¿Y los límites para la venta de tantos carros?

Dom, 12/04/2015 - 13:52
Un amigo me dijo en estos días una frase que no logré entender sino después de varios ejemplos: “cuando uno pone límites, crea libertades”. Pensé la frase varios días tratando de articularla
Un amigo me dijo en estos días una frase que no logré entender sino después de varios ejemplos: “cuando uno pone límites, crea libertades”. Pensé la frase varios días tratando de articularla con ejemplos de mi vida y la logré articular bien durante un trancón insoportable en Medellín. ¿Cuál era el límite del mercado de venta de carros en Colombia? Si una de nuestras libertades principales y motor del desarrollo económico de cualquier país es la movilidad, ¿cuáles son los límites que protegen esa libertad? Límites que nos permiten movilizarnos más rápido para alcanzar a compartir tiempo con la familia, ser más productivos, estudiar o hacer las cosas que nos apasionan, entre muchas otras cosas. Sin embargo en el país no existe un límite a la venta de carros nuevos y el registro de ventas al detal de 2014 fue de 328.526 unidades superando en 11,8 por ciento al de 2013 y en 1,2 por ciento al de 2011, cuando se colocaron 324.570 carros. Cifra récord según el periódico El Tiempo. Todo el mundo se queja del problema. Se convierte en la causa del incumplimiento, del malestar al llegar a la casa después del trabajo, de las malas decisiones que terminamos tomando, de peleas, estrés, y de muchos accidentes en las vías. Se convierte en un problema de salud pública del que no nos damos cuenta pero que afecta nuestras vidas permanentemente. El Banco Mundial estima que los accidentes de tránsito son la segunda causa de muerte violenta en el país. Cada 85 minutos muere un colombiano en las vías y en 2013 se registraron casi 6000 muertes y 40,000 mil heridos. Esto no quiere decir que todos las accidentes de tránsito se deban a la cantidad de carros que hay en las calles, pero si hay una relación directa entre el estrés que nos genera el tráfico y las decisiones erróneas que terminamos tomando al manejar. “Es que me lo pasé en rojo porque iba tarde a la reunión”, “fue porque traté de adelantarme y no vi la moto”, “ estaba respondiendo un mensaje de texto y le pegué al de adelante”, y no nos damos cuenta que uno de los factores que está influenciando en tanta accidentalidad es el tráfico que genera tanto carro en las vías. Ese el mayor problema, el detonante del resto de las causas que explican los accidentes. Entonces ¿qué se está haciendo para prevenir tanta congestión y accidentalidad en las vías? Una cantidad de programas de educación y prevención vial, ampliación de vías, pico y placa hasta en Popayán (270 mil habitantes). Leyes y políticas públicas que se acomodan al problema, no lo abarcan. Los gobiernos parecen estar limitados a la educación y la prevención frente a estos problemas y propone soluciones insostenibles que terminan generando otros problemas públicos. Si esto es lo que hace el gobierno, “¿qué estás haciendo tú para mejorar la situación?” Esta es una de las preguntas que hacen varios activistas promoviendo medios alternativos para la movilidad de las personas. Pues además de pagar unos impuestos caros para mantener las vías,  los programas de seguridad, educación y prevención vial, y tenerse que aguantar el nivel de congestión de la ciudad, qué más se supone que puede hacer. ¿Debería ser está una preocupación para el ciudadano, se le debería responsabilizar por este problema público, teniendo en cuenta lo que hace el gobierno? El ciudadano, como consumidor tiene una responsabilidad y los movimientos que promueven formas alternativas de movilidad hacen cosas muy interesantes para desincentivar el uso del carro en las ciudades. Sin embargo, el problema de la cantidad de carros en las vías no parece ser la preocupación principal de los movimientos activistas. “Nuestro objetivo no es tratar que se vendan menos carros, sino que la gente haga mejor uso al carro y se concientice de que hay mejores formas para movilizarse”, me dijo un Juan Manuel Restrepo, uno de los coordinadores del Foro Mundial de Bicicletas que se realizó a principio de año en Medellín. Aunque el efecto de estas iniciativas sea positivo,  la solución que se plantea sigue la línea de acomodar las soluciones a los intereses del mercado de carros en Colombia. Empezar a usar la bicicleta, aunque se plantea como una solución, no se debe a que la gente esté cambiando su cultura y esté más concientizada con el medio ambiente, sino que obedece más a una necesidad de transportarse de una manera más eficiente, económica para llegar a tiempo al trabajo. La solución no es contrapeso al problema base y lo único que parece frenar el fenómeno es el mercado mismo: el estado de la economía, los precios del petróleo y la devaluación. Entonces que esto iría contra el libre mercado, contra seguir rebajando los aranceles para la importación de vehículos y bajar el precio para que los consumidores sean los más beneficiados. Sí, pero finalmente, en el día a día no estamos beneficiados ¿de qué sirve el libre mercado?. Lo que menos tenemos es libertad para poder elegir qué hacer con lo poco de tiempo libre que nos queda. De libre no tiene mucho el mercado en el que estamos. El activismo debería hacerse también para que se trace un límite de venta de carros en Colombia que nos de la libertad de movilizarnos tranquilamente por las ciudades y podamos hacer mejor uso de nuestro tiempo.
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