Marlon Brando

Mar, 01/07/2014 - 05:51
Brando: un vago que se hizo estrella

Pocos como él fueron capaces de marcar un antes y un después en el arte de la actuación.

Pero a diferencia de otros Marlon Brando pudo
Brando: un vago que se hizo estrella Pocos como él fueron capaces de marcar un antes y un después en el arte de la actuación. Pero a diferencia de otros Marlon Brando pudo llegar lejos sin esforzarse demasiado. Brando era un vago. No logró nada como estudiante, nada como empleado. Pero se sentía orgulloso de ser un bueno para nada. En su libro de memorias, ‘Las canciones que mi madre me enseñó’, confiesa que sólo trabajó por dinero, dice que si alguna vez le hubieran ofrecido los millones que se ganó haciendo películas por trapear los pisos de un estudio de cine lo hubiera hecho. Esta, quizá, arrogante declaración, provenía de su extraordinario talento. Para él actuar era como caminar u orinar. Le brotaba de los poros. Decidió hacerse actor porque cuando tuvo que escoger un oficio para ganarse el pan recordó que en lo único que había sobresalido fue en una obra de teatro del colegio. Por lo demás, el joven Brando, hijo de una alcohólica y un padre que vivía en casa por temporadas, era un bueno para nada. Sus primeros trabajos los hizo en el teatro. Llegó a Broadway donde alcanzó un gran reconocimiento por su papel de Stanley Kowalski en ‘Un tranvía llamado deseo’. Truman Capote escribió un retrato suyo titulado ‘El duque en sus dominios’. Allí recuerda el día en que lo vio en uno de los ensayos de ‘Un tranvía’. El fornido actor, desconocido en ese entonces, le pareció más un ayudante de escenario, un obrero, que un intérprete con futuro. Marlon Brando, La Quemada, Kienyke Fue en la época de Broadway, en uno de los recesos del Tranvía, que a Brando se le ocurrió la pésima idea de boxear, por diversión, con un utilero. El intercambio de golpes le dejó en el rostro una marca que lo acompañó el resto de su vida: la nariz torcida. Su éxito en las tablas lo llevó al cine. Su primera película fue ‘Los hombres’ (‘The men’, 1950), en la que interpretó a un joven discapacitado del ejército que andaba en silla de ruedas. Brando entregó una interpretación sólida y cargada de algo que la audiencia de posguerra clamaba a gritos: realismo. Con esa actuación, y sus trabajos posteriores con el director Elia Kazán (‘Viva Zapata’, la versión para cine de ‘Un tranvía llamado deseo’ y ‘Nido de ratas’ por la que alcanzó su primer Óscar), Brando se colocó en la cima de los actores de su generación, por encima de James Dean, que murió muy joven en un accidente automovilístico; Montgomery Clift, que naufragó en el alcohol y los barbitúricos, y Paul Newman, cuyos legendarios ojos azules tal vez no alcanzaron a ver un éxito actoral como el de Brando. [youtube]http://www.youtube.com/watch?v=BLjOoPp4nFo[/youtube] En la cima de su carrera tuvo un affaire con Marilyn Monroe. La conoció en una fiesta. La encontró sentada frente a un piano y no dudó en acercársele para improvisar algunas notas. Días después la llamó a su casa, ella lo invitó a hacerle una visita, y, como él mismo escribe en sus memorias, “Esa noche se me hizo realidad el sueño de todo cadete.” Marilyn cayó en el encanto de un hombre atractivo. Un sexappeal que aún hoy es admirado. Y un carácter que obligó al cineasta Joshua Logan a decir: “Es la persona más interesante que he conocido desde Garbo. Es un genio.” En la década de 1960 Marlon Brando cayó en un hoyo negro. Vinieron para él varias películas aburridas, modestos éxitos que buscaban más usar su nombre como estrategia de publicidad que grandes actuaciones. En 1961 produjo y dirigió una película: ‘El rostro impenetrable’, un western que él quería ver orquestado por Stanley Kubrick, pero que este desechó. En 1969 hizo ‘La Quemada’, filmada en Cartagena y Barranquilla, de donde salió despavorido por el calor, dejando sin permiso el set de grabación. Se dice que era caprichoso, arrogante, irresponsable, mañoso. Él mismo cuenta que para hacer más fácil su propio trabajo engatusó a Francis Ford Coppola para que cambiara el guión de ‘Apocalypse Now’. Brando le propuso una versión más fiel a la novela ‘El corazón de las tinieblas’, de Joseph Conrad, en la cual está basada la cinta. La oferta escondía un objetivo oscuro de Brando: trabajar menos tiempo. La década de 1970 fue un resurgir para él. De ese entonces son sus mejores interpretaciones: ‘El Padrino’ (con el que ganó su segundo Óscar), ‘El último tango en París’ (donde, en palabras del periodista colombiano Germán Santamaría, enseñó a los hombres un nuevo y didáctico uso de la mantequilla) y, por supuesto, ‘Apocalypse Now’. En 1978 fue el padre de Superman en la versión dirigida por Richard Donner. Cobró tanto dinero por tan pocos minutos en pantalla que Hollywood enteró se abochornó. Para ese entonces tenía una isla propia en la Polinesia y se había dado el lujo de no ir a recibir su segundo Óscar en protesta por el maltrato a los indígenas norteamericanos, una de las tantas causas humanitarias que abrazó. Pero el castillo de naipes de Brando se derrumbó de un golpe cuando uno de sus hijos (tuvo más de diez) asesinó a uno de los yerno del actor. Marlon dilapidó una fortuna en abogados. Era malo para ahorrar. Odiaba a Hollywood y muchos allí lo detestaban. Conseguir trabajo no fue fácil en esas circunstancias. Marlon Brando, Kienyke Su carrera se diluyó. Su estado de salud se derrumbó. Volvió al cine en 1994 con ‘Don Juan DeMarco’ junto a Johnny Depp. Su talento parecía también desvaído. Dicen que murió pobre, ciego, diabético, muy gordo. Siempre dijo que su contextura no era la de un hombre obeso y se excusaba diciendo que devoraba brownies y helados. Tal vez esa afición por los helados resuma lo que fue gran parte de su vida y su delirio. Los consumía de niño al llegar a casa, una estancia vacía. En la cocina había botellas de licor vacías, abandonadas por su madre y sus hermanas alcohólicas. En ese pobre escenario al parecer solo había una imagen agradable: los baldes de helado en el refrigerador. Una de las últimas imágenes que se conocen de él es la de un anciano obeso, transportado en una silla de ruedas: elegante, de sombrero color tabaco y bufanda roja, sin prestar atención a los camarógrafos que trataban de acercársele. Murió el 1 de julio de 2004, había nacido el 3 de abril de 1924.
Más KienyKe
Desde Galán hasta el Congreso se manifestaron tras la decisión del gobierno nacional.
Los enfrentamientos se presentaron en el municipio de Chaparral, departamento del Tolima.
La decisión se dio luego de que Javier Milei llamara a Gustavo Petro “asesino terrorista" en una entrevista.
Corina Yoris, además, agradeció a los periodistas que la han apoyado después de que no pudiera presentar su aspiración a la presidencia.
Kien Opina