¿Y qué?

Mié, 10/06/2015 - 10:47

Mar candela

Lo he dicho, lo dije y lo diré mientras el aliento no me traicione. Lo diré en privado. Lo diré en público: Ninguna mujer puede levantar su mano y decir que nunca su ética, su moral, su profesionalismo, su virtud y hasta su suerte ha sido cuestionado desde la vagina. Al menos no. Sin temor a equivocarse. ¡Ninguna¡ sea puta o no, aplique en los cánones de belleza o no, sea liberada o conservadora. En este planeta sin importar la clase social, apellido, educación o cualquier imaginario toda mujer es una puta. Porque puta es la palabra cliché que tienen aquellos enemigos de la libertad de la mujer para justificar todos y cada uno de los vejámenes a los que someten a las mujeres. Y para desgracia de la humanidad algunas mujeres que consideran ser “algo especial” para deslegitimar a otras también usan esa palabra. Informo a quienes se escandalizan con esta palabra que su madre también es una puta por sospecha. Que cada vez que usted hace algo odioso le denominarán “hijo de puta”, como si las putas fueran las madres universales, como si las putas no tuvieran hijos honorables, se sorprenderían de cuantos honorables hijos de puta día a día crecen en este país trayendo esperanza por los principios y valores forjados en casa por una puta madre que si entiende que la mierda de este mundo se limpia educando buenos seres humanos. No sé cuánto tiempo pasará para que la humanidad comprenda que ser hijo de puta no es ser congresista corrupto, empresario abusador y similar. Ser hijo de puta es ser hijo de una mujer que decidió hacer del ejercicio de su sexualidad una herramienta de poder por las razones que sea. Es lamentable que aun tengamos que poner estos puntos sobre la mesa: Puta es la contracción de la palabra prostituta: mujer que cobra por atención sexual. Una mujer víctima de tráfico sexual o similar no es una puta, ella es una víctima. - Una puta no deja de ser mujer bajo ningún escenario social y político, y mucho pero mucho menos deja de ser ciudadana sujeta de derechos. - Una puta puede ser tan buena o deficiente madre como cualquier mujer. Una puta no es violable, por ende la palabra puta no justicia ningún tipo de violación a las mujeres. Pero resulta más increíble tener que explicar que no importa todo lo anterior para la ignorante sociedad.  Todas las mujeres somos una putas merecedoras de todo castigo sin importar si cobramos o no por nuestra experiencias sexuales porque  finalmente siempre que avancemos en nuestra realización personal alguien preguntará: ¿De quién será “amiga”?  ¿Amiga? En realidad quieren saber de quién es amante. Ser puta no es deshonrar,  y aquí “entre nos” todas alguna vez nos hemos puteado cuando... ¿Cuándo? el día que manipulamos a nuestra pareja con el ejercicio de nuestra sexualidad. ¿Eso nos hace malas mujeres o nos descalifica? No queridas, para nada. Ellos fueron los que nos enseñaron que las cosas se consiguen más fáciles con sexo. Que no se las den de victimas porque si son víctimas, lo son, pero de su propio invento. Ya es hora que le perdamos el miedo a la palabra puta y nos reconozcamos como PUTAS SAGRADAS, porque al final eso somos todas. Dadoras y receptoras de placer  y no por eso debemos ser profanadas. @femi_artesanal
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