¡Luciérnaga fantástica!

Lun, 22/12/2014 - 14:42
A partir de hoy dejará la dirección de La Luciérnaga don Hernán Peláez, un periodista excepcional.

No interesa cuál fue la verdadera causa de su retiro; si como él dijo al aire el día que c
A partir de hoy dejará la dirección de La Luciérnaga don Hernán Peláez, un periodista excepcional. No interesa cuál fue la verdadera causa de su retiro; si como él dijo al aire el día que confirmó el rumor de su salida “ese día se vence mi contrato y punto” o si fuerzas oscuras presionaron su baja. Lo que realmente interesa es que se pierde uno de los espacios informativos más importantes y serios de Colombia, que supo, en medio carcajadas y chistes, hacer buen periodismo. El programa seguirá, por supuesto. Ya anunciaron a Gustavo Gómez como sucesor, pero difícilmente esa luciérnaga fantástica mantendrá la gracia, la imparcialidad y la profundidad que había alcanzado con la dirección de Peláez. Don Hernán resultó un bicho raro salido del periodismo deportivo. Ese tipo de oficio que no se tomaba en serio como periodismo, compuesto por camadas de fanáticos que se dedicaban a gritar desde los micrófonos sobre cómo debían ser los partidos de fútbol, sin respeto por los entrenadores ni por los deportistas. Del periodismo deportivo yo desconfiaba por principio, todos parecían tener sus embuchados, sus preferidos, sus sobres. Pero eso afortunadamente ha ido cambiando y cada día se hace más profesional y más serio. De allí venía Peláez, cuando llegó a la dirección de La Luciérnaga hace ya más de dos décadas y debo reconocer que era de las que no daba un centavo por su trabajo. Con el paso de los años me tuve que tragar mi desconfianza y llenarme de admiración. Pasaban los gobiernos y la Luciérnaga seguía ahí incólume, sin que la acabaran ni las influencias palaciegas, ni las modificaciones en el equipo de colaboradores. Tal vez el momento de mayor incertidumbre fue cuando se creó la competencia de El Cocuyo, a cargo de Díaz Salamanca, un cómico formado por don Hernán que creyó poder desbancarlo. Pero la calidad no se improvisa y El Cocuyo brilló mucho menos que la Luciérnaga hasta caer en las torpes manos de J.Mario y perder allí la poca energía que le quedaba. Porque la mayor habilidad del conductor de La Luciérnaga es la de formar buenos equipos y que los miembros de esos equipos se equilibren en sus capacidades y sus caracteres. Ni siquiera el ego de Gardeazabal brilló más que don Hernán. Por el contrario Gustavo pronto entendió que su capacidad periodística dependía de ese delicado balance entre humor y seriedad, en ese equilibrio de personajes que se doblegan con profesionalismo ante la batuta del Señor Director. Si en algún programa han existido Egos y grandes ha sido en La Luciérnaga. Peláez nos ha brindado eso, buenos periodistas, buenos humoristas, buenos comentaristas. Todos sin excepción han sido buenos porque están en un buen esquema y de eso es responsable únicamente su director. Colombia pierde con la terminación del contrato de don Hernán Peláez. Es posible que él enfrentado a recuperar su propia salud, se merezca este descanso. Pero ¡qué falta que nos va a hacer!  Como dirían en la Luciérnaga, yo que “los escucho de toda la vida” debo aceptar que ahora sí “prácticamente se acabó el programa”. Mil gracias doctor Peláez por la información, las opiniones y las sonrisas que nos ha brindado. Que la vida se las retorne. Feliz Navidad y muchas gratificaciones en el 2015, ¡Se las merece! www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/
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