País de regiones, ¿descentralizadas u olvidadas?

Dom, 19/06/2016 - 16:16
El esquema de un congreso compuesto por un Senado elegido en jurisdicción nacional y una cámara por jurisdicción departamental es algo que parecía bueno en la reforma constitucional del 91 pero. c
El esquema de un congreso compuesto por un Senado elegido en jurisdicción nacional y una cámara por jurisdicción departamental es algo que parecía bueno en la reforma constitucional del 91 pero. con el paso del tiempo, resultó insuficiente y desequilibrante. Tal vez ahora que se habla de nueva constituyente habría que repensarlo. Hoy, los departamentos con menos población tienen garantizados dos cupos en la Cámara de Representantes. Esto quiere decir que los territorios más aislados, con menos recursos y menos desarrollo económico son también los que tienen menos participación en las decisiones nacionales que se toman en un Congreso mayoritariamente urbano, que termina aprobando leyes y partidas presupuestales para una Colombia centralizada en grandes ciudades. Pero si a lo anterior se le suma que en esos departamentos hay niveles altísimos de corrupción, entre otras razones porque los órganos de control nacional no miran para allá y sus versiones regionales son cooptadas por la politiquería local, tenemos una fórmula perfecta para el abandono estatal. Los dineros no llegan y los que llegan se dilapidan. Igual suerte sufren los recursos de regalías a pesar de las reformas y contra reformas que se han realizado. En el Chocó, una región que he visitado con frecuencia en los últimos dos años, la corrupción se siente en todos sus municipios. Un vecino de silla en el avión durante el último viaje me contó que se dedicaba a la minería (ilegal por supuesto) y reconoció que era inevitable el daño ambiental resultado precisamente de trabajar con unas técnicas muy primitivas de extracción. Pero lo más grave fue su respuesta cuando le pregunté por las “vacunas” que había oído se tenían que pagar. El hombre se rio con cierto desconsuelo y dijo señalando en cada dedo de la mano: tenemos que pagarle a las bacrim, las Farc, el ElN, y agregó nervioso bajando la voz, también por supuesto a la policía y a Codechocó. Mejor dicho hay que darle de comer a todo el mundo, concluyó. Esa es la realidad de nuestras regiones descentralizadas, que el estado nacional se acuerda de ellas cuando hay problemas de orden público y nunca más. Después las dejan en manos de esas mafias enquistadas con la politiquería local, donde hay mínimos niveles de gobierno y máximos de corrupción y cohabitación con la ilegalidad. En Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y cuatro o cinco ciudades más se concentra la fuerza de una ciudadanía más consciente y unos órganos de control o por lo menos con más vergüenza para robar o dejar robar. Es cierto que allí también se concentra gran parte de la población, pero por fuera de estas ciudades hay otro país, como el que nos han narrado del Catatumbo cuando el secuestro de Salud Hernández, o el del Putumayo o el Caquetá, o de aquellos territorios más lejanos de la Orinoquía, la Amazonía y el Pacífico. Los senadores que se eligen por los votos de las grandes ciudades deberían pagar una especie de servicio militar obligatorio, conociendo estas regiones olvidadas, en visitas de trabajo que los lleve por ríos, selvas y manglares hasta donde habitan los waunnan o los Katíos o los Cuibas o los Huitotos o tantas tribus que comparten territorio con comunidades afro. Igual obligación debería haber para las autoridades de control, Procuraduría, Defensoría del Pueblo y Contraloría Nacional en un esfuerzo por mirar de cerca ese país anónimo que sufre en silencio y en paralelo el abandono del gobierno y dominio de las mafias territoriales. No soy tan ingenua para creer que todo se resolvería con unas pocas visitas, pero al menos se podría tener una visión más aproximada a esa realidad dolorosa de pobreza extrema que se vive en esa otra Colombia rural, esa que si acaso aparece es cuando hay un paro como el campesino. Aunque también tengo la percepción que en esos paros participan los campesinos más cercanos a los grandes centros urbanos, nunca los más alejados, los no campesinos, aquellas personas que son simplemente habitantes de un mundo rural, sin vías, sin escuelas, sin centros de salud, sin ni siquiera posibilidades de producir para el mercado, acaso apenas para la supervivencia.
Más KienyKe
El mandatario brasileño y su homólogo francés calificaron de "grave" el bloqueo de la candidatura de Corina Yoris en Venezuela.
En silla de ruedas, el Sumo Pontífice lavó los pies de las reclusas en la prisión femenina de Rebibbia en Roma.
El ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, acusó al presidente argentino de equivocarse "en materia grave" con sus insultos a su homólogo colombiano.
Sí en su empresa o lugar de trabajo le solicitan trabajar alguno de estos dos días santos, esto es lo que deberían pagarle.
Kien Opina