“La vida es un gran poema, que viva la vida”

Lun, 10/11/2014 - 11:19
Del 23 de Octubre al 8 de Noviembre se llevó a cabo en Bogotá el 5to. Festival de Literatura Organi

Del 23 de Octubre al 8 de Noviembre se llevó a cabo en Bogotá el 5to. Festival de Literatura Organizado por la Fundación Fahrenheit 451 y el Instituto Distrital de las Artes. En el estuvieron presentes personalidades internacionales como escritores, poetas y pero también mujeres víctimas del conflicto colombiano, quienes a través del arte han logrado encontrar la herramienta para contar sus difíciles y complejas historias. Quienes han logrado ir sanando paso a paso el tejido de sus corazones, almas, cuerpos, mentes. Han vuelto a sonreír, han vuelto a soñar. Y como si esto fuera poco han apostado a construir el tejido social de nuestro país.

Así es pues, que la poesía, la pintura, la música, los instrumentos autóctonos de cada zona de esta Colombia “agobiada y doliente”, como dice la Novena navideña, han posibilitado que las tristezas, los abusos y las dolencias de muchas mujeres colombianas sea conocidas de una forma menos dura y con menos morbo que el que puede tener una crónica o un reportaje amarillista de cualquier medio de comunicación, que está más interesado en que la víctima llore para que su rating sea más alto, que en lo que significa volver a revivir esa historia para cada víctima de este país.

Precisamente, este año, el tema del festival de literatura estuvo centrado en la mujer, su papel a través de la historia de guerra en Colombia y  a lo largo de la historia.

Aunque estuve presente en la apertura y hubo poesía y grandes mujeres, fue el cierre el que precisamente me incitó a escribir este blog hoy. Allí, en el cierre, estuvieron presentes varias mujeres afectadas por ser de izquierda, por pertenecer a un partido político, por pensar diferente. Ellas han sido víctimas directas del desplazamiento forzado, del asesinato de familiares, de la pérdida de sus territorios.

Daira Quiñones, una lideresa desplazada de Tumaco, fue una de las personas que estuvo presente en el cierre y que compartió su historia en medio de sonrisas, que no sabía yo, si eran de nervios o de alegría por salir adelante pese a que sus victimarios sigan intentando lo contrario. Ella, con su bombo, su marimba y su voz de cantora, amenizó de una manera muy bella el evento. Cantaba con alegría y ritmo una canción que decía “Y yo no vengo a llorar, la vida me puso aquí. La vida es un gran poema, que viva la vida”. Y es ese precisamente el mensaje que ella dejo y que hoy yo replico.

Además, es también un homenaje pequeño y breve a todas esas mujeres víctimas que han sufrido las inclemencias de la guerra, pero que han optado por seguir construyendo un país diferente, donde todas y todos quepamos, sin importar las consecuencias. Un homenaje a ellas, más aún en medio de estos diálogos de paz, que aunque con mucho escepticismo, se espera que mujeres, hombres, niñas y niños puedan tener la oportunidad de un nuevo comienzo.

@AnaRizoD

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