Paul David Hewson más conocido como Bono, el legendario cantante de la banda U2, lo podemos ubicar sin ningún tipo de exageración, como el artista más influyente en la actualidad. Convertirse en un actor de primer orden en asuntos de política y causas sociales, le otorgan todas las credenciales como un destacado hombre que venció las barreras más allá de la música.
Ha sido nominado al premio Oscar, Globo de Oro, al premio Nobel de Paz y 22 premios Grammy en su galería, son razones de sobra para que este Irlandés, haya entendido desde muy joven que paralelo a su éxito, lo realmente importante era utilizar esta influencia para favorecer distintos escenarios, pero sociales.
Bono ha estado más del lado de los necesitados. Sus trabajos humanitarios, conciertos benéficos, reuniones con gobernantes, líderes ambientales, personajes con capacidad de decisión, lo han catapultado como una persona con un genuino interés de ayudar, no guardar silencio y encontrar soluciones, donde la mayoría advierte barreras.
"Quiero cambiar el mundo" ha manifestado en distintas oportunidades, tal vez no ha llegado a la meta que a lo mejor se trazó, pero sin duda ha conseguido mucho más con sus propósitos filantrópicos, que cualquier otro músico de su talla y fama. Un poder bien fundamentado.
En el pasado apoyó las políticas de Nelson Mandela y hasta le dieron el título de La Legión de Honor de Francia, pero todos estos pergaminos son apenas un motivo para continuar, persistir y mirar más allá de la banda U2, pues considera que puede hacer ambas cosas: música y ayudar.
La repercusión de Bono se debe a que escogió un camino distinto. Decidió que su fama debería cruzar las fronteras de una celebridad, que pisar muchas alfombras rojas no es únicamente para recibir premios, sino para impactar en la sociedad, no importa la distancia de idiomas o geografías.
Ha liderado campañas contra el tráfico de armas, la lucha contra el hambre y otro fenómeno de absoluta actualidad como los refugiados. Parece ser que a Bono nada lo detiene, así le lluevan críticas, pues para lograr sus objetivos, se ha reunido con los entonces presidentes George Bush y Tony Blair, de esos encuentros surgieron detractores que lo sentenciaron con una ideología política en particular.
Bono siempre se desmarca de estos encasillamientos. Defiende sus causas como propias, sin importarle poco o nada, esos dardos envenenados que con frecuencia recibe. Lo que de verdad le importa es que sus gestiones lleguen a algún lado, que no sean simples palmaditas en la espalda.
Ni el glaucoma que lo acompaña hace 30 años puede frenar a Bono, esa es la razón por la que usa gafas de sol siempre. Cree en Dios, tiene su propia versión del Espíritu Santo y nunca renunciará a su fe indomable por salvar al mundo, aunque sea un pequeño paso para él.