[caption id="attachment_482058" align="alignnone" width="225"]
Desviación de la señalética de peatones en Chapinero. La Calíope de esta nota[/caption]
Estoy en la cacería de todo tipo de desviaciones urbanas, como esta que fotografíe en la carrera 13 en pleno Chapinero.
Esta zona de la ciudad, epítome del comercio y del movimiento de personas, de carros, de bienes y servicios, hacen que Chapinero sea considerada una de las zonas más importantes y al mismo tiempo menos queridas por la ciudad. Es un desorden completo, lo sé, pero dentro de esa congestión de ires y venires, contando con esa multiplicidad de actividades y de sensaciones que allí se pueden vivir, esta zona de la ciudad ha llegado a convertirse para muchas en un lugar en donde se avivan los amores y al mismo tiempo los odios.
Desde el punto de vista del peatón, la cosa no es nada alentadora. Los andenes construidos a medias o con diferentes características contiguas que no ofrecen ninguna armonía (desniveles, texturas, losas o asfalto, escalones o rampas, huecos, etc), desafortunadamente también son excesivamente reducidos para la cantidad de personas que se desplaza por el sector en dos pies. Sin contar con la criticadísima ciclorruta en la carrera 11 y 13 que le quita aún más espacio al peatón y que crea/potencializa en conflicto entre velocidades, medios, maquinas y humanos.
Sentada en el bus desde el que me percaté de esa hermosa transformación a la señalética (pura retórica) de Aquí hay peatones, me dí cuenta de la belleza que provoca semejante enunciación: peatones con bastones. Y es que las señales de tránsito al final terminan siendo elementos naturalizados, elementos que adornan la ciudad sin que necesariamente tengan un mensaje que le llegue a quien las lee. En este caso, la desviación del peatón neutro, el mismo que se repite en las diferentes zonas de la ciudad es alterado para que quien lo observe piense, al menos, que la figura del peatón en realidad se refiere a alguien de carne y hueso, a un humano que nace-crece-vive-envejece-muere.
No es un secreto para nadie que las ciudades han sido construidas (no voy a decir que deliberadamente porque no quiero entrar en este debate del urbanista productivo, ergo consumidor, ergo "libre" y sin discapacidades, pero así es como han resultado) para un sujeto homogéneo, puro, con unos presupuestos de clase, de edad, de género, de raza... Al representar en la señalética lo que sería un hombre con un bastón, se sugiere la posibilidad de pensar en un peatón con movilidad reducida, quizás de la tercera edad (quizás no), o que en un fatídica mañana, tras el corre corre de llegar al trabajo y cumplir sus obligaciones que le permiten pagar sus cuentas, quiso apretar el paso y una de las losas mal mantenidas de la calle donde doblaría para tomar el bus, tuvo la intención de quedarse con su zapato, con su pie que venía con él, y fuazzz. al piso papá... esguince en el tobillo derecho y tome su bastón. Sí... con una simple imagen que es vista desprevenidamente desde el bus que me lleva a mi cita, puedo imaginar las infinitas posibilidades, los infinitos universos que rondan por las ciudades con cuerpo, mente, vida e historia.
[caption id="attachment_483840" align="alignnone" width="300"]
Esta sería la imagen mejorada de la desviación, un peatón con cara y con un elemento que lo saque de la neutralidad que se supone tiene en la ciudad. Le conceden historia y personalidad[/caption]
@LaMendoSan
Desviación de la señalética de peatones en Chapinero. La Calíope de esta nota[/caption]
Estoy en la cacería de todo tipo de desviaciones urbanas, como esta que fotografíe en la carrera 13 en pleno Chapinero.
Esta zona de la ciudad, epítome del comercio y del movimiento de personas, de carros, de bienes y servicios, hacen que Chapinero sea considerada una de las zonas más importantes y al mismo tiempo menos queridas por la ciudad. Es un desorden completo, lo sé, pero dentro de esa congestión de ires y venires, contando con esa multiplicidad de actividades y de sensaciones que allí se pueden vivir, esta zona de la ciudad ha llegado a convertirse para muchas en un lugar en donde se avivan los amores y al mismo tiempo los odios.
Desde el punto de vista del peatón, la cosa no es nada alentadora. Los andenes construidos a medias o con diferentes características contiguas que no ofrecen ninguna armonía (desniveles, texturas, losas o asfalto, escalones o rampas, huecos, etc), desafortunadamente también son excesivamente reducidos para la cantidad de personas que se desplaza por el sector en dos pies. Sin contar con la criticadísima ciclorruta en la carrera 11 y 13 que le quita aún más espacio al peatón y que crea/potencializa en conflicto entre velocidades, medios, maquinas y humanos.
Sentada en el bus desde el que me percaté de esa hermosa transformación a la señalética (pura retórica) de Aquí hay peatones, me dí cuenta de la belleza que provoca semejante enunciación: peatones con bastones. Y es que las señales de tránsito al final terminan siendo elementos naturalizados, elementos que adornan la ciudad sin que necesariamente tengan un mensaje que le llegue a quien las lee. En este caso, la desviación del peatón neutro, el mismo que se repite en las diferentes zonas de la ciudad es alterado para que quien lo observe piense, al menos, que la figura del peatón en realidad se refiere a alguien de carne y hueso, a un humano que nace-crece-vive-envejece-muere.
No es un secreto para nadie que las ciudades han sido construidas (no voy a decir que deliberadamente porque no quiero entrar en este debate del urbanista productivo, ergo consumidor, ergo "libre" y sin discapacidades, pero así es como han resultado) para un sujeto homogéneo, puro, con unos presupuestos de clase, de edad, de género, de raza... Al representar en la señalética lo que sería un hombre con un bastón, se sugiere la posibilidad de pensar en un peatón con movilidad reducida, quizás de la tercera edad (quizás no), o que en un fatídica mañana, tras el corre corre de llegar al trabajo y cumplir sus obligaciones que le permiten pagar sus cuentas, quiso apretar el paso y una de las losas mal mantenidas de la calle donde doblaría para tomar el bus, tuvo la intención de quedarse con su zapato, con su pie que venía con él, y fuazzz. al piso papá... esguince en el tobillo derecho y tome su bastón. Sí... con una simple imagen que es vista desprevenidamente desde el bus que me lleva a mi cita, puedo imaginar las infinitas posibilidades, los infinitos universos que rondan por las ciudades con cuerpo, mente, vida e historia.
[caption id="attachment_483840" align="alignnone" width="300"]
Esta sería la imagen mejorada de la desviación, un peatón con cara y con un elemento que lo saque de la neutralidad que se supone tiene en la ciudad. Le conceden historia y personalidad[/caption]
@LaMendoSan
