La teoría de la prostituta feliz

Lun, 12/10/2015 - 07:46
El motor de nuestra existencia está impulsado por algo que genere estados emocionalmente positivos a largo plazo. No me asombra en lo absoluto que se afirme que “en nuestros instintos y las bajas p
El motor de nuestra existencia está impulsado por algo que genere estados emocionalmente positivos a largo plazo. No me asombra en lo absoluto que se afirme que “en nuestros instintos y las bajas pasiones está la felicidad y la producción de la riqueza”. Esta teoría no me la invente yo, ni mucho menos. El entrecomillado del párrafo anterior hace parte de mis apuntes de mi clase de Sociedades del Espectáculo. La ética de la sociedad moderna dentro del marco del consumismo, nos ha llevado a sobreponer nuestra felicidad como fin único del hombre. El hombre ya no posee un control sobre si mismo, sus acciones lo hacen feliz y eso es lo verdaderamente importante. Sin embargo no dejamos de lado que sus acciones nos castiguen o extralimiten, pero ese es el precio de la felicidad. “Si se quiere generar riqueza se debe trabajar por el vicio del hombre y las vanidades de las mujeres”, escribí en mi cuaderno sobre aquella de clase. No nos mintamos, quienes trabajan en las mafias de los vicios humanos están llenos de poder y dinero. No conozco muchos cirujanos plásticos pobres, tabaqueras quebradas o fábricas de licores que disminuyan su producción. La pasión nos mueve, nos hace cada día despertar con nuevas ideas futuristas de nuestra vida bajo la riqueza y la felicidad de gozar de lo que hacemos. Amar lo que se hace es el secreto de la felicidad y si somos felices suponemos una cierta riqueza o por lo menos una despreocupación por las cuentas por pagar y las deudas. Viendo una de mis series favoritas, El tiempo entre costuras de Antena3, Candelaria Ballesteros decía: "Nadie tiene por qué saber por todas las penurias por las que has pasado. La tristeza espanta la riqueza". Estas consumidas por el exceso de pasado que genera la depresión no es más que demostrar que no estamos preparados para ser ricos. Lastimosamente la felicidad parece durar solo unos cuantos minutos. Preservar esos instantes es lo único que nos hace fuertes, el soñar nos mantiene vigentes y la pasión por lo que hacemos nuestro único motor para subsistir. Que más quisiera que ser una “prostituta feliz”, trabajar cuando quiero, libre de deudas y cuentas por pagar, hablando de lo que quiero sin filtros y comprando ropa por montones.
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