La muerte de un campesino y la hospitalización de otros en La Calera, constituye un campanazo para ahondar en la preocupación sobre la utilización de ciertos fertilizantes e insecticidas en el campo colombiano.
Néstor Franco, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, sentencia sin rodeos: -“La alimentación está gravemente alterada, no solamente en su composición sino en su protección y en la forma en que llega al usuario”.
Franco señala que estamos pagando kilos pero no estamos pagando calidad.
-Debiéramos hacer un esfuerzo por caminar hacia agricultura orgánica y hacia mejores prácticas en la producción, para mermar la presencia de agroquímicos. Cualquier químico que se incorpore a un alimento tiene que tener un desarrollo en el cuerpo que lo consume. La papa de nuestros abuelos no es la papa que consumimos hoy.
¿Es por eso que hoy la gente se enferma más, hay más cáncer y otras enfermedades?
Si, claro! En el catálogo de los abuelos, las enfermedades no pasaban de veinte. Ahora cualquier listado supera los 200 300 cuadros clínicos.
¿La Calera es un lugar que debe ser revisado a fondo?
No solo la Calera, cualquier punto de la sabana. El uso de los agroquímicos es recurrente y es creciente en todos los cultivos.
Frente a los precios absolutamente pírricos que le paga la cadena intermediaria al campesino, éste se ve obligado a tratar de sacarle mas papa a la tierra o mas trigo o mas maíz o cualquier otro producto. Y pasa también con las hortalizas.
Es un proceso largo, de cultura ciudadana. Los consumidores tenemos que comenzar a mirar de manera distinta al campesino porque lo medimos por la cantidad de bultos que baja de la finca y no por la calidad de lo que está vendiendo.
El caso de la intoxicación en La Calera
¿Qué condujo a la intoxicación en La Calera?
Estaban haciendo su faena agropecuaria en aspersión de agroquimicos sin protección, sin guantes, sin vestimenta adecuada, sin gafas, sin casco, una aspersión a cielo abierto.
Los productos utilizados van al cultivo pero también a la piel del campesino. Existe la posibilidad de que ellos al momento de descansar fueron a tomar algo de merienda y usaron un recipiente que habían lavado de manera absolutamente rudimentaria, dejando rezagos de agroquímicos.
Sumadas las dos circunstancias, llevaron al deceso de un conciudadano y la enfermedad de los otros.
¿Qué medidas se tomaron para evitar nuevos casos?
Se determinó la toma de dos quebradas aledañas a la finca comprometida donde sucedieron estos hechos. Recomendamos al gobernador de Cundinamarca -y así lo hizo - declarar la emergencia sanitaria en Sopó, en la Calera y en Tocamcipá para evitar que el agua de esas quebradas se captara para consumo humano mientras no descartemos plenamente la existencia de algún contaminante o de algunos de esos pesticidas que estaban usando estos ciudadanos.
¿Existe la posibilidad de que esas dos quebradas estén afectadas?
Queremos descartar plenamente la existencia de algún elemento contaminante y en razón a que estos campesinos cuando estaban haciendo su faena agropecuaria hicieron doble rose o aspersión de los agroquimicos, cosa que usualmente no se hace pero que lamentablemente se convirtió o se está convirtiendo en una práctica muy recurrente en los cultivos de papa para garantizar la salud del cultivo.
La preocupación es que mientras se garantiza la salud del cultivo se está poniendo en riesgo la salud del ciudadano, la salud de los residentes, la salud de los vecinos porque esos altos niveles de aspersión finalmente van a dar a las quebradas o fuentes de agua, no solamente en La Calera si no en todas las zonas productoras de papa.
¿Estamos frente a una emergencia superior a la que suponemos los ciudadanos del común?
Si, tenemos una emergencia pero hemos tomado las medidas para prevenir daños. En este momento los acueductos están funcionando normalmente, lo que no estamos permitiendo es que se capte agua de esas dos quebradas, que las tengamos como en cuarentena mientras garantimos que están absolutamente aptas para poder ser utilizadas.
¿Es posible que se actúe con tanta seguridad, hablando de una vertiente de varios kilómetros?
Afortunadamente con la comunidad de La Calera y con la ciudadanía de los municipios vecinos tenemos una muy buena comunicación, los organismos de socorro, los comité municipales de riesgo, todos hemos trabajado de la mano, ellos han comprendido la situación.
¿Qué lección deja la desgracia ocurrida?
Es evidente que hay que revisar el uso intensivo de pesticidas o de agroquimicos en el campo colombiano.
Cabría preguntarse cuál es la calidad de los alimentos que estamos generando porque lamentablemente estamos sacrificando calidad por cantidad, estamos dedicados a producir mucho alimento pero tenemos que evitar que las cosechas o las siembras sean afectadas por algún tipo de elemento externo y para ello el camino mas fácil y mas expedito es cubrir todo el cultivo de pesticidas o agroquimicos.
Pero todos esos pesticidas quedan incorporados al alimento, y con el tiempo nos generan graves enfermedades. Tenemos que dar pasos a producción mas limpia, hacia agricultura orgánica, que sacrifique cantidad pero mejore la calidad.
