Transporte transparente, I

Jue, 02/10/2014 - 05:46
Los vehículos en los que nos transportamos y gracias a los que hacemos los trayectos que conectan nuestras actividades cotidianas deberían ser transparentes. Sí. Pero no como el jet invisible de la
Los vehículos en los que nos transportamos y gracias a los que hacemos los trayectos que conectan nuestras actividades cotidianas deberían ser transparentes. Sí. Pero no como el jet invisible de la mujer maravilla que es imperceptible a cualquier ojo menos al de ella, sino más bien como esas burbujas gigantes en las que uno se mete para correr en el agua, al mismo tiempo que se producen sensaciones y emociones producto de la experiencia.

jet invisible de la mujer mravilla

Voy más atrás. Hace un tiempo que no montaba en Transmilenio y los últimos días he tenido que someterme a esta aventura. Aclaro. Yo era usuaria asidua de él, lo defendía a capa y espada porque me parecía tolerable su grado de (in) comodidad, una solución inteligente para la ciudad y nunca había tenido que sufrir de las terribles y eternas esperas por la ruta (o cualquiera que me sirviera), ni tampoco soportar que uno a uno pasaran retetiados los que tenía que usar, sin tener otra opción que requetetetiar la  tercera que pasara para llegar medianamente a tiempo a mi destino. En fin... mi experiencia en Transmilenio había sido más que satisfactoria. Lo amé aún más cuando empezaron a -muy a mi favor y de mis vecinos de estación- operar rutas que empezaban y finalizaban en mi estación y me dejaban en 20 o 30 minutos en mi destino. Unas flechas totales. Pero bueno, este no es mi punto. Ahora que vuelvo a hacer uso del sistema no queda más que el recuerdo de aquellas épocas en las que montar Transmilenio resultaba aceptable y en mi propia balanza de costo-beneficio, era atractivo. Sin embargo, las condiciones de juego del "Tío Rico de la movilidad en Bogotá" han cambiado en los últimos meses. Supongo que esto se debe al reciente "pico y placa" impuesto a los buses tradicionales que circulaban, alimentaban y dosificaban (a su modo) los lugares de la ciudad con sus pasajeros. La estrepitosa ausencia o deficiencia de estrategias de comunicación que permitieran que se diera un tránsito progresivo y exitoso de un sistema (buses viejos de la guerra del centavo) a otro (SITP) han forzado a las personas que necesitan seguir movilizándose por la ciudad, recurran a sistema que ya más o menos conocen, es decir, el Transmilenio. Esto ha generado una mayor saturación del sistema que saldrá muy costosa a muchos. Si bien no me propongo ofrecer una fantástica, divertidísima y sospechosamente-"sencilla"-solución al Transmilenio, de lo que estoy segura es que deberíamos movernos en busecitos transparentes. Ya el rojo, azul, anaranjado o la pintoresca combinatoria cromática finiquitada con divinos niños en las partes traseras de los anteriores buses pasaron de moda. Lo que se impondrá en el futuro cercano (por lo menos en mi mundo) serán las transparencias. Pero esto lo desarrollaré en mayor detalle en la parte II de este post.
Más KienyKe
Un experto en whisky nos comparte varios tips útiles para disfrutar de esta bebida en el marco del Festival Vallenato.
El canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, reveló que el Gobierno estudiaba "desde hace mucho tiempo" la decisión de romper relaciones diplomáticas con Israel.
¿Quién es el hombre detrás de 'Mr. Taxes'? Luis Carlos Reyes, contó en Kienyke.com su historia de vida, y los retos al frente de una entidad como la DIAN.
Los habitantes de este sector ya no tendrían que preocuparse por los campos minados que quedaron del conflicto.