Casi siempre entumece, paraliza y mata

Dom, 29/04/2012 - 01:02
No todos los que envenenan son mujeres, ni todas brujas. Pero es un hecho que el envenenamiento se ha pensado como un arte de mujeres diabólicas.  Veneno, según algu

No todos los que envenenan son mujeres, ni todas brujas. Pero es un hecho que el envenenamiento se ha pensado como un arte de mujeres diabólicas.  Veneno, según algunos, viene del griego fármacos que significa medicamento,  pero también es sustancia que altera la naturaleza de un cuerpo. Prepararlo o administrarlo puede ser oficio de magos o de médicos. Para otros, la palabra veneno tiene otro origen: los afrodisíacos, llamados “pociones de amor de Venus” que, en muchos casos, en lugar de facilitar la correspondencia amorosa, conducían a la muerte.

Búsqueda de amor, alcahuetería o necesidad de castigo parece, en efecto, que el envenenamiento ha sido preferido por las mujeres. Despechadas, engañadas, maltratadas por sus cónyuges, novios o amigos no han encontrado otra salida para romper las cadenas del matrimonio, continuar viéndose con sus amantes, eliminar a la rival, lograr la atención de un hombre, atacar al amante infiel. En la comida, la bebida, en la casa es más fácil intoxicar. No se necesitan cómplices, armas, tener fuerza, pero sí mucho sigilo y paciencia.

Fascinada por la seducción que los venenos ejercían sobre sus alumnos, Adela Muñoz Páez, profesora de química de la Universidad de Sevilla, feminista, escribió la deliciosa  Historia del veneno. De la cicuta al polonio que publica Debate. Su investigación recogeasesinatos, suicidios, pócimas, antídotos, secretos, infidelidades, luchas por el poder, crímenes no aclarados, que acompaña con explicaciones científicas sobre la composición de los venenos en el mundo grecorromano, la Europa de los siglos XVI y XVII y desde 1900 hasta la actualidad.

Sócrates bebió la cicuta tras ser condenado por impiedad y por corromper a los jóvenes. Su soberbia y la absoluta fidelidad a sus principios fueron sus mayores delitos. Platón describe la muerte de Sócrates como plácida, pero lo cierto es que el envenenamiento con cicuta produce una terrible agonía. Combinada con narcóticos y tal vez vino, su composición sería similar a la de las inyecciones letales que se aplican en las ejecuciones en la actualidad y a la sustancia empleada para la eutanasia activa.

Cleopatra, muerta en el año 30 A.C. recordada por sus amores, fue una reina orgullosa que prefirió la muerte antes de someterse a Octavio. Al parecer, escribió varios libros sobre tratamientos de belleza y enfermedades de las mujeres.  Y cartas eróticas. Tenía conocimientos de historia, filosofía y matemáticas; hablaba, con hermosa voz, todas las lenguas de los habitantes de sus reinos. Su presencia debía ser muy incómoda. Murió, como sabemos, por la mordedura de una serpiente venenosa.

En Roma el envenenamiento sirvió para quitar y poner emperadores. Alcanzó el máximo esplendor en tiempos de Octavio Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Se presume que Livia, esposa de Augusto, considerada el modelo de la matrona romana, estuvo involucrada en varios homicidios con veneno. Agripina, madre de Nerón, intoxicó a su segundo marido. Nerón se valió de pócimas para deshacerse de sus rivales y de su madre que escapó de varias de las trampas tendidas por el hijo hasta que, finalmente, murió apuñalada por un emisario suyo. Quizás todos los miembros de esa corte de Nerón aprendieron de la esclava Locusta, responsable de cuatrocientos fallecimientos con bebedizos.

Los Borgia, renombrados por su maldad, se valían de su propio veneno, la cantarella. ¿Fue su leyenda negra verdadera o fruto del sentimiento antiespañol de la época? Lucrecia Borgia, a quien se acusa de incesto con su padre, llevaba un anillo con ese tóxico. Lucrecia no recibió una educación muy esmerada; sin embargo, dominaba el italiano, el valenciano, sabía algo de latín y griego y protegió a artistas y poetas. Es dudoso, señala Muñoz, que tuviera energías para acabar con la vida de otros, cuando la suya siempre estuvo en peligro. También se envenenó en la corte de los Estuardos en el siglo XVI.

Isaac Newton, investigando sobre la alquimia, se intoxicó con mercurio. Otro veneno, el arsénico abundó en la corte del Rey Sol donde descollaron tres famosas envenenadoras y adivinas: madame Vigoreux, madame Bosse y Madame de MonVoisin que realizaban tareas para la Dama, la duquesa de Montespan, favorita del Rey. Esos hechos, por vincular a una mujer principal, permanecieron ocultos por décadas.

El agua de toffana, creada por Tofaniad’Adamo, contenía arsénico, plomo y posiblemente belladona y antimonio.  Vendida en frasquitos con apariencia de cosmético, sirvió para desaparecer a numerosos maridos de mujeres descontentas.

Las brujas recurrían al beleño para volar por sus propiedades alucinatorias; al acónito, a la raíz de la mandrágora, la belladona, la adormidera, el polvo de cantáridas.  Deliraban en las orgías, tenían visiones, se les enrojecía la piel.  El polvo de cantáridas en pequeñas dosis produce “anhelo sexual”, en mayor cantidad es abortivo y en gran cantidad es letal. El infante don Juan, único hijo de los Reyes Católicos murió por abusar de ese extracto y quizás su padre, Fernando, también falleció por consumirlo.

La morfina calma dolores y es un tósigo al igual que la heroína. Pero hasta el final del siglo XX el arsénico seguía siendo el rey de los venenos.  Lo usaron  Hélène Jegado y Michel Swango, asesinos en serie. Hay arsénico en las aguas subterráneas del delta de los ríos Ganges y Brahmaputra, en Bengala, que inicialmente se creyeron limpias y capaces de erradicar el tifus y el cólera. Tales aguas salieron a la superficie tras perforar una débil capa de sedimentos.  Acarrean graves enfermedades. Se continúan bebiendo.

El cianuro es otro veneno insigne. Lo consumieron Hitler, Eva Braun, los seis hijos de los Goebbels, Alan Turing, el padre de la informática.  Le fue dado a Rasputín, pero éste no murió por su causa.  Las cámaras de gas de los nazis funcionaron con Zkylon B, insecticida a base de cianuro: doscientos mil alemanes con problemas mentales, entre quinientos y un millón de gitanos centroeuropeos y casi seis millones de judíos inhalaron ese compuesto que sofocaba, hacía perder el control de los esfínteres, los dejaba inconscientes y les causaba la muerte a los veinticinco minutos.

El talio es utilizado por los personajes de Agatha Christie y fue el arma secreta de Sadam Hussein contra sus opositores. La CIA intentó emplear talio contra Fidel Castro. Muñoz encontró documentos referencias que demuestran que con ese metal blando se planeó un atentado contra Mandela cuando estuvo encarcelado.

En 2006 el polonio causó la muerte de Alexander Litvinenko, exespía soviético. Escándalo, agonía registrada por los medios paso a paso. André Lugovoi, el principal sospechoso del asesinato, según Scotland Yard, sigue ascendiendo en la política rusa. Todo un thriller político.

Contagia, emponzoña de manera feliz, el libro de Muñoz Páez.

Más KienyKe
Piden garantizar seguridad de congresista colombiano en paradero desconocido en Venezuela.
Un altercado entre un conductor y un policía de tránsito habría ocasionado el comienzo del bloqueo.
Tras la reunión del canciller Murillo con Diana Mondino se anunció que Colombia respaldará a Argentina para su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Prisión preventiva para miembro de Clan del Golfo por secuestrar tres personas en Colombia.
Kien Opina