¿En qué estará pensando María Isabel?

Mié, 27/02/2013 - 01:03
Lo peor que le puede pasar al  periodismo es que sea ejercido por personas que no parecen prestarse a desarrollar el oficio por el bien de toda una comunid

Lo peor que le puede pasar al  periodismo es que sea ejercido por personas que no parecen prestarse a desarrollar el oficio por el bien de toda una comunidad, sino que más bien parecerían haberse arrodillado a los intereses de quienes les invitan a cócteles y a reuniones de alto turmequé, porque es ahí donde pierden las luces y sus escritos y opiniones aparecen llenos de cuanto barbaridad se les ocurre, producto no de la investigación y la seriedad que exige el medio, sino de lo primero que le van diciendo.

Podría estar seguro de que esto estaría ocurriendo a la columnista del diario El Tiempo, María Isabel Rueda, quien en sus dos últimas columnas de opinión ha escrito cosas que se salen de toda proporción. En primer lugar porque en una de ellas criminaliza a las comunidades ancestrales que piden al gobierno tener en cuenta sus opiniones y solicitudes  a la hora de adjudicar algún proyecto de gran envergadura que toque sus territorios, y en la segunda prácticamente aplaude el regreso de Álvaro Uribe a la política nacional. Es así como el domingo 16 de febrero en su columna, María Isabel escribe que: “El populismo jurisprudencial de la Corte Constitucional (en más de 40 sentencias) ha desencadenado que muchas consultas previas se desborden y pasen a la irracionalidad. Hasta degenerar en lucrativos negocios individuales de avivatos acompañados de mafias de asesores que hacen su modus vivendi”. Yo pregunto si es así como pretendemos construir una mejor sociedad. La lógica me da para responder que no, entre otras porque no se puede estigmatizar a una serie de colombianos que por tradición han permanecido en determinado territorio, y ahora pidan que se les respete su lugar de hábitat, que no puede ser alterada con el argumento de que hay que permitir el progreso y el desarrollo del país, sin importar si es necesario pasar por encima de ellos. Me gustaría saber si María Isabel Rueda es consciente del daño que están causando las locomotoras mineras, no solo al medio ambiente, sino también en los territorios ancestrales, donde pretenden imponer proyectos, pagando comisiones de éxitos a funcionarios públicos para que se les otorgue la licitación y se les firme la licencia, quienes además pautan en los grandes medios de comunicación millonarias sumas de dinero, y así de paso aseguran que impere la ley del silencio, cuando éstos sepan y se den cuenta del desastre ecológico que provocan en las regiones. Estoy de acuerdo con que no se puede ser un palo en la rueda cada vez que se quiera llevar a cabo alguna obra que genere desarrollo en las regiones, pero tampoco se puede pretender pasar por encima de los colombianos, que por décadas enteras han ocupado esos territorios, y mucho menos venir a estigmatizarlos graduándolos de chantajistas y hacer ver a las comunidades ancestrales como unas mafias que viven de oponerse a este tipo de proyectos,  “exigiendo  viáticos, pasajes, alojamiento, almuerzos de determinadas especificaciones, honorarios de actores externos (toda esa lagartearía izquierdosa internacional), oenegés, y compensaciones económicas. Mientras negocian, frenan la infraestructura nacional”, como dice María Isabel textualmente en su escrito, porque mi querida colega, estas prácticas comúnmente son ejercidas por empresas y multinacionales que usted parece defender. Por otro lado, María Isabel en su columna del pasado domingo 23 de febrero, prácticamente aplaude el regreso de Álvaro Uribe Vélez a la política nacional, y yo pregunto, ¿Es posible que se pida a grito entero el retorno de una persona que para gobernar se rodeó de los amigos del paramilitarismo en Colombia? El proceso 8.000 resulta ser un juego de niños en comparación con lo que fue la parapolítica, y no creo que Rueda esté dispuesta a hablar a favor de una candidatura de Ernesto Samper, ni siquiera si este se lanzara a la alcaldía de Chía. No le veo nada emocionante el regreso de una persona que durante su gobierno se dedicó a irrespetar a sus opositores, periodistas y magistrados de las altas de las cortes; sus funcionarios cometieron desmanes como las chuzadas, otros enfrentan procesos judiciales bien sea por Agro Ingreso Seguro o por comprar congresistas para que votaran a favor de la reelección; ocho de cada diez parapolíticos le apoyaron en el Congreso; los falsos positivos aumentaron de manera desproporcionada, etc. Nada tiene de emocionante el regreso a la política de una persona a la que en más de una ocasión se le ha cuestionado por las manera de actuar de sus familiares, entre ellos sus hijos, sin que hasta el momento hayan dado una explicación satisfactoria, que aclare la situación en las que han sido nombrados. Lo siento por usted María Isabel, pero el que se diga que es “emocionante” que una persona bastante cuestionada como Álvaro Uribe regrese a la política, demuestra una vez más el grado de hipocresía en el que anda este país. ¿Como a Gustavo Petro o alguno de sus funcionarios  no se le perdonan ni medio error y en cambio sí se muestran a favor de reelegir como senador a una persona que le rodea un círculo bastante extraño? @sevillanojarami
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