Choque de titanes

Vie, 23/03/2012 - 01:01
En Colombia no existen los chismes. Todo lo que se dice resulta ser cierto, tarde o temprano. Durante meses se dijo que habría nuevo propietario de El Tiempo.

En Colombia no existen los chismes. Todo lo que se dice resulta ser cierto, tarde o temprano. Durante meses se dijo que habría nuevo propietario de El Tiempo. Se negó una y otra vez. Pero resultó cierto. La compra por el banquero Luis Carlos Sarmiento del diario capitalino se confirmó, como se había afirmado desde finales del año anterior. Con esta operación se cierra el ciclo. Los tres hombres más ricos de Colombia poseen los tres medios más influyentes del país.

En la Grecia y Roma antiguas, la ciudadanía era un derecho que disfrutaban unos pocos. Para ser ciudadano era fundamental demostrar un patrimonio. Solo quienes reunían esa condición eran llamados a definir y participar en los asuntos públicos. Los demás, en la medida que no tenían nada que perder, no eran considerados como sujetos políticos. Periódicamente, la puja por el poder restringía los criterios de la ciudadanía. Los nobles, los terratenientes y los ricos cerraban los círculos del poder al aumentar el patrimonio que permitía a los demás ejercer los derechos ciudadanos. Cuando se restringía demasiado el acceso, lo denominaban plutocracia, que identificaban como el gobierno de los ricos. Era una deformación de la democracia que, vale recordar, nunca tuvo para ellos el carácter de universal y popular. Gobiernos plutócratas hubo en la Grecia decadente y en las últimas etapas de la república romana. El triunfo de Sila sobre Mario el joven es uno de esos momentos en que los nuevos poderes económicos contralaron el poder en Roma. De ahí sigue la crisis final de la república, el inicio de las dictaduras y los emperadores todopoderosos.

La democracia es un régimen exigente. Requiere el equilibrio de los poderes, el respeto del estado de derecho, el monopolio de la fuerza por las fuerzas del orden, la existencia de mercados competitivos, la legitimidad de las instituciones, la independencia de la justicia y, claro está, la libertad de opinión. Por eso siempre se ha considerado que la prensa debe ser lo más independiente posible. Independencia del poder político es fundamental para garantizar el control del gobierno y distancia de los poderes económicos para garantizar que los intereses particulares no dominen la agenda pública.

Algunos creen que el hecho de que los ricos dominen los medios es una amenaza para nuestras libertades. Yo creo que esa apreciación es superficial y le falta análisis. Dado el enorme desequilibrio que existe en el reparto del poder en nuestro país, la única forma en que se puede evitar que un grupo económico imponga sus condiciones es que tenga que hacer frente a otro grupo económico con poder similar. Lo que resulta ingenuo es creer que pequeñas empresas periodísticas puedan enfrentar, en condiciones de equidad, a los medios respaldados por los grandes capitales. Me tildarán de cínico por creer que lo que frena al poder es otro poder pero la verdad histórica me respalda. Lo único que controla al titán es otro titán.

Por definición odio el poder absoluto. Me gustan los sistemas abiertos y competitivos. Pero como sé que ese ideal forma parte de los imposibles platónicos prefiero un poder exagerado controlado así sea por otro poder desmedido.

Si tuviese que catalogar el sistema político colombiano no dudaría en definirlo como una plutocracia. Pero, con algún grado de cinismo, creo que es una plutocracia equilibrada.

Representante@miguelgomezmartinez.com

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