Por tener los pies en la tierra es que Yuri Milner es uno de los hombres más ricos del mundo. Sin embargo, su cabeza está en el espacio, y de allá no lo baja nadie. El pasatiempo del hombre, que según la Revista Forbes, acumula una fortuna es de 3,4 mil millones de dólares, es la exploración espacial. Lea también: El fin de la humanidad según Stephen Hawking
El fin de semana se conoció que Milner gastará en su hobby 100 millones de dólares durante la próxima década. El ruso, nacido en Moscú el 11 de noviembre 1961, se alió con el físico británico Stephen Hawking con un objetivo: encontrar en la Vía Láctea y otras cien galaxias cercanas señales de vida extraterrestre. Él pondrá la plata y Hawking su cerebro. También le puede interesar: “Tengo pruebas de que EE.UU. experimenta con vida extraterrestre”
“Es el momento de comprometerse con la búsqueda de vida fuera de la tierra. Estoy hoy aquí porque creo en la importancia de este proyecto”, manifestó el científico en la presentación de la iniciativa. “En algún lugar del cosmos, la vida inteligente podría fijarse en este proyecto”, subrayó Hawking. También: “Jesús tuvo dos hijos con María Magdalena”
Sin embargo, lo que hoy dice el físico británico, dista mucho de lo que opinaba en 2010. En abril de ese año, dijo que lo mejor para la humanidad era no buscar vida más allá de la Tierra porque podría ser peligroso.
"Sólo debemos mirarnos a nosotros mismos para ver cómo la vida inteligente puede convertirse en algo que no quisiéramos conocer", señaló en una serie documental que se transmitió por Discovery Channel.
En el documental, Hawking señaló sobre la búsqueda de vida extraterrestre. "Para mi mente matemática, los extraterrestres son algo perfectamente racional. El verdadero desafío es imaginar cómo serán exactamente".
"Si los extraterrestres nos llegan a visitar, creo que el resultado sería muy parecido a como cuando Cristóbal Colón llegó a América, lo que no terminó muy bien para los indígenas", indicó. "Imagino que habiendo utilizado todos los recursos en su planeta natal, esas civilizaciones extraterrestres avanzadas se volverían nómadas, buscando conquistar y colonizar cualquier planeta que pudieran alcanzar", puntualizó.
Pero el gusto de Yuri Milner por la exploración espacial y la física no es nuevo. Todo empezó cuando tenía 12 años. Según recuerda el diario estadounidense The Wall Street Journal un amigo de la familia involucrado en el desarrollo de armas visitó la casa de sus padres. "Fue la primera vez que escuché sobre la bomba atómica", dijo.
En plena adolescencia, Yiri se hacía preguntas de este tipo: "¿cómo se creó el universo?" y "¿por qué existimos?", con el ánimo de buscar respuestas a esas preguntas entró a estudiar en la Universidad Estatal de Moscú.
Tras graduarse, pasó los siguientes cinco años como físico. Pero mientras hacía su doctorado se dio cuenta de que no iba a sobresalir en el campo. "No era lo suficientemente inteligente", contó. Su decisión de abandonar la física coincidió con el colapso de la Unión Soviética. "Entonces decidí empezar una nueva vida", relató a The Wall Street Journal.
La vida que había decidido tomar estaba más cercana a los negocios, al sector empresarial, a las finanzas, al dinero. Lejana de la ciencia.
Vender ordenadores DOS ilegales en la Unión Soviética fue el primer trabajo de esa nueva vida que decidió emprender. Sin embargo, además de fracasar, logró desatar la furia de su padre.
En 1990 consiguió con bastante esfuerzo una visa para EE.UU. y se inscribió en el programa de MBA de la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania. Luego, abandonó la maestría y terminó en el Banco Mundial en Washington, donde trabajó por tres años.
Allí "hice unas pocas cosas, no muy importantes o significativas", señala, incluyendo una inversión en una fábrica de macarrones.
Un texto financiero realizado por la analista de Morgan Stanley, Mary Meeker, cambió su vida para siempre. El análisis describía el auge tecnológico en Estados Unidos y la forma en la que el sector empezaba a crecer en Europa. El Journal recuerda que para Milner, ese texto, "fue una revelación".
"¿Cómo podía una empresa sin ingresos valer US$50.000 millones?", se preguntó. "¡Era brillante!" Milner decidió que trataría de hacer lo mismo en Rusia. "Hice la cuenta y dije, 'si en EE.UU. es US$50.000 millones, con US$1.000 millones en Rusia —con descuento—, estaré bien'", contó riéndose.
Un año después, en el 2000, Yuri Milner, empezó a formar su imperio.
Primero creó una empresa inspirada en Yahoo, eBay y Amazon. La compañía contó con tres divisiones de negocio: correo, subastas y comercio electrónico, más tarde se conoció con el nombre Mail.ru. Mejor conocida como el Hotmail ruso. La empresa hizo su debut bursátil en 2010 con un valor de casi US$6.000 millones.
Sin embargo, para el magnate ruso el camino a la fortuna y al éxito no fue expedito.
En los primeros 12 meses de Mail.ru, el valor de la empresa pasó de cero a US$200 millones. Luego vino 2001, cuando cayó a US$6 millones tras la explosión de la burbuja de Internet.
WSJ señala que ese año “Milner tuvo que despedir al 80% de su personal y cerrar el negocio de comercio electrónico, aunque mantuvo las otras dos divisiones, de correo y subastas, las cuales logró volver a poner en pie”.
Hoy por hoy, el grupo que preside Yuri Milner (Group y DST Global) es un inversionista poderoso en Facebook, Zynga, Twitter, Flipkart, Spotify, ZocDoc, Groupon, JD.com, Planeta Labs, Xiaomi, Flipkart, OlaCabs, Alibaba y muchos otros productos web. El campo en el que logró amasar su fortuna.
The Wall Street Journal recuerda que en 2011 la firma de inversión de Milner invirtió US$400 millones en Twitter. A principios de 2013, cuando la red social debutó en la bolsa, su participación se valoró a unos US$1.200 millones. Los US$200 millones que apostó en Facebook, en 2009, ahora valen unos US$2.000 millones.
Sus múltiples inversiones en el campo de la tecnología y las redes sociales le dieron su espacio en Silicon Valley.
En 2011, según versiones de prensa, compró una mansión en Los Altos, California. Según dichas versiones, la misma costó US$100 millones, “en su momento el precio más alto pagado por una casa unifamiliar en EE.UU”. Su llegada a la meca tecnológica causó revuelo.
Y no se detiene. A través de DST Global, ha invertido en varias firmas de Silicon Valley, como Groupon , Zynga y el servicio de música Spotify. Igualmente ha invertido en la empresa china de comercio electrónico Alibaba.
Pese a que su fortuna crece como bola de nieve, no abandona el sueño que tuvo de niño. Invierte en ciencia y física.
En 2013 se unió al fundador de Google, Sergey Brin, y al presidente ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg, para lanzar el "Breakthrough Prize", un galardón en ciencias naturales que premia a personas alrededor del mundo con US$3 millones por su investigación.
El año pasado, lanzó otro premio anual, el "Fundamental Physics Prize", que otorga a los ganadores US$3 millones por descubrimientos e investigación en física.
El multimillonario que quiere encontrar extraterrestres
Mié, 22/07/2015 - 08:39
Por tener los pies en la tierra es que Yuri Milner es uno de los hombres más ricos del mundo. Sin embargo, su cabeza está en el espacio, y de allá no lo baja nadie. El pasatiempo del hombre, que se