Un año difícil

Dom, 21/12/2014 - 16:24
Un año de inestabilidad institucional. Es lo que hemos vivido, o padecido, los bogotanos en este 2014 que termina. Empezamos el año con la abrupta destitución del Alcalde Gustavo Petro y durante to
Un año de inestabilidad institucional. Es lo que hemos vivido, o padecido, los bogotanos en este 2014 que termina. Empezamos el año con la abrupta destitución del Alcalde Gustavo Petro y durante todo el primer semestre alcanzamos a tener tres mandatarios distintos. Una interinidad que golpeó a todo el aparato público distrital, frenó la ejecución de los recursos y las políticas públicas y afectó sensiblemente el ánimo de los capitalinos. Pero esta sensación de incertidumbre también se deriva de decisiones del propio Alcalde. Un estado de inseguridad jurídica recorre varios de los asuntos claves de la ciudad. El año no alcanzó para superar la zozobra originada en la expedición por decreto de la Modificación al Plan de Ordenamiento Territorial, luego de su negación en el Concejo de la Capital. Y tampoco alcanzó para realizar la tantas veces aplazada licitación que permita superar la provisionalidad del servicio público de aseo, luego del revolcón protagonizado por el propio Petro en diciembre del 2012. Tampoco avanzamos en estructurar los procesos contractuales para la operación de las fases I y II de Trasnmilenio o para la construcción de la Troncal de la Avenida Boyacá, mientras el hueco fiscal por los problemas en la implementación del SITP se hace cada vez más grande. También el Cabildo Distrital tiene su cuota de responsabilidad en esta sensación de desanimo que nos acompaña. Inexplicablemente y enceguecida en un ejercicio de oposición obtusa, estrechas mayorías lograron impedir la aprobación de acertados y necesarios proyectos presentados por la Administración a consideración del Concejo. La creación de la empresa que operaría el Metro y los sistemas de Transporte férreos, la modernización tributaria o las vigencias futuras para garantizar la continuidad de los colegios en concesión fueron iniciativas que naufragaron en medio de la estéril polarización entre el Alcalde y sectores opositores. Preciso cuando el gobierno distrital acierta en asuntos tantas veces demandados por importantes sectores de opinión, una oposición cerril se atraviesa como vaca muerta en el desarrollo de la capital. En el 2015 la ciudad tendrá que elegir sus nuevas autoridades. Tendrá que ilusionarse de nuevo con quien desde el gobierno nos recuerde los momentos virtuosos de transformación urbana y de inclusión social. Tendrá que volver a creer en sí misma y en la fuerza de su gente para recuperar un sendero de cambio y desarrollo. Pero el Alcalde, si se espantan definitivamente las amenazas de su destitución, tiene la oportunidad de cerrar su periodo cumpliendo en parte su plan de desarrollo. El Concejo acaba de aprobarle el presupuesto más alto en la historia de la Capital. Con 17.3 billones de pesos en el bolsillo, Petro puede dejar contratadas soluciones estratégicas para la movilidad. Puede acelerar el cumplimiento de sus metas sociales en educación, salud y vivienda. Podría avanzar en implementar las órdenes del Consejo de Estado para la descontaminación del Río Bogotá. Ello si no cae en la tentación de poner el aparato público de la ciudad al servicio de intereses electorales de quienes se reclaman furibundos petristas. @AntonioSanguino
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