La Traviata, ahora para todos

Sáb, 04/07/2015 - 16:47
“Siempre libre gozar de fiesta en fiesta.

Quiero que mi vida pase siempre por los caminos del placer.

Que el día nazca o muera,

debo vivir siempre en los lug
“Siempre libre gozar de fiesta en fiesta. Quiero que mi vida pase siempre por los caminos del placer. Que el día nazca o muera, debo vivir siempre en los lugares de placer buscando nuevas alegrías” Aria Sempre Libera, La Traviata     Muy atractiva idea de Cine Colombia al dar la posibilidad de disfrutar de obras teatrales, de ballet y de ópera de primera plana a nivel mundial, mediante transmisiones en directo en algunos casos, en otros en diferido; en ambos casos el efecto es prácticamente el mismo. Por un precio módico se asiste a piezas desde New York, Londres, Moscú. Una excelente iniciativa que merece vivo aplauso. Por este sistema de difusión en Alta Definición, en diferentes ciudades y salas del país, hemos podido asistir a estupendas puestas en escena, con artistas, teatros y directores de reconocido prestigio y calidad. La lista de lo ya presentado es larga, obras como “Medea” de Eurípides, “Un tranvía llamado deseo” de Tennessee Williams, “Macbeth” de Verdi, “El lago de los cisnes” de Tchaikovsky, y más larga e interesante la programada para esta temporada; para citar sólo algunas: “Frankestein” (Danny Boyle - ganador de Óscar), “Of mice and men” (Anna Shapiro), “Aída” (Verdi), “La viuda alegre” (Franz Lehár), “Otelo” (Verdi), ciclos de Chaplin. Una programación para regodearse la neurona. Dentro de estos ciclos, la última obra a la que he asistido es a la inmortal “Traviata” de Verdi; obra que puede uno ver tantas veces como se presenten, el oído es incansable ante tan sublimes arias, y ante tanta diversidad de puestas en escenas. Alguna vez escuché a alguien decir “...esa obra ya la vi”, frase que carece de sentido, puesto que la idea en ópera es ver y escuchar tantas versiones como se pueda para así apreciar la diferencia de voces, de tesituras, de interpretaciones, y librarse al placer de comparar. En esta versión del MET(ropolitan Opera) hay grandes figuras: la soprano francesa Natalie Dessay (Violetta), el tenor estadounidense Mathew Polenzani (Armando) y el Barítono ruso Dmitri Hvorostovsky. Un magnífico abanico que endulza el oído mientras fortifica el gusto por la música culta; estos reconocidos cantantes nos ofrecen un gran goce lírico, muy particularmente el ruso que sobresale fenomenalmente. La Traviata es una de las óperas más interpretadas en el mundo. Tiene su origen en la celebérrima novela decimonónica “La dama de las camelias” escrita por Alexandre Dumas, hijo; recordemos que su padre fue también un escritor de renombre y muy prolífico, “Los Tres Mosqueteros” es una de sus obras más conocidas. Una trama trágica en la que una mujer cortesana, Violetta, “La Traviata” (la extraviada, en español) tiene por objetivo de vida: disfrutar de la frivolidad, del placer fácil, sin ninguna intención de construir una relación estable o un amor comprometedor. A pesar de este convencimiento se ve arrastrada por los sentimientos que le propone e inspira Armando; el amor termina por vencer, y la pareja se instala en plena felicidad conyugal en la afueras de París. Situación que, por ausencia de matrimonio formal, es escandalosa para la época. En esta dicha amorosa aparece el nubarrón con forma de Germont, el padre de Armando que visita a Violetta para proponerle, casi exigirle que abandone a su hijo, “Pura siccome un angelo” ("Tengo una hija pura como un ángel”), entona suplicante al tiempo que añade que por culpa de esta relación licenciosa, su familia, y en particular su hija está siendo mal considerada, deshonrada en la sociedad parisina y no podrá contraer un matrimonio decente. Después de muchas reticencias Violetta accede, por favorecer a la joven hermana de su amante. Violeta huye, entonces; Alfredo ignora los motivos y cree por sugerencia de su malvado padre que fue abandonado porque Violetta quiso reanudar su vida de frivolidad mundana. Más tarde la pareja se encuentra en una fiesta parisina, en donde los reclamos de Alfredo a su examante se vuelven insistentes y pletóricos de reproches, para terminar en la celebre aria “Qui testimoni vi chiamo che qui pagata io l'ho” (“Por testigo os pongo de que le he pagado”), así la recrimina y humilla públicamente. El desenlace es trágico, la pareja se vuelve a encontrar en el lecho de muerte de Violetta quien expira acosada por una tuberculosis, finalizando la obra con la famosa aria “Gran Dio! morir sì giovane, Io che penato ho tanto!” (“¡Dios mío, morir tan joven, yo que he sufrido tanto!”). La puesta en escena de La Traviata del METopera, año 2012, bajo la dirección de Willy Decker, se caracteriza por una gran sobriedad, un refinamiento de corte minimalista, sin que ello implique la pobreza escénica que suele acompañar al minimalismo; un elegante y discreto vestuario muy en consonancia con la escenografía y la sucinta utilería. Ninguna exuberancia escénica para no turbar el virtuosismo de la interpretación, ni distraer la concentración de la trama ni de la multitud de elementos musicales que Verdi introdujo en esta su más célebre obra. El resultado: una escena limpia, sugerente, en donde brilla la voz, la melodía y da paso a la exaltación del tema musical, el cantado y el orquestado. Dos elementos se destacan en esta puesta en escena para darle una interesante originalidad, el primero, es la presencia cuasi permanente de un personaje testigo que sigue a Violetta a guisa de su consciencia o recordación del destino trazado por su enfermedad y proceder social; el segundo, es un gran reloj que indica fatalmente el tiempo, marcando con su nefasto tic tac la brevedad que le resta por vivir. Estos dos atinados elementos escénicos, introducen una tensión permanente y marcan una estupenda y diciente combinación de juez y tiempo que la persiguen para ajusticiarla, para culpabilizarla y que terminarán triunfando sobre su desdichada vida. Mucho podría decirse de esta estupenda versión de Traviata, limitémonos a mencionar algunos momentos que erizan piel y oídos: los sublimes dúos de Germont-Hvorostovsky y Violetta-Dessay del acto 2do, así como el dúo el dúo Alfredo-Polenzani y Violeta-Dessay haciéndonos vibrar con “La mia salute rifiorirà” (“Mi salud florecerá”). A manera de colofón, repetir lo dicho en anterior columna sobre el género operístico: mi invitación a participar de esta modalidad de entretenimiento culto al que se puede acceder con la oportunidad que, a bajo costo, brinda ahora Cine Colombia. También invitación a ver y oír fácil y gratuitamente a través de internet; numerosos son los pasajes líricos que se pueden escuchar libremente en Youtube. Un esfuerzo que será recompensado con la adquisición de un nuevo e interesante hábito, del que una vez probado difícilmente se escapa. ________ PD. Sugerencia de escucha: el aria “Sempre libera” de esta puesta en escena.
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