70 años del bombardeo atómico del Japón

Sáb, 21/02/2015 - 23:36
“Hiroshima no parecía una ciudad destruida por la guerra,
sino más bien el fragmento de un mundo que estaba acabando.

Hiroshima no parecía una ciudad destruida por la guerra,

sino más bien el fragmento de un mundo que estaba acabando.

La humanidad se había destruido a sí misma

y los supervivientes tenían la impresión de ser suicidas fracasados

Yoko Ohta, poetisa de Hiroshima

En este 2015 se cumplen 70 años del bombardeo atómico sobre Japón. Continúa aún el debate para ponerle el adjetivo adecuado a esta proeza tecno-bélica: ¿celebración, conmemoración, genocidio, progreso técnico? Tal vez, la respuesta sea un poco de cada uno. No hay duda que lo acaecido sobre Hiroshima aquel 6 de agosto de 1945 a las 8:16:43 am (y 3 días más tarde sobre Nagasaki) cuando el sol artificial, el creado por humanos, brilló 1.000 veces más que el que a diario nos alumbra, abrió una nueva era tecnológica: la atómica, esa que por desintegración del átomo produce energía nuclear para bien o para mal. La destrucción de seres humanos y de bienes materiales que con ella se produce es hecho nefasto, pero esa misma energía encauzada hacia fines más nobles permite: producir energía eléctrica, realizar aplicaciones industriales, médicas, agrícolas, alimenticias, mediambientales, datación, etc. Seguimos viendo con extremada precaución (desconfianza) el uso de la energía nuclear; en primer lugar por el uso militar que puede tener y segundo porque en su producción, a pesar de ser menos contaminante que la extraída de combustible fósil, podría tener escapes altamente radiactivos, ejemplos recientes son las centrales nucleares de Chernóbil (Rusia) y Fukushima (Japón). La física de los años 30 dejó claro que el átomo podía dividirse mediante procedimientos físico-químicos; “fisión” la denominaron. Posibilidad más factible en átomos pesados, es decir de un número grande de protones en su núcleo. Luego Einstein concluyó que este rompimiento generaba energía; E=MC2 formuló. Si bien la masa (M) de un átomo es ínfima, al multiplicarla por la velocidad de la luz al cuadrado (C2) produce una enorme energía, la cual se incrementa extraordinariamente al aplicarla sobre una masa grande sobre la que se ha hecho producir una “reacción en cadena” de división de sus átomos. La conveniencia de haber disparado la bomba atómica sobre Japón permanece aún sin resolución; los argumentos esgrimidos por ambos bandos (por y contra) tienen validez. Las razones evocadas por quienes decidieron el lanzamiento de tan desproporcionada fuerza destructora abogaron una economía de vidas humanas tanto estadounidenses como japonesas dada la enorme reticencia de estos últimos a firmar una capitulación y así dar por terminada la II Guerra Mundial. También aluden los altos costos y el largo tiempo necesitado para lograr este propósito con armamento convencional. Quienes militan por la idea contraria arguyen que Japón estaba al borde de sus fuerzas y ya casi lista a rendirse. Asimismo que habría bastado una explosión atómica visible y ostentosa sobre un objetivo no civil para que los militares japoneses hubiesen entendido a qué se enfrentaban. Múltiples argumentos de cada lado, acompañados siempre de muchas respuestas y contraargumentos. Habiendo ganado las fuerzas aliadas la II Guerra en Europa y con Alemania sometida, sólo restaba que Japón se rindiera; el orgullo y confianza nipona en su capacidad militar hacía imposible este desenlace. Japón fue ampliamente atacado con bombas tradicionales, a las que respondió con feroces réplicas de suicidas kamikazes enviados en aviones o en pequeños submarinos, logrando numerosos estragos. EEUU había declarado la guerra a Japón en 1941 después del sorpresivo ataque a su base en Pearl Harbour (Hawái) en la que su flota naviera quedó aniquilada. Hecho considerado imperdonable para el país norteamericano. Los escritores Gordon Thomas & Max Morgan-Witts han documentado bastante bien lo ocurrido, en su libro “Enola Gay” (nombre de la madre del Coronel Tibbets, piloto del avión que arrojó la bomba). Detallan, a manera de bitácora, día a día y a veces minuto a minuto lo acaecido desde el 1 septiembre de 1944 hasta el 15 de agosto de 1945. Presentan un compendio de la situación política y militar de Japón y EEUU; la construcción de la bomba; las intrigas políticas y personales; las ambiciones de los diferentes actores y sobre todo la temible acción militar que se desarrolló en el Pacífico, desde Tinian en las islas Marianas, cerca del país nipón. El secretísimo proyecto Manhattan creado por el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt con ayuda parcial del Reino Unido y Canadá a un costo de 2.000 millones de dólares de la época, permitió la elaboración de la bomba atómica, de dos tecnologías: una a base de Uranio y otra de Plutonio. Al deceso de Roosevelt asumió la Presidencia Harry S. Truman quien continuó el programa y tomó la decisión de utilización de la bomba. Como Director General del proyecto Manhattan fue nombrado Leslie Groves quien conformó equipo con reconocidos científicos, tales como Robert Oppenheimer (Director Científico), Enrico Fermi (Nóbel Física, 1938), Niels Bohr (Nóbel Física, 1922), Edward Teller, Richard Feynman (Nóbel Física, 1965), Hans Bethe (Nóbel Física, 1967), Norman Ramsey (Nóbel Física, 1989), John von Neumann, Leó Szilárd, Otto Robert Frisch, Arthur Holly Compton, James Franck (Nóbel Física, 1925), Eugene Wigner (Nóbel Física, 1963) Joseph Rotblat (Nóbel de Paz, 1955), Dennis Gabor (Nóbel Física 1971). Ellos idearon esta nueva y letal arma. Difícil tener un mejor ramillete de científicos, muchos de los cuales de origen judío habían desertado Europa debido al riesgo nazi para sus vidas. El proyecto Manhattan fue creado con el objetivo de producir una bomba atómica por fisión para arrojarla sobre Alemania. El convencimiento de Roosevelt nació de la carta que le envió Einstein en donde expresaba las posibilidades de que Alemania construyera una bomba a partir de Uranio, de donde la necesidad de EEUU de dotarse de tal arma; luego Einstein, pacifista por excelencia, lamentaría haber escrito tal recomendación. El proyecto produjo una bomba atómica en 2 años 3 meses y 16 días. Como dato curioso la bomba de fisión arrojada sobre Hiroshima nunca fue ensayada con anterioridad, los científicos sólo probaron la bomba de Nagasaki elaborada a base de Plutonio; una prueba exitosa realizada en Alamogordo sólo tres semanas antes demostró con creces la factibilidad de la explosión. No obstante las dudas persistían sobre el transporte y la detonación. Por ello la bomba fue concebida y sus partes elaboradas en Los Álamos, transportada por barco, ensamblada en Tinian, y sólo activada a última hora dentro del bombardero B-29 Enola Gay antes de explotar a 500 metros de altura. El avión efectuó un giro de 155° y huyó a su máxima velocidad, aún así fue fuertemente sacudido por la onda expansiva. La operación se saldó con la rendición incondicional de Japón expresada de manera excepcional por el emperador Hiro-Hito a pesar de las reticencias de sus militares quienes aún creían en la posibilidad de victoria. Esa primera explosión lanzada sobre la ciudad de Hiroshima advirtió a la humanidad sobre sus posibilidades de autodestrucción. Una devastadora onda expansiva, una temperatura que en su núcleo supera el millón de grados, seguida de una intensa radiación acompañada de lluvia negra contaminante aniquilaron aterradoramente a 140.000 seres humanos. 9 países poseen armamento nuclear: EEUU, Rusia, China, Francia, Inglaterra, Israel, India, Pakistán y Corea del Norte; 59 conservan material nuclear con posibilidad de construir armas atómicas. Con la capacidad total almacenada se estima que el mundo puede ser destruido en 5 minutos. Esperaría uno que el mundo no se vea confrontado a nuevos ataques atómicos; esta vez la situación sería mayúsculamente más mortífera. Baste con pensar que sumadas todas las bombas lanzadas por ambos bandos durante la II Guerra Mundial suman 3 millones de toneladas de TNT, y que hoy en día una sola bomba de Hidrógeno es capaz de producir 1 millón de toneladas de TNT. Vade Retro Satana.
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