Mejor resistencia civil que armada

Jue, 19/05/2016 - 09:31
El gobierno nacional y la fuerza insurgente de las Farc, anunciaron los puntos básicos que permitirán poner fin al conflicto armado en Colombia mediante una pequeña reforma constitucional que prote
El gobierno nacional y la fuerza insurgente de las Farc, anunciaron los puntos básicos que permitirán poner fin al conflicto armado en Colombia mediante una pequeña reforma constitucional que protegerán los acuerdos que darán tranquilidad a las partes manteniendo la esencia de la constitución de 1991 y dando posibilidades de abrir un espacio de nuevas reformas que permitan profundizar la democracia y mejorar las condiciones de vida de la mayoría de nuestros compatriotas. Los partidos políticos tanto del establecimiento como de la izquierda, los grupos y los gremios económicos mayoritariamente, las organizaciones sociales y en general la mayoría de la sociedad colombiana a pesar de cierto escepticismo, han expresado su satisfacción a estos anuncios que en todo caso tienen fundamento en normas nacionales e internacionales y que le dan mucha seriedad y transparencia a los acuerdos que finalmente se deben firmar en La Habana. El congreso de la República a aceptado modificar el acto legislativo en curso para el proceso de paz incluyendo los puntos acordados entre el gobierno y las Farc, y que tuvieron amplio despliegue en el país y en el mundo. El presidente Santos, a pesar de que la reforma constitucional le da garantía a los acuerdos elevándolos a bloque de constitucionalidad protegido por los convenios de las naciones unidas y de Ginebra; insiste y lo hace bien, en consultar mediante plebiscito al pueblo, si ratifica o no lo acordado en la hermana Republica de Cuba. La mayoría de las opiniones son favorables a esta decisión gubernamental y la campaña permitirá adelantar una pedagogía a favor de la reconciliación, la verdad, la no repetición y la reparación de las victimas de tal manera que nunca más se vuelvan a cometer crímenes atroces que han producido tanto dolor y tristeza en la sociedad colombiana. Debe ser claro que el acuerdo debe producir cambios que permitan lograr democratizar el país en el campo económico, social y político, y dar la posibilidad que nuevas opciones, coaliciones o movimientos alternativos conduzcan el Estado de una manera diferente a como se ha gobernado que no propiamente a sido en favor de los humildes sino en beneficio de quienes han detentado todos los poderes en las últimas décadas. Los diálogos han producido como es normal diferentes opiniones y enfrentamientos entre sectores del Estado, los partidos políticos y la sociedad. El señor procurador general de la nación, que más parece un candidato que el representante de la sociedad civil, se ha convertido no con razón, en un enemigo declarado de los avances y las conclusiones parciales de los trabajos por la paz en La Habana; hasta amenazando de manera irresponsable con sancionar a los empleados públicos que hagan campaña a favor o en contra del plebiscito. No propiamente tendría autoridad moral de hacerlo y menos legal si él se ha declarado contrario desde el principio de las conversaciones y acuerdos entre el gobierno y las guerrillas. El señor expresidente de la Republica, el doctor Álvaro Uribe, ha declarado resistencia civil contra los acuerdos que resulten de los diálogos y oponiéndose a que los colombianos voten positivamente al plebiscito. Qué bueno que sea resistencia civil y no armada, de tal manera que lo desliga de algunas afirmaciones según la cual sectores armados o paramilitares y narcotraficantes estarían apoyando las iniciativas de tan polémico exmandatario. En Colombia y en el mundo resistencia civil se han simbolizado con los movimientos de trabajadores de movimientos sociales, de derechos humanos u organizaciones sociales y políticas contra regímenes dictatoriales o antidemocráticos: ejemplos Mandela, Gandhi, El movimiento español contra dictadura de Franco o el pueblo de Chile contra Pinochet, o las madres de Mayo en Argentina, los movimientos en la vieja unión soviética contra la dictadura comunista o por el desplome del muro de Berlín, o ejemplarmente los movimientos de cientos de miles de víctimas de la violencia en Colombia contra el secuestro, las desapariciones, los crímenes de lesa humanidad, los asesinatos de líderes de oposición, sindicales y sociales entre otros. Todos ellos condenando la guerra y trabajando por la Paz, la convivencia y la Justicia Social. El debate está al orden del día. El plebiscito es sin lugar a dudas un preámbulo a las elecciones del año 2018, una especie de dos opciones: los que quieren un país en paz con más democracia y libertad y los que pretenden seguir con la guerra y con las políticas antidemocráticas que bastante daño le han hecho a la nación y al mundo.
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