En un año atípico, marcado por la pandemia de Covid-19 y los confinamientos para evitar contagios del virus, se desarrollaron diferentes protestas en Bogotá. En el segundo semestre del año se llevaron a cabo las manifestaciones por el asesinato de Javier Ordóñez, la Minga Indígena y el Paro Nacional.
Sin duda la muerte de Javier Ordóñez, fue el detonante de las protestas en Bogotá tras superar el primer pico de la pandemia. En la noche del nueve de septiembre, Ordóñez se encontraba departiendo con unos amigos en su apartamento en Villa Luz, en la madrugada salieron a comprar trago, pero según relataron sus amigos la policía los detuvo para pedirles sus documentos de identidad.
En medio del procedimiento los uniformados lo inmovilizaron con más de cuatro descargas con una pistola eléctrica (taser). En el video quedó registrado el procedimiento en el cual le pedía a los uniformados en repetidas ocasiones que se detuvieran, sin embargo, los dos policías siguieron aplicando descargas eléctricas contra su humanidad.
Horas después falleció en la Clínica Santa María del Lago, luego de ser trasladado a este centro médico, por los problemas de salud que presentó por la agresión de los uniformados, y no sólo por lo que se conoció en video, al llegar al CAI de Villa Luz los patrulleros Harby Damián Rodríguez y Juan Camilo Lloreda lo molieron a golpes.
La necropsia reveló que su muerte fue causada por múltiples traumatismos contundentes en el abdomen y la región lumbar, los cuales le causaron el estallido del riñón derecho y una posterior hemorragia masiva intraabdominal y retroperitoneal.
El mismo día de su muerte los manifestantes la emprendieron en contra del CAI de Villa Luz a donde los policías llevaron a Ordóñez para ultimarlo. Allí lanzaron pintura y piedras y cantaron arengas en contra de los uniformados. Durante esa intervención se presentaron enfrentamientos entre la fuerza pública y los civiles, avivando la llama de la protesta por el abuso policial.
Durante la noche del nueve y diez de septiembre en Bogotá se vivió una de las jornadas más violentas de su historia: 175 personas heridas, 66 de ellas por arma de fuego, 12 por arma blanca y 97 por otro tipo de elementos. Además, se confirmaron 7 fallecidos en Bogotá y 3 en Soacha. También se reportó que 114 policías fueron heridos.
Transmilenio tuvo millonarias pérdidas, un total de 134 buses resultaron vandalizados. De ellos, 14 fueron incinerados por lo que terminaron en pérdidas totales. Como también cinco estaciones fueron afectadas en su infraestructura. En total, las pérdidas del sistema ascendieron a 14.000 millones de pesos aproximadamente. Adicionalmente, 68 CAI fueron siniestrados. Algunos fueron vandalizados con piedras, en mayor o menor grado, y otros fueron incendiados, su reconstrucción sigue avanzando.
Por lo menos 56 uniformados cometieron actos irregulares durante las manifestaciones, por lo que se establecieron 43 investigaciones disciplinarias. 58 uniformados son investigados por pérdida de munición, dos procesos por la muerte de Javier Ordóñez que incluyen a siete uniformados y tres investigaciones por diferentes hechos de violencia entre el 09 y 10 de septiembre.
Harby Damián Rodríguez y Juan Camilo Lloreda, los dos patrulleros de la Policía señalados de asesinar a Javier Ordóñez, recibieron el martes 27 de octubre la máxima sanción disciplinaria: fueron destituidos e inhabilitados 20 años por homicidio y abuso de autoridad.
Finalmente, se conoció que la Fiscalía General alista una nueva imputación de cargos en contra de otros dos patrulleros de la Policía Nacional que, al parecer, también tuvieron que ver con el fallecimiento del estudiante de derecho.
Protestas de la Minga Indígena
El 18 de octubre la Minga Indígena llegó a Bogotá y desde varios pueblos de Cundinamarca inició una multitudinaria bienvenida. La capital no fue la excepción, cientos de bogotanos salieron a las calles a ver la caravana llegar.
Desde Soacha hubo quienes salieron a ver la Minga y otros que se unieron para este arribo de los indígenas del Cauca y del suroccidente del país que buscaban hablar con el presidente Iván Duque sobre cuatro puntos: la defensa por la vida, el respeto a los territorios, la racha de asesinatos contra líderes sociales e integrantes de los colectivos indígenas.
“Bienvenidos a Bogotá su capital, la ciudad desde ayer recibió la Minga Indígena como se merece, con afecto y con respeto. Agradecerle a ustedes y a sus consejeros mayores la coordinación para llegar, para estar en el Palacio y llegar aquí como lo han hecho, con una organización ejemplar y de manera pacífica, eso es lo que hace grande la minga y da ejemplo a los colombianos y bogotanos”, expresó la alcaldesa Claudia López en una de las manifestaciones de la Minga que terminó en la Plaza de Bolívar.
El diálogo con el presidente Iván Duque nunca se llevó a cabo, sin embargo, los líderes de la Minga afirmaron que cumplieron con la misión de dejar un mensaje de protesta pacífica en la capital del país. El 21 de octubre los 6.000 indígenas armaron maletas, limpiaron el espacio en el Palacio de los Deportes donde se alojaron y cargaron sus chivas para regresar al suroccidente del país.
Manifestaciones del Paro Nacional
El mismo 21 de octubre se realizaron las movilizaciones correspondientes al Paro Nacional encabezadas por las organizaciones del Comité Nacional del Paro. En esa jornada miles de personas, entre estudiantes, indígenas, sindicalistas y voceros de otras comunidades; salieron a las calles sin afectar los servicios esenciales de los bogotanos como el transporte público y respetando a quienes necesitaban desplazarse hacia sus casas y trabajos.
A las peticiones que se hicieron el año pasado por parte del Comité Nacional del Paro como el rechazo a reformas gubernamentales, temas laborales y pensionales, y presupuesto a las universidades públicas, se sumó el rechazo al modelo de alternancia educativa, las decisiones tomadas por el Gobierno frente a la pandemia y el recrudecimiento de la violencia en las regiones del país.
La jornada de manifestaciones fue blanco de críticas por parte de algunos políticos y sectores económicos. Un día antes del paro, el Consejo Gremial Nacional le pidió a los manifestantes que no se obstaculizara el proceso de reactivación y que se respetara el derecho de los ciudadanos a la movilidad y al trabajo.
No obstante, los doce colectivos sociales, entre sindicalistas, docentes, estudiantes, indígenas y personal de la salud; que se dieron cita en la capital del país fueron ejemplo de buen comportamiento.
La jornada finalizó con un concierto en la Plaza de Bolívar, donde las autoridades reportaron total tranquilidad. En ese lugar, la madre de Dilan Cruz, quien murió en las manifestaciones de noviembre de 2019 por un proyectil disparado por un agente del Esmad, subió a la tarima uniéndose a la manifestación.
De acuerdo con la Secretaría de Gobierno, se logró resolver con diálogo el 95% de las más de 1000 movilizaciones que se realizaron a lo largo del año. Lo anterior, gracias a la cultura de los manifestantes y al trabajo de los Gestores de Diálogo Social que se enfocaron en el seguimiento efectivo de las protestas, realizando reportes en calle, y reconociendo las demandas ciudadanas para anticipar la respuesta institucional.
