Siendo el momento de brincar a cerca de la desgraciada forma en que las Farc siguen adelante con su “desarme” y su propuesta de dejación de armas debo decir lo siguiente: algo de estas líneas debe contener algo de romanticismo.
En México, en Cuba y sobre todo en Colombia se ha hablado mucho de La Bohemia. No se sabe qué es realmente La Bohemia. Muchos han creído que La Bohemia es ver a Fidel fumando un puro, tomando un ron y acabando con su patria. Esa no es La Bohemia. Tampoco les voy a enseñar qué es propiamente La Bohemia; pero conozco el concepto.
Mucha gente cree que La Bohemia es sentarse a beber, a fumar un puro, a hablar mierda y a no proponer nada. Ese es el concepto que tienen la mayoría de las personas de La Bohemia. Hablando de cosas profundas, La Bohemia no es otra cosa que sentarse con unos buenos amigos, o malos, a hablar de cosas buenas o malas, bebiendo o sin beber. Lo importante es saber qué es La Bohemia.
En un bambuco, en una tertulia y en un canto de ópera se da una bohemia. En una fritanga, en un sancocho y en los mejores restaurantes (sin que lo anterior no corresponda a lo que sigue) se siente una bohemia siempre y cuando se entienda qué es una bohemia.
Tristemente –que pesar que siempre tenga que usar este vocablo- no se ve mucha bohemia en este país. Este que tanto amamos y tanto nos hace falta porque lo tenemos cerca y cada vez lo sentimos más lejos. Muy bien le haría a este país, una buena bohemia. No aquella de borrachos; no aquella de drogadictos; no aquella de malos administradores; no aquella de los que nos desamparan; no aquella que tristemente anhelamos; no aquella que es indiferente. Queremos esa bohemia de otrora que en la Candelaria a la salida del Teatro Colón encontraba a grandes artistas, aquella que, así fuera a las tres de la mañana, dejaba ver las sonrisas de los artistas saliendo de una ópera, de una zarzuela o de un espectáculo popular en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá.
Hace mucha falta la tertulia verdadera, aquella que unía a los amigos que ni siquiera lo eran y que gracias a ella se volvieron grandes cerrojos. Aquella que en las noches de mucho frío daba calor simplemente con saber qué era la bohemia y que con aquel abrazo se entregaba cada pedazo de corazón, cada pedazo de alma después de haberlo dejado todo en un escenario, aquella que en cada mirada decía que sus hijos los estaban esperando en sus casas.
Esa es La Bohemia. La Bohemia que tanto le hace falta al mundo para que llegue a los corazones de aquellos que aún no sienten, ni saben qué es La Bohemia.
Entre los bambucos, los pasillos, las guabinas y los porros aprendí y quiero transmitirles que La Bohemia nada tiene que ver con el mal concepto político que tienen entre los azules y los rojos.
Es por eso que debo terminar estas líneas diciendo que La Bohemia tiene tanto de político como cultural. Prefiero lo cultural con opciones de color rosa y no de color negro; pero reclamo color blanco con opciones rojas.
Siendo este momento tan importante para decir lo que quieran entender y lo que yo quiera escribir. Abrazo cálido. Seguimos trabajando.
@colconmemoria
