¿Crédito agropecuario?

Jue, 23/02/2012 - 00:02
El Banco Agrario es una entidad completamente inútil y deberían cerrarla. No tiene sentido que el Estado sostenga un banco con toda la ineficacia típica del sector p

El Banco Agrario es una entidad completamente inútil y deberían cerrarla. No tiene sentido que el Estado sostenga un banco con toda la ineficacia típica del sector público, cuando el país tiene un sector financiero robusto y cada vez más moderno.

Tendría sentido la existencia del Banco Agrario si éste fuera el músculo del desarrollo agropecuario nacional y le prestara plata a los pequeños, medianos y grandes proyectos de los empresarios y campesinos colombianos con sus propios recursos y la caja de Finagro, pero sobretodo dentro de una política ágil de desembolsos a proyectos concebidos de la mano de un Minagricultura que fuera una especie de monitor del campo, que delineara una hoja de ruta a los proyectos de siembra o cría que se hubieran escogido después de una planeación estratégica ante los mercados y la demanda, de manera concertada con los productores reales y potenciales. Pero no. Ni el banco le presta a proyectos ni el Minagricultura está "conectado" con los talentos y vocaciones pecuarias de las distintas zonas del país. Colombia NO tiene Política Agropecuaria, pero lo peor es que los campesinos no tienen quien le ponga plata a sus ideas.

Seguramente si alguien de ese ministerio o de ese banco llega a leer este artículo, van a mofarse de lo dicho y responderán con la soberbia que suelen contestar los funcionarios públicos mostrando estadísticas de colocación, y cifras abultadas de desembolsos, porque es verdad que han prestado mucho. Pero resulta que no los acuso de no prestar, sino de prestarle a quien no lo necesita. Es decir, en Colombia, la banca toda, no le presta a los proyectos sino a los flujos de caja de quién solicita el crédito. Si uno llega a un banco con un proyecto viable, bueno y rentable, que necesite financiación, pero los flujos de caja presentes no reflejan que puede pagar lo que va a pedir prestado, simplemente nadie le presta. ¡Ningún banco! Porque los bancos no son entidades de fomento, sino empresas para hacer dinero y necesitan seguridad sobre el retorno de su capital.

Tal cosa la sabe todo el mundo, es normal, comprensible, y precisamente eso es lo que justifica que el Estado tenga un banco, para que en ese banco a diferencia de los otros, el crédito sea una decisión política fruto de la fe puesta en un sector dinámico y pujante a pesar de funcionar contra todas las adversidades posibles; porque un banco que canalice el dinero con el que el Estado busca fomentar el crecimiento agropecuario y la seguridad alimentaria, no puede tener como prioridad el lucro sino su funcionalidad como herramienta del desarrollo, para que los proyectos agrícolas puedan despegar, para que las ideas y el emprendimiento de un hombre o empresa del común se conviertan en crecimiento; pero en la práctica eso no lo es, jamás lo ha sido el Banco Agrario de Colombia, porque no tiene la directriz política de diferenciarse del resto del gremio prestando a los proyectos de quien necesita dinero, en vez de colocar su plata en manos de quien ya maneja una rentabilidad jugosa en sus actividades económicas. A eso se suma el absurdo que el banco del agro es el que presta con las tasas más altas del mercado; es decir que en vez de subsidiar, éste subsidia su ineficiencia con cargo a los campesinos. Verifíquenlo.

La Caja de Crédito Agrario sí prestaba a los proyectos, obviamente exigía garantías hipotecarias, pero el escuálido heredero de la Caja, se acomplejó por el abuso de las decisiones políticas que llevaron al cierre de esa poderosa entidad, y se pasmó, revelándose como un banquito mezquino que no es banca de fomento ni empresa de alta rentabilidad. Por eso digo que si no va a servir para el auspicio del sector agrario, si no le va a desembolsar a los campesinos a tiempo, si va mantenerse en el absurdo colombiano de pedir miles de papeles dentro de un trámite de pesadilla, si no supera su lentitud y no acoge las ideas apoyándolas con crédito, si no cambia... sin duda alguna, es mejor que no exista porque el Estado no es un fondo de inversión ni debe ser un holding empresarial; el Estado existe para solventar colectivamente lo que la gente no puede resolver individualmente, y ese hijo del Estado no está sirviendo para lo que se creó. Esta desnaturalizado.

Al dramático vacío de la falta de una política crediticia que fomente el agro, debemos sumar la tragedia que implica ser parte de un sector de la economía que precisa insumos carísimos cuyos precios nadie controla, en el que además se arriesga la vida a diario en las fincas por la inseguridad creciente, y al que -de ñapa- se le estigmatiza en la ciudad con el odioso maniqueísmo citadino que supone arcaico, injusto y derechizado todo lo agropecuario. De hecho, para expresar que algo es burdo, tosco y ordinario se recurre a decir que es "agropecuario".

Para redondear la soledad del desamparo crediticio y la estigmatización, el Ministro de Agricultura actual decidió embarcarse en la tarea titánica de concretar una restitución de tierras efectiva, y esa actividad consume todas sus energías, por eso, me permito sugerirle al señor Presidente que le cree un ministerio a su medida, que se podría llamar "Ministerio de Justicia Social y reivindicación Patrimonial Rural".

Para no caer en equívocos, debo enfatizar que apoyo esa gesta que encuentro acertada y necesaria para cicatrizar tantas heridas, pero eso no cambia el hecho incontrovertible que, por causa de su encomio, el doctor Juan Camilo Restrepo no está en plan de qué se siembre ni de cuál ganado se produzca o de que el Banco Agrario le preste al que necesita, él está sumergido en las turbulentas aguas de su cruzada -que espero no sea solo un vehículo para hacer política- pero en síntesis y en la práctica, hoy no tenemos ministro que estructure, ni gerente que ejecute una verdadera política agropecuaria, donde el crédito sea -como siempre- la piedra angular de la ecuación.

Como está, el gobierno tendría que cerrar el Banco Agrario. Aunque sería mucho mejor que impartiera instrucciones para que empiece a prestar con un criterio diferente al resto de la banca; así después ya no quepa en la antigua definición de banquero, que decía: "Banquero es aquel que presta una sombrilla cuando hace sol y la pide cuando llueve".

@sergioaraujoc 

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