Más allá de la noche, despertar para soñar

Dom, 04/08/2013 - 00:55
Esta mañana me levanté distinta. Más suelta, más fuerte, más grande. Nada tuvo que ver mi sueño con Agustín. Claro que no. Fue algo inocente, normal. Una colina inmaculada, un atardecer, el olo
Esta mañana me levanté distinta. Más suelta, más fuerte, más grande. Nada tuvo que ver mi sueño con Agustín. Claro que no. Fue algo inocente, normal. Una colina inmaculada, un atardecer, el olor a hierba húmeda que todavía siento en mi ropa. ¿Todavía lo siento? Agustín me había esperado toda la mañana, leyendo un libro, sentado sólo en la colina. Yo no podía escaparme de casa tan fácil. En el sueño estaba presa. Presa de las convenciones, presa de la niñez. Encontré una distracción de mis carceleros y me arrojé por el balcón de mi habitación. ¡La caída fue triunfal! Típica de un sueño. Para hacerla más real, mi mente creó una vuelta mortal que hice en el aire y al caer pegué un grito ensordecedor. ¿No les encanta la realidad de los sueños? No me acuerdo qué pasó entonces pero me encontré de repente en la hierba, acostada, con la mano de Agustín en mi frente, recorriendo mi pelo, dibujando algo en su mente. Un recuerdo, tal vez. Me habló del plan y de varias cosas que teníamos que hacer, cargar el coche, buscar linternas, sogas, bolsas. No estoy segura, hacía calor y las nubes tenían los colores más extraños. Trataba de concentrarme en el plan, pero no dejaba de deslumbrarme que ese hombre hubiera dejado todo para hacer una vida incierta conmigo. Dormir en moteles, no saber si tendríamos dinero para la gasolina al día siguiente. Dejarlo todo es ser valiente ¿no? Vivir en la carretera, recorrer lugares nuevos, amarnos en cada ciudad de una manera distinta. Incorporar extraños a nuestro viaje y luego volver a disfrutar de nuestra soledad. En las noches deberíamos cuidarnos, evitarnos. Somos la misma especie y no podemos arriesgarnos a cruzar nuestra esencia a la luz de luna porque allí terminaría nuestro viaje, nuestra vida. Pero qué lindo sería, tomar las riendas de nuestras vidas de esa manera, comer en un lugar diferente cada día y si no queremos, quedarnos en la cama por días enteros, siempre y cuando la luna no nos encuentre. A Agustín le gustaría mucho esta vida, me tendría siempre para él solo. Y yo a él, para aprenderme cada rincón de su cuerpo de memoria y descubrir en sus besos un sabor nuevo cada vez. Además, Agustín me necesita. En mi sueño pensaba en lo valiente que sería dejar los problemas y los miedos atrás, escapar de ellos, cambiarlos por otro escenario. No está mal equivocarse en los sueños, ¿no? La eterna noche de las doce lunas, pelicula colombiana, kienyke -       Te amo. Vamos a hacerlo, finalmente. Vamos a romper con la amargura. La voz de Agustín tenía ese tono que repetidamente le había sentido en las últimas semanas. Un tono grave y molesto. -        Te amo. Ahora sí serás libre y toda para mí. Eran tan lindas las nubes y ese golpe que me di al caerme, ¡todavía me duele! -         Te amo. Tienes que hacer lo que te digo, tienes que seguir el plan. Agustín no me presiones, quisiera decirle, pero no entiende. Veo en sus ojos inyectados de sangre cuánto me necesita. Agustín me ama. -      Te amo. Pero me pones muy nervioso. Es por estas cosas que te digo siempre que hagas lo que te digo. Ya entiendo por qué las nubes están tan extrañas, está por llover. -       Te amo. Ya no estoy para estos juegos de niños, súbete al coche. Traté de levantarme pero me dolían las piernas, tenía el vestido empapado y la carta para Agustín en el bolsillo. La saqué despacio, lo miré a los ojos con pena y se la di en su puño cerrado, el cual me costó mucho abrir. -          Chau Agus. Gracias, pero no. Corrí por la colina como sólo se corre en los sueños, el agua me mojaba, las nubes se movían. Llegue a mi cárcel y me acosté a dormir, con la tranquilidad que sólo un buen sueño te brinda. Esta mañana me levanté distinta. Feliz, cansada, curiosa, confundida. Me duelen las piernas, me pregunto qué podré hacer para que el dolor pase, pero algo me dice que será un gran día de sol.
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