derechos, o acceder a salud, seguridad, vivienda, educación, sólo por nombrar algunas cosas. Según el reciente informe de la Acnur – Agencia de la ONU para los refugiados – Colombia tiene 6 millones de desplazados internos y después de Siria nuestro país es el segundo con la mayor crisis humanitaria del mundo. Seguimos vergonzosamente ocupando los segundos lugares en estos temas tan graves y que deberían tener mucha atención del Estado y de cada Gobierno en turno. Es importante destacar que el desplazamiento interno ha hecho que miles de familias se vean obligadas a separarse, crecer en dificultades inimaginables en grandes ciudades que los “acogen” y que por su condición de campesinos – en su mayoría – no cuenten con oportunidades pues se han dedicado a labrar la tierra y llenar nuestras alacenas. Pero además, ha hecho que sus costumbres se vayan desdibujando de nuestros panoramas, que la pobreza aumente y que los daños psicológicos sigan presentes. Aunque las cifras oficiales hacen bien el trabajo de dar buena imagen diciendo que están trabajando por las víctimas y que se han dedicado a abordar el tema del desplazamiento con todas las aristas que esta realidad compone, lo cierto es que La ley de restitución de tierras de 2011 y la asignación de recursos ha sido aún muy débil, un número considerable de personas reclamantes de tierra han sido asesinadas, defensores de derechos humanos siguen siendo amenazados, las mujeres siguen siendo violentadas en el marco de la guerra no sólo del conflicto armado sino patriarcal en la que vivimos en Colombia, los niños y las niñas siguen siendo reclutados, siguen sufriendo la desnutrición, siguen sin ir a la escuela. Sin duda alguna no hay que desconocer la voluntad política de las Farc y el Gobierno y en un futuro eventualmente la del Eln, algunos no desconocemos la importancia de estos diálogos que van encaminados a acciones concretas que se han ido tomando con el tiempo y que tienen impacto directo en la mejora de las condiciones de vida de las víctimas, el cese al fuego unilateral es una de ellas. Pero la realidad sigue siendo preocupante. Esperemos como he dicho antes, que pasen del discurso a hacerlo realidad, del dicho al hecho. @AnaRizoD