
En medio del ambiente enrarecido que rodea a las disidencias de las Farc, Calarcá Córdoba, segundo al mando del Estado Mayor Central (EMC), negó con contundencia la supuesta muerte de Iván Mordisco, líder de una de las facciones más poderosas de ese grupo armado.
La versión, que circuló a través de un comunicado anónimo en redes sociales, afirmaba que el propio bloque de Calarcá había ejecutado a Mordisco. Sin embargo, el jefe insurgente descalificó esa información y la calificó como “falsa y malintencionada”.
“Los revolucionarios jamás nos alegramos por la muerte de otra persona”, declaró Calarcá, añadiendo que el lenguaje del supuesto comunicado no corresponde a su organización.
También el Gobierno Nacional salió al paso del rumor. Camilo González Posso, jefe negociador en los diálogos con el EMC, aseguró que fue la misma disidencia la que reconoció que el contenido del mensaje era falso, había sido manipulado y llevaba un membrete que no era real.
La confusión aumentó cuando el presidente Gustavo Petro reaccionó públicamente a la supuesta muerte de Mordisco a través de un trino, que luego eliminó. La publicación y su posterior eliminación incrementaron la incertidumbre y pusieron en duda la solidez de la inteligencia estatal frente a los movimientos de los cabecillas armados.
Una disputa que viene de lejos
Aunque la desinformación fue desmentida, el episodio no hizo más que profundizar la fractura ideológica entre Calarcá Córdoba e Iván Mordisco, cuya relación ya venía marcada por desacuerdos de fondo.
Calarcá, alineado con el proceso de paz del gobierno de Gustavo Petro, ha criticado abiertamente la línea militarista de Mordisco, quien se apartó de las negociaciones y se mantiene en el sur del país, desde donde lidera ataques armados contra la fuerza pública y contra otros frentes disidentes.
“Iván ha causado un daño político muy grande. Ha hecho matar a muchos guerrilleros”, dijo Calarcá en declaraciones previas a Semana.
Guerra de versiones en medio de una lucha territorial
La autoría del falso comunicado sigue sin esclarecerse. Hay sospechas de que podría tratarse de una estrategia interna de desinformación o de un intento externo por ahondar la división entre las filas rebeldes. En cualquier caso, la unidad del EMC parece cada vez más frágil.
En el fondo, el conflicto entre Calarcá y Mordisco responde también a la disputa por el control de economías ilegales en regiones como Cauca, Guaviare y Putumayo, donde confluyen minería ilegal, cultivos ilícitos y otras actividades criminales.
A día de hoy, las autoridades siguen sin confirmar la ubicación o el estado de salud de Iván Mordisco. Mientras tanto, el bloque insurgente continúa dividido, los diálogos siguen en curso, pero la confianza se erosiona. Y hasta que no haya claridad sobre el destino de Mordisco, la incertidumbre seguirá marcando el rumbo del proceso de paz.