Silva Luján, el nuevo José Obdulio

Álvaro Uribe tiene razón cuando dijo que Silva Luján “es un burócrata inepto, apelmazado y trepador”. El exministro de Defensa de Uribe hace parte de esos políticos despreciables, que están del lado del poderoso de turno. Y con muy bajo porte. Si Uribe tenía a José Obdulio en El Tiempo, Santos tiene a Silva Luján también en el mismo diario. Ambos subordinados de sus jefes son idénticos: no tienen pelos en la lengua para defender las acciones de su líder, las defienden en gran parte con sofismas, no tienen clase para decir las cosas, y, lo más destacable, traicionan al que sea con tal de estar en la mesa burócrata de turno. Unos verdaderos perjuros. Silva Luján ha estado presente en la mesa de los gobiernos de los últimos 25 años. Hizo parte del gobierno de Barco, de Gaviria, cuando lo designo embajador de Colombia en Estados Unidos, de Pastrana, ministro de Defensa de Uribe y ahora del gobierno de Santos repitiendo cargo de embajador de Colombia en Estados Unidos. Todo un amante de la teta pública. Si bien Silva Luján había cosechado una carrera exitosa mientras estuvo como gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros en el año 2002, también alzó triunfos luego de que Álvaro Uribe lo nombrara ministro de Defensa. Durante este cargo él otrora ministro sumiso recibió reconocimientos por parte de países como Japón, Perú y Estados Unidos. Esto publicó en su carta de renuncia el hoy desagradecido Silva Luján cuando Uribe lo nombró jefe de la Defensa: “Mi nombramiento como Ministro de la Defensa Nacional, con el que me ha enaltecido el Presidente de la República, doctor Álvaro Uribe Vélez, me ha llevado a tomar esta decisión que me entristece por el amor que profeso por los caficultores de Colombia…”. Cabe recordar que a la cabeza del Ministerio de Defensa  llegó por espaldarazo de Juan Manuel Santos, el hoy su jefe. Silva Luján se equivocó de defensa de los coletazos irracionales de Uribe a Santos. En la afrenta que protagonizó el martes pasado con Álvaro Uribe su perfil de columnista dejó la impresión de ser el de un adalid manejado por su jefe. Para nadie es un secreto que Uribe está tomando una postura hipócrita y envidiosa frente al mandado de Santos, eso se vio luego del discurso mencionado en la pasada convenció del Partido de la U, por eso los encargados de contrarrestar esos discursos lo deben hacer con altura, no expeliendo a diestra y siniestra insultos al exjefe de Santos. Si la estrategia de Silva Luján era sacarles irresponsablemente los trapitos al sol de Uribe, pues se equivocó. Quedó más bien parado el expresidente que él. Por ejemplo, si es verdad que cuando él era ministro de Defensa, Uribe le frenó un operativo para capturar a Iván Márquez en Venezuela, sería una de las decisiones más responsables del anterior gobierno. El irresponsable fue Silva Luján, que de haber hecho esa operación, hoy estaríamos sucumbidos ante una guerra con Venezuela. Así lo hizo saber Chávez cuando le advirtió a Uribe que mucho cuidado con invadir su país. A la gran mayoría de los políticos de este país lo que les hace falta es lealtad. Y si Santos está esperando que su hoy embajador en los Estados Unidos lo defienda con la postura de todo un diplomático, está muy equivocado. Ojalá a Silva Luján no le pase lo mismo que a José Obdulio, que por militar en el uribismo lo llevó a escribir quimeras en contra del gobierno y del proceso de paz.  Y Santos no debería confiarse, pues al parecer a su embajador le importa  tener el aval del poderoso de turno, y a su mandato, habida cuenta,- si no hay reelección- le quedan dos años. Twitter:@sebastiandiazlo Adenda: Cuando entrevisté a Juan Gómez Martínez, el hoy director de El Colombiano, me dijo que no le molesta nada de Álvaro Uribe. Eso se vio plasmado en el editorial de este sábado. Sin embargo, cabe destacar que publicó un pequeño apartado de María Elvira Samper, en el que contraargumenta el editorial. Una buena fórmula para curarse en salud.