Posconflicto: Colombia después de los acuerdos

Jue, 21/04/2016 - 02:24
Todo parece indicar que los acuerdos de La Habana van bien y antes de finalizar el año el gobierno y la guerrilla de las FARC firmarán el pacto y la dejación de las armas e inician un proceso igual
Todo parece indicar que los acuerdos de La Habana van bien y antes de finalizar el año el gobierno y la guerrilla de las FARC firmarán el pacto y la dejación de las armas e inician un proceso igualmente complejo de poner en practica su contenido, y ante la insistencia del gobierno, lo primero refrendar lo pactado mediante el plebiscito. Es igualmente importante apoyar las conversaciones y los resultados de los diálogos con el ELN porque ello haría menos difícil la reconciliación. Vital insistir en el combate al paramilitarismo y la delincuencia enemiga de la paz y combatir y someter a sus comandantes y gestores de estos grupos obstáculo para la paz, la reinserción y el desarrollo de la democracia. El gobierno y las fuerzas militares deben trabajar en esta tarea y entregar resultados prontamente. Menos pantallazos y charlatanería y resultados tangibles. El poder judicial y principalmente la fiscalía debe crear grupos especiales y sólidos que no se dejen tentar para que las sanciones sean efectivas. La corte debe agilizar la escogencia del nuevo fiscal entre los dos candidatos o candidata, escogidos por el presidente. Urgente porque no puede seguir la interinidad y menos en este momento crucial. Atender las reclamaciones de los jueces, evitar nuevos conflictos que muestran la falta de unidad de la rama y la desatención del gobierno. El congreso debe reivindicarse y trabajar en iniciativas urgentes para poner en practica los acuerdos de paz, las reformas que democraticen la vida económica y social y profundice la democracia. Los partidos y movimientos políticos, los gremios y los movimientos sociales, las universidades, las fundaciones, los académicos y la sociedad en general deben unificar unos puntos básicos para el debate y puesta en práctica de los resultados de la firma de la paz y las posibilidades de acciones comunes que hagan más viable el país, lleno de profunda crisis económica, social y política. No debemos ocultar que estamos viviendo una profunda crisis en la economía, en la política y la sociedad. Es una crisis mundial inocultable. Todos los modelos económicos han fracasado, los capitalistas, neoliberales, socialistas, comunistas, socialdemócratas, improvisadores etc. y sus ideólogos y gestores no tienen fórmulas de solución y al contrario los capitalistas y neoliberales siguen formulando iniciativas que solo favorecen al voraz capital financiero especulador. La crisis económica y en lo social es gravísima, cada día más pobres, más desempleo, freno a las inversiones,disminución de la producción, sobre todo en el campo y la industria nacional, y los afectados son principalmente los pobres y las clases medias. Colombia no está exenta de esta crisis, al contrario por falta de proyectos autónomos y nacionales y por estar sujetos a los mandatos de los organismos multinacionales y gobiernos imperiales hemos profundizado tanto esta crisis que no se vislumbran soluciones ni iniciativas serias que la superen, al contrario, supuestos correctivos impulsados por el gobierno y los grupos económicos la profundizan mucho mas. La crisis también es de liderazgo. La pregunta de todos se mantiene: cómo mejorar el país, cómo hacerlo más próspero, más justo, más democrático, más libre, más tranquilo, más feliz. La sociedad no encuentra respuesta ni de los partidos, ni de los gremios, ni en las organizaciones sociales, ni en la academia, y menos en el régimen imperante. Si la tarea principal de la politica y los lideres es disminuir el dolor y la desesperanza de los colombianos y si no se refleja en sus planteamientos, programas y acciones desde el Estado, entonces hay que cambiarlos y construir nuevos liderazgos, nuevos partidos, nuevos programas, y ello solo es posible lograrlo con ideas nuevas y viables, y sobre todo con la participación ciudadana. Si no lo hacemos nadie cree en la democracia y perdemos todos. Evitar el mediatismo, la improvisación, el fanatismo, las creencias absurdas, y el caudillismo y el mesianismo con la profundización de la democracia que dé posibilidades a los nuevos partidos, organizaciones y líderes nuevos capaces de sacar al país de la crisis. Así tendría buen sentido y razón el cese de la violencia y los acuerdos de paz.
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