¿Ministro estrella o protegido?

Han sido tan pobres las ejecutorias del gobierno de Santos que nos presenta como su ministro estrella a Vargas Lleras, un protegido por el establecimiento político y periodístico bogotano que no ha dado muestras de ser estadista, sino un clientelista avezado, formado en las truculencias del Congreso. Sin embargo, desde hace unos años lo vienen incluyendo en las grandes ligas hasta llegar a consagrarlo como el más seguro sucesor de Santos, o su reemplazo, si es que el actual Presidente llegara a no aspirar a la reelección. Y me pregunto, ¿qué es lo maravilloso que ha hecho Vargas Lleras, como no sea ocupar altos cargos y pasar por el Congreso sin pena ni gloria? ¿Qué es lo novedoso del ministro de vivienda, diferente a haber sido escudero de Uribe en su primera reelección? ¿O haberse peleado con su anterior jefe cuando no le cedió el  camino? Tal vez alguien pueda aclararme, y yo esté equivocada, pero ¿no fue Vargas Lleras quien cocinó la reforma política -la del escándalo- cuando era ministro del interior y de justicia, acomodándose con las Altas Cortes, para dejarla servida a su sucesor una vez que el cómodamente se trasladó al Ministerio de Vivienda? Es posible que esté mal informada, ¿pero acaso no estuvo el presidenciable Vargas Lleras moviendo sus huestes en el Congreso para que le aprobaran el cambio de articulito a Uribe y así fuera posible su reelección? Es probable que yo no esté viendo las cosas como son, pero acaso el actual ministro de vivienda, ¿ha impulsado algo importante con relación a la ocupación del suelo urbano en las actuales reformas a los POT a lo largo y ancho del país  o por el contrario está dedicado a una repartición de casas gratis, con el feliz apoyo de alcaldes que no han tenido ninguna iniciativa importante en los temas de vivienda, pero que ahora disfrutan recibiendo esas gabelas? No le veo ningún merito en Vargas Lleras, como no sea el de ser un delfín bogotano, ungido por sus apellidos y bautizado de sacrificio por un infame atentado que le hizo perder parte de su mano izquierda. Esto último nos llevaría consagrar de presidenciables a la multitud de mutilados que ha dejado la guerrilla con sus minas quiebrapatas, pero el infortunio de perder una extremidad no es suficiente para liderar un país. Vargas Lleras no es un político claro, trasparente, hay un cierto tufillo de favoritismo en sus nexos con los contratistas del distrito y del aseo, y no se le ven por ningún lado posiciones ideológicas coherentes; Vargas se acomoda ante al poder y calla frente a temas complicados para no molestar a sus protectores. Calló frente a los problemas de Uribe, calla ahora frente a las negociaciones de paz cuando en otras épocas militaba en la derecha más dura y criticaba a la guerrilla. Calla también frente a la pelea de Uribe con Santos porque no se va a desgastar defendiendo a uno u a otro. Eso sí, no se calla sino que pregona a cuatro vientos que está regalando viviendas, como si fuera un acto generoso de su parte, salido de su propio peculio y no la repartición de recursos del estado, que provienen de los impuestos de todos nosotros. Está construyendo una candidatura con ladrillos ajenos, ganando votos con el poder de gobierno y, eso que debía ser criticado, a muchos medios de la rosca bogotana les parece una virtud. Pues a mí no, la crisis de la vivienda está lejos de resolverse con esas casitas que se van a entregar, los cinturones de miseria siguen creciendo y de ellos el ministro estrella de Santos no dice ni pío. Y es que no hay tal de que sea estrella, es un protegido, un niño mimado al que le han entregado una chequera para que haga populismo del más barato, ese que no resuelve la pobreza sino que la mantiene congelada para que no se rebele y siga votando por los mismos. O es que acaso Santos, Vargas y Uribe ¿no son los mismos que han manejado este país desde siempre? www.margaritalondono.com http://blogs.elespectador.com/sisifus/