- Estoy bien, con un poquito de gripa, pero nada mortal- Nos dice Marión Jaimes al llegar a la casa de sus papás. En la sala conviven dos imágenes: una, la de Marión rapada, tomada en abril de 2013 en pleno tratamiento contra un cáncer de ovario y como contraste una foto del Minicromos del Reinado Nacional de la Belleza del 2009 donde ella representó al departamento de Boyacá.
- Tenía 19 años cuando fui al Concurso Nacional de la Belleza, me fue muy bien con el cabello precisamente, me decían Pocahontas por mi pelo negro y mi color de piel canela, ahora estoy un poco pálida por el tratamiento. Mi belleza es muy indígena. De esa experiencia aprendí mucho, sobre todo a no criticar, una reina es una mujer muy valiente. Montarse en unos tacones y salir en vestido de baño frente a miles de personas que te van a criticar y que tú tienes que sonreír así por dentro tengas algún problema.
El ventanal refleja la luz del sol de las diez de la mañana e ilumina su rostro, un rostro de cejas pobladas y sonrisa permanente sin rastro de tristeza o de una enfermedad que afecta a 1.800 mujeres al año en Colombia, según cifras de proyección del Sistema de Registro en cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El cáncer de ovario es el sexto tumor más frecuente en el mundo y por ser una enfermedad silenciosa en sus primeras etapas, muchas mujeres lo descubren en estadios avanzados. La lucha de Marión inspira hoy a cientos de mujeres en Colombia.
“En noviembre del año pasado, tres años después del reinado me diagnosticaron.”
- Yo nunca pensé que me fuera a pasar a mí, mi papá tuvo cáncer de mama hace muchísimos años, cuando yo era muy chiquita y el cáncer de mama en un hombre no es tan común. Entonces toda la vida, mis hermanos y yo nos cuidábamos esa parte, yo estaba pendiente del busto. Desde el reinado yo sentía algo en mi abdomen, y en el 2010 me hice unos exámenes y me decían: “Eso es el colón”, pero en noviembre del año pasado mi abdomen estaba duro.
Al principio pensé que estaba embarazada, y salió negativo, entonces mi mamá se preocupó. Fui donde una doctora y lo primero que le dije fue: “Doctora, no estoy embarazada”, inmediatamente sintió mí abdomen, hizo una orden prioritaria, para una ecografía. Cuando me fui a hacer la ecografía y mientras el doctor me la hacía su cara era impresionante, y me decía asustado: “No sé qué tienes, tienes una masa gigante y no sé qué es.”
Este diagnóstico llega cuando tenía 22 años, mientras estudiaba Ingeniería catastral en la Universidad Distrital y tenía muchos sueños. El dictamen médico hablaba de un tumor de 20 centímetros, del tamaño de una cabeza que se adhería a su ovario derecho, las posibilidades de ser mamá parecían truncadas.
- Ya el día de la cirugía, no me durmieron toda, me durmieron del busto para abajo porque querían minimizar los riesgos. Durante el procedimiento yo escuchaba todo, yo olía la carne, cómo quemaban mi piel, y en un momento yo cerré los ojos y el doctor dijo: “Ella es muy chiquita y yo no le voy a sacar el ovario izquierdo”, eso para mí en ese momento significó todo, mi esperanza. Para mí fue maravilloso porque eso quería decir que podía ser mamá
A partir de ese día comenzaba la verdadera lucha. Dieciocho quimioterapias, todos los lunes desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde y cambios físicos que transforman la apariencia. Marión dice que hasta después del cáncer nunca había sido vanidosa, a partir de ese día contemplarse en el espejo, observar esos cambios, se convierten en un ritual, a veces con asombro y otras veces con dolor.
“Al enfrentarme a la enfermedad cambió en mi algo muy grande, yo lloraba muchísimo y me quejaba por todo, a mí me dolía un poquito la cabeza y me echaba a morir y con esto me di cuenta de que soy una mujer muy fuerte”
- En este momento soy vanidosa, antes nunca fui vanidosa, toda mi niñez me la pasé en sudadera, en pantaloneta, acompañando a mi papá a los partidos de baloncesto. Durante el reinado no tenía conciencia de mi cuerpo o mis rasgos, cuando se me empezó a caer el cabello, me rapé, primero me encantó porque no lo vi como tengo cáncer, sino como un nuevo look, yo nunca en la vida pensé que iba a estar calva, pero cuando se me empiezan a caer las cejas, las pestañas pasa algo dentro de mí. Para mí mis cejas son muy importantes, las cejas son lo que marcan el rostro y yo me levantaba y me miraba frente al espejo: “ay, parezco un ovni”. Curiosamente sentirme sin cabello en la cabeza me hacía sentir como una guerrera, pensaba: “Estoy venciendo el cáncer” A pesar de los cambios, a pesar de la cara de asombro de sus médicos, a pesar de las lágrimas de su padre y su pareja, nunca sintió la muerte cerca. Sabía que iba a salir adelante. Nunca imaginó que se convertiría en una vocera de cientos de mujeres que padecen esta enfermedad en Colombia y en el mundo. En abril del 2013 publica una foto rapada en su Facebook, cientos de llamadas y mensajes inundan su bandeja de entrada y la mantienen activa y distraída durante su lucha. La historia de una reina de belleza que se enfrentaba al cáncer cautivó a los medios de comunicación y a las fundaciones que realizan campañas para mujeres de todas las edades en contra del cáncer de seno y el cáncer de ovario. Entre las cientos de llamadas y mensajes recibe la invitación de la campaña “Somos más mujeres contra el cáncer de ovario” de la Asociación Colombiana de Ginecólogos Oncólogos, apoyada por la exseñorita Colombia, María Teresa Egurrola, una campaña de prevención que inicia con una investigación sobre las estadísticas de este tipo de cáncer en Colombia. -La idea de esta campaña es decirle a las mujeres: “Conozca su cuerpo, no teman tocar y reconocer esa masita que no estaba ayer ahí. Vaya al médico y exija, exija (reitera Marión) a la EPS, una ecografía, un TAC donde me digan qué tengo, un prueba antígeno de cáncer CA 125 si tienes sospechas de cáncer de ovario. Tenemos que exigir, es un derecho de las mujeres. Marión habla con la naturalidad de una joven de 23 años, que va a la universidad, que toma clases de actuación desde hace un mes en la noche y tiene también una conciencia muy grande de la vida. Elige las palabras más cinematográficas para recrear ese momento que cambiaría todo y trata de suavizar esos recuerdos con humor y positivismo para quién la escucha."Cuando el doctor me dijo tienes cáncer de ovario, no sé por qué mi primera reacción no fue de llanto. Le pregunté: ¿qué toca hacer?"
Tiene motivos para sonreír, en los últimos exámenes de antígeno ya no aparece con cáncer, sin embargo en los próximos días tiene una nueva batalla, una cita con el radiólogo para ver la posibilidad de hacer radioterapia y erradicar así la posibilidad de cualquier recaída. -Marión, ¿te sentís más bella ahora? - Si, la belleza física, más que lo que vean los demás en ti, es lo que ves tú misma cuando te miras al espejo. Es la energía con que tú cargas, eso que llevas por dentro. Yo amo mi sonrisa y mis ojos porque con ellas transmito. @Lauquiceno Somos más mujeres, una campaña contra el cáncer de ovario @MarionJaimesC @SomosMasMujeres