Pájaros con escopeta

Vie, 12/06/2015 - 09:34
No deja de sorprender el maniqueismo con que se quiere seguir manejando la información por parte de los sectores aparentemente más interesados en la paz. Se viene León Valencia lanza en ristre cont
No deja de sorprender el maniqueismo con que se quiere seguir manejando la información por parte de los sectores aparentemente más interesados en la paz. Se viene León Valencia lanza en ristre contra la Guri, como se llama coloquialmente a la nueva directora de los informativos de RCN, Claudia Gurisatti, con el argumento de que quiere politizar las noticias y que, palabras más palabras menos, le viene a imprimir su sello político a la información. Sobra imaginarse que para el columnista de Semana esa impronta que supuestamente le imprimiría la Guri es ultraderechista y que no puede responder sino a dictados del expresidente Alvaro Uribe. Además, se atreve el comentarista a meterse en el alma de la directora de RCN para insinuar que ella es uribista porque la inspira la rabia en el corazón con las FARC a raiz de que alguna vez quisieron asesinarla. Pues si León Valencia no hubiera sido contratado por Holman Morris en el Canal Capital para ponerle un sello político a ese canal y precisamente porque Holman Morris fue puesto allí por el alcalde Gustavo Petro para ponerle un sello político al canal distrital, se podría creer que sus observaciones son desprevenidas y que realmente piensa en el ejercicio sano del periodismo. O que le preocupa la veracidad más que la apología. Lo evidente es que con la moral leninista que aún acompaña al columnista, aquella según la cual se considera que lo bueno es lo que le sirve a la revolución y lo malo es lo que no le sirve, pues politizar el Canal Capital es bueno pero politizar RCN es malo. Y con la lógica del macartismo digno de un antiguo militante extremoizquierdista, de esa manera Claudia Gurisattí quedó en el bando de los malos. Hubiera sido chévere ver a León Valencia escribiendo, como sí lo hizo Daniel Coronel  por ejemplo, contra la evidente politización del Canal Capital y sobre la forma cómo se convirtió en determinado momento en el bastión agitacional mediático de Petro cuando estuvo en en calzas prietas ante su inminente destitución. Eso estaba bien para el columnista porque era contra el Procurador, que es algo así como el brazo jurídico- camandulero del uribismo para este tipo de periodistas pretendidamente objetivos. Que consideran que la objetividad existe si se está de acuerdo con ellos. Y a quienes al aplicarle su propio estilo los derechistas descalifican porque para ellos sus almas deben añorar un pasado glorioso al lado de los hermanos Vasquez Castaño, cuya crueldad no fue nada diferente a la de los Castaño del bando paramilitar. Y ahí si sería verdad que de los castaños se puede pasar a los oscuros porque el panorama maniqueista lo único que hace es atizar la hoguera. O sea que emprenderla contra la Gurisattí puede que de taquilla mamerta pero no contribuye a construir la paz. La directora de RCN claro que impondrá su estilo y porsupuesto que tiene su subjetividad política, pero el hecho de que no sea lambebotas con los guerrilleros no da para excomulgarla o quemarla en la hoguera como se hacía en la inquisición con las supuestas brujas como pretenden León y una buena recua de periodistas panfletarios. Que seguro prefieren lo que hicieron durante años muchas periodistas, que incluso llegaron hasta a inmiscuirse en las hamacas del “comandante papito” o de Jaime Bateman, quien en su momento se daba el lujo hasta de poner de moda las generosas carnes superiores de alguna de ellas. Si Claudia Gurisatti no le cree a las FARC está en su derecho y eso no la debe colocar del lado de los enemigos de la paz. Ella está al frente del canal por buena periodista y no por derechista. Contrario a lo que pasa en algunos medios militantes donde no importa la calidad periodística sino la afinidad discursiva. Otra cosa es que para ciertos periodistas anquilosados en sus fracasos el presidente venezolano Nicolás Maduro sea el digno representante del Socialismo del Siglo XXI y que su admiración por él los lleve a ver en la Gurisattí a la mismísima Maléfica al servico del derechismo internacional por denunciar los atropellos a la libertad en el vecino país, o que los mamertos reciclados como Jorge Gómez Padilla la consideren incendiaria por registrar con amplificador los desmanes cometidos por los guerrilleros. Según este columnista la Gurisatti vende inseguridad como sí el país estuviera en un caos nunca visto. Ella parece ser la culpable de las desgracias por las que atraviesa la popularidad del presidente Juan Manuel Santos. Habría que preguntarle a Gómez Padilla qué cree que puede vender alguien sensato frente a los antentados contra los oleoductos y las torres eléctricas. Se necesitará acaso que Claudia Gurisatti titule estos hechos con un superlativo para que los colombianos sensatos se den cuenta de que son acciones criminales contra la población, contra la gente humilde, contra los colombianos y aún contra el proceso de paz? Se va también este columnista lanza en ristre contra Julio Sanchez Cristo porque no comparte la idea de que haya que estigmatizar a la Gurisatti ya que, según Gómez Padilla, coincide con Uribe. Acaso hay algún colombiano normal, que no sea mamerto claro, que ante las ofensivas despiadadas de las FARC no coincida con Uribe en que esa barbarie no puede ser de buen recibo en medio de unas negociaciones de paz, así sean en medio del conflicto. La información debe ser veraz y objetiva pero la crítica a la información también. La Gurisatti no les gusta a los periodistas politizados porque ella les parece politizada pero desde el otro lado de la barricada. Y eso de gritar al ladrón desde la otra orilla politizada no es ni más ni menos que maniqueismo. Y por más que no quieran lo que logran es echar leña al fuego cruzado. Aspirar a que los periodistas no sean politizados se puede desde la neutralidad pero no desde la otra orilla politizada. No se puede ser tan sectario como para insinuar que una periodista que se ha caracterizado por no tragar entero, como ella misma lo dice, que se ha fogueado en busca de lo que que no se dice, que se caracteriza por no rendir pleitesías y que hasta hace un tiempo era querida por los progres del M 19 como una aguda comunicadora en el noticiero AM PM, hoy esté vendida a la ultraderecha por que no hace la seguidilla. Eso es mucho ultraizquierdismo. Y peor si lo que se sugiere es que los dueños del canal se asusten porque el gobierno pueda sentir que RCN es enemiga de la paz y que eso deje ver que puede conllevar consecuencias. Ahí si apague y vámonos porque pasaríamos a la oscuridad completa. No se puede dejar prosperar este neomacartismo mediático. Sobre todo porque siempre habrá que tener en cuenta que la objetividad está atravesada por la subjetividad y no siempre se evitará el sesgo. O alguien se imagina que Semana, dirigida por un sobrino de Santos, o El Tiempo, dirigido por un familiar de Santos, vayan a actuar frente al presidente de una manera diferente a la que actuaría El Colombiano frente a las tesis de Juan Gómez Martínez. O Valencia, Gómez Padilla y compañía creen que tienen razón aquellos uribistas que acusan a Semana y a El Tiempo de Castro-chavistas?. Es lo mismo que ellos hacen a la Guri pero a la inversa.
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