Reelecciones y perdiciones…

Lun, 25/11/2013 - 13:03
La afirmación de Santos sobre su apuesta por la reelección, no es sorprendente. Es ilógico e ingenuo pensar que una persona que ha ostentado el poder sobre una nación y tenga la oportunidad de seg
La afirmación de Santos sobre su apuesta por la reelección, no es sorprendente. Es ilógico e ingenuo pensar que una persona que ha ostentado el poder sobre una nación y tenga la oportunidad de seguirlo haciendo, lo vaya a despreciar. La razón es sencilla, las ansias de poder, son propias de la naturaleza humana, a tal punto que algunos llegan a delirar por él, sino, miren a Uribe. Sin embargo, un anuncio de tal magnitud no puede pasar desapercibido, o aceptado sin ninguna mención al respecto. Santos en su gobierno ha demostrado que peor sí es posible, aunque hay que abonarle, que aparte de su mal gobierno contó con mala suerte, todos los males del pasado estallaron en su administración, las crisis de las políticas neoliberales se evidenciaron en su periodo presidencial, aunque eso no lo exime, dado que él hace parte de dichas políticas y fue artífice de muchas de ellas en los gobiernos que lo antecedieron. En conclusión, Santos hace parte de los que vienen acabando a Colombia. Por eso cuando se anuncia la reelección, cabe preguntarse, ¿Qué es lo que se busca reelegir? ¿Otro intento de reforma a la justicia o a la educación? ¿Otra reforma tributaria o a la salud? Que reelegirán ¿las mentiras de Santos? O ¿su tenacidad para combatir a los campesinos con gases y bolillos? O mejor ¿Su tesón para defender a las multinacionales en procura de su locomotora minera? Colombia merece mucho más que eso y la solución, es elegir bien. Ahora bien, hay una realidad que es difícil de ocultar y es que el país vive una coyuntura de suma importancia, la paz. El problema, es que ésta ha sido la plataforma de Santos para buscar su reelección y al paso que se marca, la logrará, sin duda, el presidente hizo de la paz su discurso. Sin embargo, la paz es un proceso que piden a gritos los colombianos y colombianas, y no es una dadiva que Santos le esté brindando al país, la paz no la hizo o hará Santos, la paz la hacemos los ciudadanos y ciudadanas de Colombia. Por eso, el proceso no debe depender de nadie y Colombia debe entender que, con o sin Santos la paz se debe firmar. Es hora de abrir la mente y pensar en serio. El libre comercio arrodillado que firma Colombia con países que están menoscabando nuestra economía, la falsa premisa de la “seguridad” y la falacia de la inversión extranjera, no puede ser la excusa para elegir a los mismos, a los que tienen al país desangrado, a los que golpean sin compasión a la clase media, a quienes arremetieron contra la salud y la convirtieron en negocio, a quienes tienen con sueldos paupérrimos a nuestros médicos y a nuestros docentes. Los mismos a quienes hay que agradecerles la situación infame en la que se encuentran las universidades públicas, aquellos que tienen estudiando encima de los escombros a los estudiantes de la Universidad Nacional y de la Universidad de Caldas. Este país perdió el rumbo, y se olvidó de lo realmente importante. La PAZ no es una bandera política, no le pertenece a Santos, ni al uribismo, ni a la izquierda. La paz debe firmarse porque la guerra no deja sino un país como la Colombia actual y eso debe cambiar por encima de cualquier reelección. Por eso pregunto ¿hasta cuándo reelecciones y perdiciones? ¿Cuál es el miedo a cambiar los “excelsos” gobiernos del pasado y apostarle pensamientos diferentes? ¿Acaso las cosas pueden estar peor? Con el cambio constitucional que permitió la reelección, Colombia no tiene que soportar solo un periodo de mal gobierno sino dos…
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