Cablenoticias: entre la vanidad y la derecha

Vie, 09/03/2012 - 09:01
Hasta hoy Cablenoticias no ha podido ser lo que pretendió cuando se concibió. Desde luego que un canal de noticias 24 horas era el formato, pero el propósito inicial

Hasta hoy Cablenoticias no ha podido ser lo que pretendió cuando se concibió. Desde luego que un canal de noticias 24 horas era el formato, pero el propósito inicial era un canal pluralista, que supliera el vacío en el segmento de opinión y que produjera un nuevo tipo de informativo a partir de desarrollar la información oficial pero soportado en los instrumentos de la investigación y la reportería.

Cuando se pensó en un canal con 24 horas de información se echaba de menos que los noticieros de Caracol y RCN, que por cosas de la vida desplazaron las épocas en donde existían hasta diez noticieros diferentes, no solo se hubieran convertido en un duopolio uniforme de la información y una caja de resonancia de la información gubernamental sino que el concepto del show y la presión del rating le había ganado definitivamente la batalla a las noticias como producto de interés general.

En ese momento propuse el nombre de Héctor Mario Rodríguez, a quien conocía desde los tiempos en que prácticamente me sucedió en Semana en el área de la investigación cuando tuve que salir del país por haber pisado los callos del narcotráfico y el paramilitarismo desde sus ciernes. Héctor Mario, el actual director de Primera Página no pudo ejercer bien su papel porque se estrellaba permanentemente con la filosofía de las caras bonitas aún por encima de la capacidad profesional que sin querer queriendo inspiraba a su accionista mayoritario Juan Gonzalo Ángel Restrepo.

Cuando se fue Héctor Mario propuse a Sixto Pinto, quien aunque había dejado ver sus inclinaciones derechistas cuando trabajaba con Pedro Juan Moreno en La otra Verdad, tenía claro el tema de la investigación y el valor de la reportería. Pero éste no pudo desarrollar con libertad la idea de profundizar en la noticia porque su dueño, esta vez no quería gastar mucho dinero en el tema investigativo, que en periodismo es como la inversión invisible ya que su rentabilidad se ve pero al final del camino.

En ese momento propuse que se desarrollara la franja de opinión que comenzó con el programa de Ramón Jimeno, La Consulta, que duró casi dos años y, por lo que decía la gente en la calle le ponía un sello de pluralismo al canal. Siempre le critique a Sixto cómo el canal se había convertido en un espacio informativo que cubría excelentemente las noticias pero no las desarrollaba, que no producía noticias propias y que su labor de reportería se había circunscrito a asistir a las ruedas de prensa de todas las entidades.

Cuando cumplí el año de impedimento legal para trabajar en medios, después de haber sido Comisionado Nacional de Televisión, me fui a dirigir Cablenoticias con la ilusión de retomar los sueños de un periodismo investigativo y que produjera noticias propias. Pero me enfrenté a la vanidad de su accionista mayoritario que nunca entendió que él era mejor empresario que periodista y que su roll debería concentrarse en las cifras más que en la parrilla. Así por ejemplo terminó decidiendo que se acabara el programa de Ramón Jimeno pero imponiendo el de José Obdulio Gaviria.

A esto se agregó otra vanidad, esta vez de otro excomisionado de televisión Jorge Figueroa, que no resisitió el anonimato del asfalto y se dejó tentar por la figuración en las cámaras. Logró convencer a Ángel de que era periodista y presentador y convirtió El Ventilador, un progama que propuse con la idea de sacar al aire los casos que otros medios no revelarían, en una especie de Yo Jorge, que al parecer a su nuevo dueño Federico Ravell, no le gustó.

Cablenoticias ha sido el claro ejercicio de lo que no se debe hacer en periodismo. Aunque ha logrado marcar en las mediciones de audiencia y ha adquirido cierto respeto en los televidentes porque existe una información, aunque plana, durante las 24 horas, no ha logrado lo que tal vez Ravell, que es un periodista experimentado en Venezuela, si logrará, que se convierta en un buen producto de información y revelación periodística.Que trascienda el mero cubrimiento para pasar a la profundización de la noticia.

En un país donde existe casi una especie de maldición de las siete plagas, con el narcotráfico, la guerrilla, el paramilitarismo, la contratocracia, la corrupción política, los falsos positivos y las chuzadas del DAS, para no mencionar pirámides, carruseles, choque de trenes, tráficos de toda especie y viudos del poder, las noticias no requieren tanto de vanidades cortoplacistas que vengan a descabezar derechistas, sino de olfativos periodistas que revelen lo que se oculta y que sepan mantener el equilibrio informativo.

Es por esta razón que sí el periodista venezolano, que ya ha demostrado que no vino a montar una trinchera antichavista como quisieran muchos de los derechistas que intentan rodearlo, le para más bolas a su propia intuición que a las recomendaciones de quienes casi siempre tienen intereses propios, termine por hacer énfasis en el negocio de la información más que en el poder de la información. Que no quite José Obdulios sino que ponga más opinadores que piensen diferente.

En Colombia hay claros ejemplos de lo que es un buen producto en materia periodística. Felipe López se diferenció de sus pares en su época porque mientras revistas como Guión, Hoy por Hoy, y otras que coexistían con Semana en sus inicios se concentraban en los efectos del poder de la información, Felipe se inclinó por el negocio de la información. Supo desde un comienzo que una información plural y sin sesgos ideologizantes tiene mercado, mientras que los medios que se pretenden voceros partidistas o ideológicos se quedan en el gueto.

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