Bien es sabido que la política es un terreno movedizo, cambiante, lleno de traiciones y contradicciones. Ejemplo claro de todo ello es la alianza que se está forjando entre el dirigente liberal César Gaviria y Gustavo Petro, que por ahora da luces a un posible apoyo del oficialismo liberal a la apuesta presidencial del Pacto Histórico. Un hecho que podría poner más peso en la balanza hacia la izquierda, que espera salir victoriosa en primera vuelta y no quedar a la deriva en la segunda como hace cuatro años.
En medio de todo ello, paradójicamente, ha quedado un poco relegado el exgobernador de Antioquia y candidato presidencial por firmas, Luis Pérez, quien hace meses tuvo un encontronazo con César Gaviria luego de afirmar públicamente que había sostenido una reunión con él para proponerle una alianza con el Pacto Histórico y definir en consulta un candidato conjunto.
Cabe recordar que en entrevista con Kienyke.com, Pérez contó todos los detalles sobre su iniciativa, destacando que Gustavo Petro “está reflejando el deseo de la gente de que la cosa cambie” y por ende es una buena oportunidad para rejuvenecer al Partido Liberal de la mano con el progresismo. Una idea que parecía no haberle gustado a Gaviria en su momento, quien llamó mentiroso a Pérez, aunque hoy por hoy le da la razón al fortalecer las relaciones con el Pacto.
“Miente bellacamente Luis Pérez. Pidió (hace) dos meses una cita. Se le brinda, se le explica y sale a decir todo lo contrario pues tiene intereses propios que no son los del Partido Liberal, tendremos candidato presidencial que no será él ni sus amigos”, aseguró Gaviria en un chat revelado por Caracol.
Hoy la situación dista mucho de esa realidad y lo que en su momento fue algo inimaginable, precisamente porque desde el Pacto Histórico se ha criticado a César Gaviria con vehemencia y graves acusaciones, hoy va cogiendo forma tras su reunión con Petro. De hecho, el candidato del Pacto Histórico público en medio del revuelo un hilo de Twitter explicando los puntos en común con el partido liberal y las condiciones de sus “acuerdos programáticos“.
Un primer punto, según Petro, parte de que “la revolución en marcha se concretó jurídicamente en la derogatoria de la constitución de 1886 y en la Constitución de 1991” y una alianza con su movimiento “implica aplicar a cabalidad la constitución del 91”. Reconociendo en el fondo un papel histórico de César Gaviria, debatible en las filas del Pacto Histórico, donde el tema se ha convertido en una auténtica manzana de la discordia.
Y sigue, manifestando las condiciones que por ahora habrían alcanzando: desarrollar un capitalismo productivo respetuoso del medio ambiente y la fuerza de trabajo, que el liberalismo rectifique su posición de defender la construcción de mercados en donde están los derechos fundamentales de las personas (la salud, por ejemplo), apoyar una reforma tributaria que elimine privilegios, avanzar conjuntamente en el proyecto de una economía descarbonizada, entre otros.
El ‘no pero sí’ de Gaviria
Más allá de la explicación de Gustavo Petro, que pretende darle un norte a sus seguidores sobre la relación de su movimiento con el oficialismo liberal, está claro que dentro de las filas del Pacto Histórico existe cierta resistencia hacia la adhesión de César Gaviria (así como la hubo en su momento con Luis Pérez).
De hecho, tras el anuncio, la oleada de reacciones a favor y en contra no se han hecho esperar, destacando que a una gran mayoría les resulta llamativo tanto el cambio de opinión de Gaviria como el del Pacto Histórico, que en algún momento llegó a calificar el motivo principal de la alianza como una necesidad para ganar las elecciones.
Así lo hizo, por ejemplo, Gustavo Bolívar, cabeza de lista para el Senado de esta colectividad, quien opinó en una entrevista con El Espectador que la llegada del dirigente liberal era necesaria en su tarea de “capturar el poder para hacer esas transformaciones que los territorios exigen con angustia”.
Así las cosas, tanto el Pacto Histórico como el oficialismo liberal parecen estar mostrando sus cartas de cara a las elecciones, donde Gustavo Petro espera lograr la victoria en primera vuelta y estar preparado, en caso de que no, para hacer contrapeso a las fuerzas opositoras en la segunda. De esta manera se marca el final del “no pero sí” de Gaviria, demostrando que puede que finalmente no haya hecho oídos sordos a la propuesta de Pérez que indicaba que el Pacto era una oportunidad para “rejuvenecer” al Partido Liberal.