Odios fríos

Estoy leyendo el estupendo libro de Gonzalo España, Odios Fríos, la novela de Miguel Antonio Caro en el poder. En las páginas de España queda claro que este despelote que vivimos hoy, ya lo había vivido Colombia con igual intensidad e iguales consecuencias. Que semejantes momentos de desesperanza, falta de autoestima, desmotivación de los actores económicos, desaparición de la crítica, etcétera, ya lo habíamos vivido con la seguidilla de malos gobiernos encabezados por Caro, Sanclemente y Marroquín, que coparon la última década del siglo XIX y parte de la primera del siglo XX. El Bronx en pleno centro de Bogotá, un gueto de maldad, miseria, mugre y bestialidad, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. Catatumbo en plena frontera con Venezuela convertido en zona de nadie, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. La línea divisoria de la frontera con Panamá también incendiada, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. Dos fronteras cerradas, Venezuela y Colombia; y una cancillería paralizada, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. El cauca indígena levantado solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. Las carreteras obstruidas y sin circulación de personas y de bienes, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. Las Farc, soberbias, engreídas, dogmatizando desde La Habana y alimentando movilizaciones campesinas para imponer sus Zonas de Reserva campesina y demonizar las zidres, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. El ELN mangoniando en zonas cocaleras, en zonas de minería ilegal; y moviéndose en Caracas como en su propia casa sin que nadie les persiga, solo se explica si un mal gobierno abandona la función esencial del Estado, la seguridad. Contra ese mal gobierno, para desenmascararlo, para mostrar su aislamiento, desnudar su soledad y falta de apoyo en la población, comenzaremos el 4 de junio la campaña de “firmatón”. Una movilización ciudadana para exigirle a Santos que respete la Constitución, que no se ponga por fuera de ella pretendiendo otorgar beneficios inauditos a los criminales. Es una firmatón que, seguramente, concluirá en una intensa campaña de oposición al plebiscito fariano-santista.