Víctimas vs posconflicto

Con motivo de los comicios electorales presidenciales la Fundación Colombia con Memoria, por decisiones internas de sus órganos directivos, no toma partida política alguna, pero siente la responsabilidad de pronunciarse en lo que corresponde al protagonismo de las víctimas en el próximo gobierno y en el posconflicto resultado del actual proceso de paz. Es así como nuestra óptica jurídica y social con respecto a las víctimas del Conflicto Colombiano, nos lleva a pronunciarnos sobre esta materia advirtiendo el gran riesgo que corren las víctimas con el planteamiento que hoy se tiene en las negociaciones en La Habana. La preocupación del Gobierno del presidente Santos en este sentido es otorgar la mayor cantidad de garantías a los victimarios dejando desamparado el interés legítimo de las prerrogativas humanitarias que deben tener las víctimas. Esto se puede ver desde ya, a través del ejemplo claro en donde las víctimas están fuera de las mesa de negociación. Los gestores de paz -como lo hemos sostenido siempre- debemos ser las víctimas y no los narcoterroristas. Una paz que se está negociando de manera subrepticia no puede ser considerada legítima ni honesta; es una movida política espuria. La paz se hace con las víctimas para que haya verdadera reconciliación, no puede ser que un gobierno por intereses electoreros desconozca la importancia del papel que deben encarnar las víctimas en busca de verdad, justicia y reparación. Resulta inaceptable que los bandidos de las FARC perpetradores de crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad pasen sin pena ni gloria del fusil en el monte a la mesa y luego a la curul. De esta manera se desconoce tácitamente la estructura fundamental del Estado Social de Derecho consagrado en nuestra Carta Magna. Preocupa en grado sumo que mientras se negocia una paz injusta y los terroristas siguen delinquiendo y atacando a la población civil de manera indiscriminada, las víctimas vean pasar a sus victimarios al poder desde el cual legislarán a su favor entendiendo esto como un acto de revictimización. No se entiende cómo en una democracia constitucional como la nuestra que inclusive permitió la materialización de la Unidad Nacional se desconozcan los derechos de las víctimas y se enaltezca la desafortunada conducta de los narcoguerrilleros. Es doloroso ver cómo la preocupación del Gobierno de turno es cuál va a ser el esquema de seguridad, cuántos escoltas y cuánto dinero se va a destinar del presupuesto nacional para las comodidades y garantías de los guerrilleros mientras que a las víctimas les corresponde como medida de reparación la bicoca de 40 salarios mínimos legales mensuales vigentes.Con esta jugosa suma se supone que queda resarcido el daño, el homicidio el secuestro extorsivo, el acceso carnal violento y el reclutamiento de menores entre otros. Es lamentable que los sujetos pasivos de los terroristas de las FARC deban resignarse a que con escasos veinticinco millones de pesos su dolor, su honra, su dignidad humana y sus muertos queden saldados sin ni siquiera tener la posibilidad de ser protagonistas en el posconflicto. Las víctimas cumplen un papel fundamental y determinante en una verdadera búsqueda de paz. Por otra parte y lo hemos dicho hasta el cansancio, en materia de Derechos Humanos, parte de la verdadera reparación a las víctimas es la efectiva ejecución de las condenas de los victimarios más allá de la aplicación de la famosa justicia transicional; con esto se atendería a los presupuestos de un Estado de Derecho garantista. Otro aspecto de la mayor importancia es el de las llamadas y desaparecidas "Comisiones de la Verdad" pues el principio básico humanitario es el de la verdad. Sin esta no habrá justicia, sin justicia no habrá reparación y sin las anteriores jamás habrá reconciliación, pues en el sentir de las víctimas por la ausencia de lo que hemos dicho se reabren las heridas y se levantan rencores, ya que es claro para quienes hemos tenido que padecer los vejámenes del narcoterrorismo que la Memoria Histórica es requisito sine qua non para obtener una paz favorecedora de los Colombianos de bien y no una paz que premie a los criminales. Nuestra misión como ONG de derechos humanos será la de aportar desde la perspectiva de las víctimas a que el posconflicto genere oportunidades sociales e incluyentes en favor de las víctimas y procurando evitar que dicha etapa se convierta en un nuevo campo de batalla por la disparidad entre los bandidos y su víctimas. Las garantías de no repetición son un derecho fundamental de las víctimas así como una paz con justicia y entrega de armas. Abrazo cálido, seguimos trabajando. @colconmemoria presidencia@colombiaconmemoria.org