¿Qué más vamos a inventarnos para victimizar a la mujer?

Mar, 03/11/2015 - 08:29
Con más frecuencia se viene hablando sobre feminismo. Qué es, qué no es, quién está a favor o en contra, si es un tema de género, que no se trata de no amar a los hombres...

Las preguntas sur
Con más frecuencia se viene hablando sobre feminismo. Qué es, qué no es, quién está a favor o en contra, si es un tema de género, que no se trata de no amar a los hombres... Las preguntas surgen de una visión del feminismo desde la separatividad y desde ahí estamos viviendo las relaciones tanto en el trabajo como en lo personal. Hemos puesto de pelea nuestra naturaleza femenina y masculina, cuando todo lo que conlleva vida tiene las dos. Estoy convencida de que una mayor conciencia y trabajo personal sobre la reconciliación entre nuestras dos naturalezas, contribuyen a construir paz. La paz no tiene que ver sólo con firmar acuerdos nacionales, sino que se construye una relación a la vez, un entorno a la vez, un país a la vez y así sucesivamente. No soy antifeminista, no soy feminista… Me molestan las etiquetas. Me he referido al feminismo, por establecer un marco conocido dentro del cual desarrollar estas ideas. Había escuchado, sin mucho comprender, sobre el hecho de que una radicalización en la defensa de los principios del feminismo podía estar provocando la victimización de la mujer. Y lo entendí tras una lectura de hace unos días. Puede percibirse ajeno y distante, por ser un ejemplo ‘sofisticado’ del ámbito del trabajo. Comparto mi lectura personal, pues podría sernos útil como referencia en temas más cercanos. Aunque seguramente hemos escuchado hablar del glass ceiling (techo de cristal), quiero referirme a la ‘evolución’ del concepto: el glass cliff (precipicio de cristal), “fenómeno según el cual mujeres que han superado el glass ceiling tienen más posibilidades de ser nombradas en roles de liderazgo durante periodos de crisis, cuando el chance de fallar es muy alto.” La siguiente, es una de las ideas que más me impresionó del artículo que leí: “La mayoría de quienes toman las decisiones en las compañías son hombres, así cuando se abre una posición precaria o riesgosa, que podría poner su cabeza en el patíbulo, los hombres podrían desear proteger los miembros de su grupo, es decir otros colegas hombres. Así, ellos traen alguien del ‘otro grupo’ -una mujer.” Para mí esto es delirio de persecución! ¿No queríamos las misma oportunidades de trabajo que ellos? Otros artículos ilustran como recomendaciones para evaluar una eventual riesgosa posición: “Sepa a quién está reemplazando (…), ¿Cree en el equipo con el que contará? (…) ¿Cuáles son los objetivos de corto y largo plazo? (…) ¿Cuál es el estado financiero de la compañía? (…)”. Quien no se ha hecho estas preguntas antes de considerar una posición, ¿en qué estaba pensando? Si alguien se cayó del precipicio de cristal, no fue porque la empujaran o la llevaran con los ojos vendados. ¿Realmente es culpa de los malvados hombres? Lo que es realmente inicuo es seguir creyendo que los hombres siguen siendo nuestros victimarios. En vez de invertir la energía creativa de nuevos conceptos de cristal, evaluemos cómo co-existimos como géneros diferentes y complementarios, sirviéndonos mutuamente como instrumentos de balance y co-creadores de nuestros objetivos comunes.
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