La jugada de Santos

Lun, 22/04/2013 - 01:06
Como buen tahúr, Santos acaba de hacer una arriesgada apuesta en cuanto a su posible permanencia en el poder. En una cumbre de Alcaldes y Gobernadores, rea

Como buen tahúr, Santos acaba de hacer una arriesgada apuesta en cuanto a su posible permanencia en el poder. En una cumbre de Alcaldes y Gobernadores, realizada en Cartagena, anunció ante los medios de comunicación que si optaba por reelegirse sería tan solo por dos años. Esa manifestación del primer mandatario tiene varias interpretaciones y significados, que parecen más bien una jugada de billar a tres bandas que una partida de póker. En todo caso, jugador es jugador.

Con un par de años más en el poder, Santos pretende garantizar un final feliz para el proceso de paz con las FARC, también busca apaciguar a los uribistas (ya no tendrían que aguantárselo tanto tiempo) le manda a su vez un mensaje a Vargas Lleras, para que entienda que no será mucho lo que deberá esperar para sentarse en el solio de Bolívar, y, lo más importante, se muestra como un líder generoso desapegado al poder, que antepone los intereses del país a los suyos propios.  La verdad es que a Santos no le alcanza la gasolina para otros cuatro años de mandato y él, que no es tonto, lo sabe. Ni con toda la “mermelada” que reparte, ni con el billonario presupuesto que tiene aguantado para feriarlo en la época electoral, el Presidente se reelige. Los índices de aprobación de su gestión son muy lánguidos, y el descontento crece en todas las regiones del país a pasos  gigantescos. Con razón o sin ella, el grueso de la población colombiana desaprueba la gestión de Juan Manuel Santos. Así lo indican las encuestas que, por más maquilladas que estén, muestran una tendencia inocultable a la baja.  Lo que va a pasar es esto: un parlamentario “preocupado” de la mal llamada Unidad Nacional, presentará un proyecto de acto legislativo o de reforma constitucional que elimine la reelección presidencial y aumente el periodo actual del presidente Santos y sus sucesores a seis años. Debo decir que no me disgusta dicha posibilidad: un periodo de seis años, en teoría, es mucho menos nocivo que una reelección inmediata. La reelección obliga al gobernante a ejecutar acciones para satisfacer a la galería, mientras que en un solo periodo se tiene la opción de hacer lo correcto, así no resulte tan popular. La alternancia en el poder y los contrapesos institucionales son absolutamente indispensables para una democracia.  Lo más fácil para Santos y sus copartidarios es impulsar una iniciativa de este tipo (no es lo más correcto porque no está bien hacerlo desde el ejercicio del cargo); ellos saben que en las urnas el “barro” se les puede poner duro: Santos se queda sin la presidencia, y los políticos que lo apoyan sin puestos y sin contratos.  Cuando Santos habla de reelección, en realidad se refiere al aumento de dos años de su actual periodo. Pensará que si Álvaro Uribe pudo cambiar un “articulito”, él también tiene derecho a hacerlo y, para ser sincero, esta posibilidad se ve menos brusca que la que en su momento implementó el uribismo. Santos tiene las mayorías en el Congreso para asegurar el triunfo de la propuesta y cuenta, además, con “exóticos” apoyos como el de Piedad Córdoba, que “coincidencialmente” considera que el presidente Santos debe quedarse dos años más en la presidencia, sin someterse al escrutinio popular.  Está clara la estrategia. ¡Quedan notificados!  La ñapa I: El reconteo de votos en Venezuela es otra farsa más: los chavistas no soltarán el poder así tan fácil.  La ñapa II: Por fin presentó renuncia al cargo el incompetente y nefasto Ministro de Agricultura.  La ñapa: La permanencia de Eduardo Montealegre en la Fiscalía General es una buena noticia para la institución y para el país.

abdelaespriella@lawyersenterprise.com

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