Tetrismanía

Mié, 20/08/2014 - 11:45
A papaya puesta, papaya partida.

La semana pasada se difundió la foto y el video del congresista del partido de la U, Armando Benedetti, mientras jugaba Tetris en el debate sobre la sequía que en
A papaya puesta, papaya partida. La semana pasada se difundió la foto y el video del congresista del partido de la U, Armando Benedetti, mientras jugaba Tetris en el debate sobre la sequía que en los últimos meses ha azotado al país sin piedad alguna. Algunos dicen que está iracundo porque no ha podido superar el nivel de su colega, la senadora del congreso de México Layda Sansores quien en el 2012, durante un extenso debate, también fue pillada por más de una hora agitando el dedo en la pantalla. La noticia ha causado un malestar general en la opinión pública y por ello me tomé la tarea de revisar cuidadosamente los comentarios que quedan en los portales que han publicado el hecho. Los de los ciudadanos que inconformes ante la indebida acción del parlamentario, descargan su ira  no más que con insultos, groserías, y vulgaridades. Solo faltó que alguién le propusiera a Benedetti un duelo a muerte, con un arma escogida luego de que el reloj llegara a las 12 del medio día. Pero eso solo pasa en las películas. Es decepcionante ver la clase de bajezas que los lectores de los medios más importantes de comunicación escriben libremente, sin ninguna restricción. Inclusive hay ocasiones en que en desacuerdo con algún tipo de opinión de uno de ellos, responde enseguida alguien más con un insulto cada vez peor, y entonces la pelea ya no es por el hecho, que es absolutamente indignante, sino por los desacuerdos y las rivalidades entre los mismos ciudadanos participativos. Hoy escribo doblemente indignado, no sólo con el congresista que cínicamente se defendió en su cuenta de Twitter, argumentando que  estuvo 8 horas en el debate, que  realizó dos participaciones y que ayudó a demostrar que el supuesto Fenómeno El Niño no había llegado aún, además de asegurar que la labor preventiva del Gobierno si se ha ejecutado. Es irritable claro que sí, y mucho más cuando no contento con defenderse de un hecho vergonzoso para el que solo debería ofrecer sus disculpas, admitió que no estaba jugando Candy Crush como lo aseguraban los titulares, sino que se encontraba pasando los niveles de Tetris, pues el Candy lo completó hace tres meses. ¿Que pasaría si durante una operación médica determinante, el cirujano tras ocho horas de estar de pie, dos días de turno y con las manos entumecidas, la cadera adolorida y el cerebro agotado, se sienta al lado de la camilla donde se encuentra el paciente para desestresarse jugando Tetris? Lo más probable es que  enseguida se dictamine la hora del deceso. Es igual en los escenarios políticos en los que se discute el rumbo del país. Pero no es de extrañarse que en el Congreso de Colombia sucedan espectáculos como estos. Si uno se sienta a ver televisión y eventualmente da con uno de esos lugares en donde se debaten las leyes y las normas que regirán en las ciudades y regiones de la nación, posiblemente se encuentre con mil fuentes de ruido, gente dispersa, personas de pie, caminando, conversando, riendo, y hasta durmiendo, pero muy difícilmente escuchando. Y creo que esa es la rabia que hoy tenemos todos los colombianos, mucho más cuando sabemos que el Estado se gasta de nuestros bolsillos millones y millones de pesos al año para asegurar los salarios de los respetados señores. Pero aún cuando sea tan común este sentimiento, y la impotencia se haga cada vez más efervescente, hay que dejar que  baje para pensar las cosas y si se quiere, criticar, pero con argumentos, no con amenazas de muerte que caen mal en medio de los diálogos de paz. Si usted compatriota, se siente muy ofendido por la conducta de los personajes por los que usted votó o dejó de votar y que hoy quiera o no, lo representan en la casa de las leyes, tiene todo el derecho de hacer sus comentarios, opinar y criticar y también de vez en cuando construir. Pero si su argumento desde la primera letra tiene el rumbo de convertirse en una falacia, entonces es mejor que deje de escribirlo. Le recuerdo que el cambio empieza por cada quién, y si usted es de los que cuando va en el TransMilenio, y ante la majestuosidad y exuberancia de los cerros orientales, tiene de fondo en sus oídos música que no dice más que las mujeres son fáciles y les encanta el sexo, mientras chatea o al igual que el protagonista va jugando Candy Crush o Tetris, entonces le aconsejo  que no critique a quien es igual que usted. Hay que leer más, y chatear menos. Hay que proponer más e insultar menos. En los países del continente europeo, en Estados Unidos, en muchos países de Centro América, y en la mayoría de los países del sur, es una costumbre ver a las personas leyendo mientras viajan. En los subte, en los trenes, o en los sistemas de transporte urbano esta es una práctica normal y común. Aquí lo normal, es que la gente vaya escuchando el serrucho. ¡Pilas! @Santiagoangel66  
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