Llegó a su fin el sueño de Deportivo Cali en la Copa Libertadores. La parada no era sencilla; los ‘azucareros’ debían derrotar sí o sí a Cerro Porteño para clasificarse a octavos de final pero una derrota por 3 a 2 ante el ‘Ciclón’ dio por terminado el semestre del club colombiano.
Desde el inicio del encuentro el libreto de los dirigidos por Héctor Cárdenas era claro: esperar en bloque a los locales y de contraataque intentar ser lo más contundente posible. Al minuto 12 esa idea de juego dio los réditos esperados. Cristian Marrugo puso en ventaja al Cali luego de finalizar una contra veloz que sorprendió a los paraguayos.
Con la ventaja a favor de los verdes, la balanza se fue inclinando poco a poco hacia el bando guaraní. Cali dejó de generar peligro con sus salidas rápidas y la pelota pasó a ser dominada por Cerro Porteño. Entonces, el empate llegó de manera fortuita. Al minuto 36, Luis Payares desvió a puerta un remate de Mathías Corujo que dejó sin reacción a Faryd Mondragón e instaló el 1-1 en el marcador.
Cerro Porteño aprovechó su momento en el partido y con el envión anímico de lograr la igualdad, se volcó al ataque para cerrar la primera mitad en ventaja. Los dirigidos por Francisco Arce se pusieron en ventaja con anotación del español Dani Güiza al minuto 44 y se fueron a las duchas con un 2-1 a su favor.
Con la necesidad de ganar para seguir en la Copa, Deportivo Cali se vio obligado a buscar el empate desde el inicio del segundo tiempo. Cuando el reloj marcaba 61 minutos, Carlos Rivas sería el encargado de devolverle, con un gol, la ilusión de la clasificación a los ‘azucareros’. El 2-2 parcial abrió el encuentro y los minutos finales fueron de ‘toma y dame’.
Un gol para cualquier equipo podría definirlo todo y en esta ocasión la historia se decantó a favor de Cerro Porteño. Una mano en el área de Andrés Pérez generó un penalti convertido a 10 minutos del final por Julio Dos Santos dándole la clasificación a octavos en el primer lugar del grupo a los suyos y la sentencia de muerte a un Deportivo Cali que cierra así una Copa para el olvido.
