En los tiempos que corren, donde la desafección política parece envolver a la democracia occidental en una densa niebla de escepticismo, los encuentros barriales organizados bajo la administración del alcalde Dumek Turbay en Cartagena representan un faro de esperanza. Recientemente tuve la oportunidad de asistir al 4.º Encuentro Barrial en Arroyo Grande, y lo que presencié fue un ejercicio de participación democrática que merece ser reconocido y celebrado.
Estos encuentros son una plataforma donde la ciudadanía tiene la oportunidad de ser escuchada directamente por sus representantes, más allá de los informes técnicos y diagnósticos de expertos. Jürgen Habermas argumenta que la vitalidad de una democracia se mide por la calidad de su deliberación pública. En este sentido, los encuentros barriales son una manifestación de democracia deliberativa en acción, donde los ciudadanos no solo exponen problemas, sino que también participan activamente en la búsqueda de soluciones.
Además, estos encuentros revitalizan áreas que han sido históricamente marginadas por administraciones pasadas, inyectando democracia en lugares donde la apatía o el abandono gubernamental se habían arraigado. Es en medio de la actual crisis de la democracia donde iniciativas como esta toman mayor importancia, mostrando un camino hacia la reconstrucción del tejido social y político mediante la inclusión y el diálogo abierto.
Para que la iniciativa sea exitosa en términos de deliberación, debe prestarse especial atención a ciertos aspectos procedimentales. La participación implica un marco de diálogos sinceros basados en argumentos.
En primer lugar, es crucial garantizar la escucha activa. En el encuentro al que he asistido, he observado que el alcalde ha tenido que reprender a miembros de su gabinete por su falta de atención. Esta actitud puede socavar la confianza en el proceso, ya que para que la democracia deliberativa sea efectiva, todos los interlocutores deben estar genuinamente comprometidos con la discusión y abiertos a ser persuadidos o rebatidos.
En segundo lugar, debe asegurarse la sinceridad en los compromisos adquiridos. La gestión de expectativas es fundamental, ya que las promesas irrealizables pueden llevar a una mayor desilusión con el sistema político. La transparencia y rendición de cuentas son fundamentales en el marco de la deliberación. Por tanto, es esencial que los compromisos sean realistas y se establezcan con plazos y metas claras, siempre considerando las limitaciones presupuestarias y legales que enfrenta la administración.
Finalmente, es crucial evitar el sensacionalismo. Los encuentros barriales deben distanciarse de las dinámicas del espectáculo de las emociones, propio de ciertos medios de comunicación y las redes sociales en general. El enfoque debe estar en fomentar un debate racional y respetuoso, evitando que las emociones eclipsen la razón. Los ciudadanos no son solo electores o espectadores, sino participantes activos e informados en la gestión de La Heroica.
Los encuentros barriales son, sin duda, una iniciativa loable que puede servir de modelo para otras ciudades en Colombia. Al fomentar un espacio de diálogo directo y efectivo entre ciudadanos y gobierno, Cartagena está sentando las bases para una comunidad informada y comprometida. Este es el camino hacia una democracia robusta, en la que las decisiones no solo se tomen en los despachos, sino en las plazas y calles donde resuenan las voces de todos los actores interesados.
