El sainete huilense

Mar, 15/01/2013 - 01:03
El Partido de La U  le dio el aval a Cielo González Villa, sabiendo que la iban a destituir, más temprano que tarde. En el Huila dicen que la decisión la compartió –a regañadientes– el senad
El Partido de La U  le dio el aval a Cielo González Villa, sabiendo que la iban a destituir, más temprano que tarde. En el Huila dicen que la decisión la compartió –a regañadientes– el senador Jorge Eduardo Géchem, por imposición de Juan Lozano y el expresidente Uribe. Del “jefecito” no podría esperarse otra cosa porque el ejercicio de la política lo entiende como apuntarse al más seguro ganador. Lozano actuó con indelicadeza porque sabía (se lo dije varias veces) del centenar de investigaciones que tenía en su contra la señora González y mis reiteradas denuncias por el saqueo a Neiva. Uribe siempre pasó por encima la deshonestidad de la alcaldesa y prefirió convertirla en “heroína”. Ninguno de los tres ha salido a responder por el desacierto y el partido que debería ser castigado por el yerro…Está preparando una terna que presentará al Presidente, incluyendo a Julio César Triana, uno de los secuaces de la mandataria destituida. Sin hablar de otros bribones que todavía siguen en la administración departamental y que fueron sus socios de fechorías en la Alcaldía. (Para quienes a estas alturas del texto piensen que estoy metiéndome en camisa de once varas y siendo muy recio, les cuento que fui demandado varias veces por la señora González y algunos de sus amigos, y los procesos que fueron a los altos tribunales siempre me favorecieron. Nunca dije, como en esta vez, nada que no fuera cierto. Robar, como se confirmó, merece el título de ladrón). Volvamos a hoy. La Procuraduría se demoró eternidades en definir la situación de la gobernadora y la destituyó seis veces (tres veces con doble instancia) hasta ordenar su retiro. La inhabilitó 11 años y después le rebajó “la pena” a seis meses. Dicen algunos juristas que hasta le dejó algunas ventanas para su defensa. El Palacio de Nariño demoró también el nombramiento del reemplazo y les permitió a los bandidos seguir en el saqueo del departamento, que antes habían realizado en Neiva. El nombramiento de Luis Guillermo Vélez cayó muy bien. Sin embargo, ensayó una payasada absurda, que mereció el rechazo general. Apenas a los tres días en el cargo, anunció un viaje a Viena y nombró en su reemplazo a Álvaro Hernán Prada. Al parecer, le pidieron demorar el viaje y deben estar resolviendo el asunto. Prada es –como diría el extinto Jaime Ucrós García– un mozalbete atrevido. Siendo criado por Géchem (en su matrimonio con Lucy Artunduaga) salió a despotricar sin piedad contra su padrastro y hasta pagó publicidad para denigrarlo. También había publicado pancartas ofensivas contra el hoy senador Rodrigo Villalba, tras un lío de faldas, que fue comidilla regional y que le costó el matrimonio al entonces gobernador. Nombrar a Prada, entonces, constituye una provocación para los hoy senadores Géchem y Villalba, golpeados en sus partes bajas, es decir, en las canillas. Y Vélez lo sabe, pero al parecer quiere gozarse su cuarto de hora opita, él que tiene ascendencia huilense y muy seguramente también su humor negro. Sobre Triana, émulo de un personaje huilense de La Plata (Tarcisio Oviedo Acevedo, a quien llamaban con evidente sorna “el Gaitán de Occidente), hay episodios oscuros por esclarecer y un viejo asunto por un accidente a la altura de El Espinal, Tolima, donde murió un campesino. Triana, quien al parecer manejaba el vehículo, eludió su responsabilidad. En fin, el Huila viene dando tumbos hace rato para ratificarse como “el Valle de las Tristezas”. Cuatro años perdidos con el gobernador Luis Jorge Pajarito Sánchez (se puso pajarito en la cédula para que lo reconocieran) y un año con una gobernadora que nunca debió posesionarse. Pero seguimos pensando “en grande”. El alcalde de Neiva, Pedro Hernán Suárez, quiere construir la Virgen más grande de Suramérica como atractivo turístico internacional. Y esta semana entrega un monumento para celebrar los cuatrocientos años de la ciudad. (Ver foto). El Huila es tierra fértil en bufonadas y apodos: “Bombillo flojo” le dicen al diputado Orlando Ibagón. “Sencillito” a Jorge Fernando Perdomo. “Nicuro” a Rodrigo Villalba. “Llamarada” al Representante Carlos Alberto Rojas. Y “oro golfi” (barato, parecido a la fantasía) al senador Carlos Ramiro Chávarro. Por eso en mi tierra se sufre pero se goza.
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