Si Piedad regresa al Senado

Cuando se pierde una voz que puede causar molestias, a veces con razón, a veces sin ella, pero que en últimas es una voz importante para un sector de la sociedad, muchos lo lamentan y otros celebran. Pero cuando esta misma voz puede retornar, la pregunta es: ¿cómo se sentirán con su regreso quienes se sentían incómodos con ella al lado?, y sobre todo, ¿Con qué actitud llegará ella?

Es claro que más de un senador de la república no se va a sentir cómodo si Piedad Córdoba regresa  a su curul, y más incómoda se ha de sentir su bancada en la plenaria, es decir, la liberal. Sobre todo si se tiene en cuenta que el  oficialismo liberal colabora con el gobierno de Juan Manuel Santos, a quien ella hace oposición. Luego es claro, no ha de ser clara esta situación porque no se entenderá que dentro del partido que desea tener al Presidente de la República dentro de su casa haya alguien que se dedique a lanzarle dardos venenosos. Y lo que es peor, que no exista manera alguna de controlarla, porque si algo se conoce de la exparlamentaria es su gusto por ser la rueda suelta en donde quiera que esté. Si Juan Manuel Santos decide buscar la reelección, el Partido Liberal le ha de apoyar, y la pregunta es: ¿querrá Piedad Córdoba hacer campaña por el primer mandatario, a quien públicamente tilda de “neoliberal”? Podría apostar a que mientras el liberalismo enarbola las banderas santistas, ella hará lo propio, pero por la de un candidato de izquierda como es su costumbre, en una clara muestra de su actitud  desobediente y rebelde con la directriz de su casa política. Recordemos que bien lo hizo en el pasado, cuando el oficialismo apoyó a Enrique Peñalosa y ella dio su respaldo a Samuel Moreno, y yo pregunto: ¿qué pasó con el Comité de Ética del Partido Liberal que no aplicó el reglamento? Pero aquí no para la cosa, también es bueno que Piedad dijera desde ya si está dispuesta a seguir las directrices que como Jefe Único del Liberalismo dicte Simón Gaviria, a quien ella dobla en edad. Y lo que es peor, si con sus declaraciones salidas de tono no va a ser un obstáculo en el trabajo que como presidente del oficialismo liberal él realiza, labor bastante complicada de por sí. Tampoco se sabe si desde su curul en el Senado de la República, Piedad Córdoba le va a pedir a las Farc que paren las acciones bélicas;  regresen a quienes tienen en su poder con fines extorsivos; confiesen dónde están los restos de las personas desaparecidas;  y lo más importante, que reparen a las víctimas. No sería comprensible que desde la legalidad, y viviendo de la institución, se mantenga una actitud complaciente con quienes solo han causado daño a todo el país con el argumento de que “todo está mal, y es necesario oponerse al régimen sin importar los medios”, por lo que estimo conveniente en el caso de que la exparlamentaria recupere su lugar en el Senado de la República, en la eventualidad de que la Corte Constitucional falle a su favor, que rechace públicamente las actuaciones del grupo armado, porque repito, no sería para nada comprensible. Considero que para el país es importante contar con voces que desde el Senado de la República trabajen por el bien de los colombianos, así por ratos suene un tanto incómoda. Pero más importante es que esta voz, en este caso la de Piedad Córdoba, haya aprendido la lección mientras estuvo por fuera del juego político, porque sería lamentable que una persona como ella en lugar de jugarle a la unión que requiere este país, se dedique a dividir, tal como lo hizo en sus últimos años como congresista. Cambiando de tema. Insisto en mi pregunta: ¿cómo se le perdona a Álvaro Uribe Vélez que para gobernar se haya rodeado de los amigos del paramilitarismo y haya disposición para  reelegirlo como Senador de la República,  y en cambio a personajes como  Ernesto Samper no se le permitan ni siquiera aspirar a la JAL del Sumapaz? Que alguien me lo explique. @sevillanojarami