Si yo fuera Néstor Morales

Jue, 16/08/2012 - 00:43
Yo, de Él, no diría “yo me inventé” algo, lo que fuera, como dijo sobre el formato de la
Yo, de Él, no diría “yo me inventé” algo, lo que fuera, como dijo sobre el formato de la confrontación que dirigió en el programa de opinión Hora 20. Porque, primero, el debate se lo inventaron los griegos. Además está el antecedente del Tertuliano. Y porque, más importante, uno no dice eso. A menos de que quiera, y le guste, dar papaya para que se la monten por arrogante y egocéntrico. Si yo, entonces, fuera Modestor Morales, aprovecharía como un niño al que le dan permiso de desordenar la sala de la casa para hacer guerra de cojines la oportunidad que el no tan pobre Grupo Santo Domingo le puso en bandeja para acabar con todo lo que está mal en la radio colombiana. Primero, los periodistas. Si la idea es, como dijo, hacer y decir las cosas de una manera distinta a como hacen y dicen las cosas RCN y Caracol, lo primero que yo haría si fuera Néstor Morales sería no hacer lo primero que hizo Néstor Morales: llamar a los mismos Zuletas, Bonnets y Pizanos que hablan a diario en RCN y Caracol y sus derivados en prensa y televisión y radio. El clientelismo también aplica al periodismo. La razón por la que vivimos casi 200 años de bipartidismo elitista es, en parte, la misma razón por la que la prensa pasa de un unanimismo a otro cada cuatro, y ahora cada ocho, años. Porque la política y la prensa siempre se han hecho, y todavía se hacen, con los mismos y con las mismas personas, métodos, fuentes y objetivos. ¿Cómo decir y hacer las cosas diferentemente? Si fuera Morales, armaría mi equipo con la gente que no sale en las sociales de Semana ni va a los almuerzos de Felipe López. Solo así, pensaría, se podrían decir y pensar cosas distintas a lo que se dice todas las santas mañanas en las 287 emisoras que tenemos. No solo Twitter es buen espacio para encontrar diferentes, mejores y menos perezosas voces a las de siempre. La radio pública es otro: en vez de reclutar gente de El Espectador, yo le estaría robando gente a la Radio Nacional, donde sí se dicen cosas distintas. Radiónica es otro criadero de talento. Y lo mismo en las regiones: sacaría a dos o tres periodistas rasos de las emisoras regionales que sí han salido de Bogotá y les daría el micrófono que nunca tuvieron. Porque darle más micrófono a Felipe Zuleta no es ser innovador: es hacer lo mismo que llevamos haciendo hace 200 años. En ese sentido, otra cosa que haría si estuviera en los zapatos de Morales sería abrirle la sala de redacción a la audiencia. No haría lo de Julio, por ejemplo, que es poner al aire y en desorden las voces de la gente. Yo los acogería, discutiría con ellos los temas del día y, después de una rigurosa depuración, pondría sus voces al aire. Haría foros de comentarios como este. Y programas de discusión por internet como este. Y también le contaría a la gente cuál es el plan de investigación del día, así. Empezaría, pues, un diálogo con las audiencias que no dejara sus voces en el olvido del silencio que se oye después de cada intervención de un oyente en La W. Otro tema es la página. El futuro de la radio es en internet, sin duda, y en consecuencia los programas de nicho van a ser cada vez mejor pagados por la pauta, gracias a la fidelidad que promete una audiencia segmentada. Por eso yo, si fuera Néstor, no imitaría las noticiosas e inmediatistas salas de redacción de periódico, ni tendría periodistas para cada fuente. La chiva, recuerde, se acabó. Yo solo armaría programas para públicos segmentados dirigidos por expertos externos. Algo así. Yo, de Morales, armaría con la página una red social de audios como esta: instalaría un software, que podría ser Soundcloud, para que la gente pueda subir, calificar, publicar y oír sus audios y los de otros. Escogería los mejores, les haría curaduría periodística o musical y los publicaría en la frecuencia. Mi página, si fuera Morales, tendría poco texto y mucho audio. Sería una plataforma donde la gente oiría a las nuevas bandas o conocería las noticias que los periodistas omiten, que no son pocas. No haría una alianza con El Espectador, ni con Cromos, ni con ningún panfleto del Grupo. Haría alianzas con las emisoras regionales, sobre todo, y trataría de llegarle a más gente vulnerable a través de la radio por teléfono, como hace la Deutsche Welle en África. También llamaría a una alianza a los señores y señoras de Radio Ambulante, ese proyecto latinoamericano de crónicas de radio por internet que le da cátedra a todos los Arizmendis. Si Alejandro Santo Domingo me hubiera llamado a mí como llamó a Néstor Morales, yo le habría dicho de entrada que mi proyecto no se prestaría para hacerle propaganda a las telenovelas y productos de sus canales y revistas y cervezas. Ser innovador en el periodismo colombiano es fácil: solo hay que ser independiente, que es prácticamente imposible. Como pueden ver, lo que yo sufro es de envidia (y de ingenuidad crónica). La verdad es que yo quiero y sueño con ser como Néstor Morales. Y por alguna parte tenía que empezar. Ahora me voy a comprar un tarro de gel.
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