@Lauquiceno Leonardo Padura, escritor cubano, autor de La Neblina del Ayer y Paisaje de Otoño llega directamente a dar entrevistas en Cartagena. Con sus maletas al lado y un par de cigarrillos, habla sobre su infancia en el barrio Mantillas de Cuba, de su afición por el béisbol y la escritura que lo han acompañado toda su vida. Las novelas policiales y de detectives han sido su búsqueda y sello personal como escritor, Emilio Salgari, Rubem Fonseca y Roberto Bolaño, han influenciado su prosa. Padura presenta en el marco del Hay Festival una novela policial compleja que reconstruye el asesinato de Leon Trosky: El Hombre que amaba a los perros. ¿Quién es Leonardo Padura? Un cubano que nació en un barrio que se llama Mantillas hace cincuenta y siete años. Que lo que más le gustó en su vida y le sigue gustando es jugar al béisbol, y después de esto, lo otro que me gusta mucho es escribir. ¿Cuáles fueron los libros de su infancia? Casi ninguno, yo jugué tanta pelota que apenas leí, habré leído algunos libros de Emilio Salgari, algunos de Verne, y ya siendo un adolescente leí El Conde de Montecristo de Dumas, un libro que me conmovió muchísimo, pero fueron pocas las lecturas. En mi casa no había libros, mi padre tenía un pequeño comercio y después era conductor de autobuses. Mi madre, ama de casa, y no había un ambiente cultural en mi casa. ¿Cómo llega el periodismo a su vida? Yo terminó la carrera de letras en la universidad en el año 80, y comienzó a trabajar en una revista cultural que se llama El Caimán Barbudo, donde hacía periodismo cultural fundamentalmente, ahí estuve tres años y a partir de ese momento empecé a trabajar en un periódico que se llama Juventud Rebelde. Tuve que aprender periodismo, haciendo periodismo, yo no había estudiado nada de técnicas periodísticas, no las conocía, y tal vez por eso pude escribir el periodismo que escribí, que es un periodismo que no respeta para nada ninguna de las reglas del oficio, y que sin embargo se convirtió en un periodismo de referencia, dentro del período revolucionario cubano. La etapa en la que yo trabaje en Juventud Rebelde, del 84 al 89, se ha convertido en uno de los momentos de oro del periodismo cubano, gracias al trabajo que hicieron dos grupos de personas, fundamentalmente dos periodistas: Andrés Tomás Gonzáles y yo, y allí escribimos una serie de largos reportajes que tenían que ver con la historia no oficial cubana: de cómo se creó el Ron Bacardi, de los emigrantes franco haitianos a La Habana, la historia del barrio chino de La Habana, y se convirtieron en el modelo de un periodismo que mezclaba investigación histórica, literatura y funcionaba como reportaje periodístico. ¿Cómo sirve la formación periodística para escribir novelas policiales? En mi caso me sirvió para escribir. Yo cuando empiezo a escribir en el año 83 estaba escribiendo mi primera novela, que se llama Fiebre de Caballo. En el periódico apenas tuve tiempo para escribir, y el escritor amateur y aprendiz que habría escrito Fiebre de Caballo. Creo que fue un aprendizaje en el que el periodismo jugó un papel muy importante porque en él yo experimente con el lenguaje; con las estructuras, con la creación de personajes, con los diálogos en el periodismo, pues era un periodismo muy literario. Eso me permitió tener una capacidad mucho más profesional a la hora de enfrentar la literatura a partir del año 90.
Rubem Fonseca, Roberto Bolaño, ¿qué novelas policíacas le gustan?
Hay una cantidad de novelas policíacas que me gustan muchísimo, por supuesto mis favoritos de siempre ha sido Raymond Chandler, está en un lugar muy especial en mi gusto. Después hay toda una serie de escritores que me han dado pautas muy importantes y que me interesa leer, fundamentalmente escritores como Rubem Fonseca, Osvaldo Soriano y Manuel Vásquez Montalban fue para mí una revelación, en cómo una novela policial podía ser también una novela social, y creo que su enseñanza fue decisiva a la hora de escoger un camino. Cuéntenos sobre su novela El hombre que amaba a los perros, la novela que presenta en el marco del Hay Festival Es una novela muy compleja desde todo punto de vista, desde la escritura, la estructura, la investigación histórica que hay detrás de ella, la valoración política, ideológica y cultural de los fenómenos que recoge, porque es una historia que resume el destino de la utopía socialista en el siglo XX, a través del asesino de Trosky, y su asesinato y el destino posterior de este hombre, y la vida de un cubano a partir de los años 70, y a principios del siglo XXI. Todo ese recorrido tiene que ver con la revolución rusa des del siglo XVII hasta la desaparición de la Unión Soviética, y lo que ha pasado y ha quedado en Cuba después de ese poder oficial. El escritor Roberto Bolaño, respecto a sus novelas 2666 y Los Detectives Salvajes, decía en una entrevista: “En mis obras siempre deseo crear una intriga detectivesca, pues no hay nada más agradecido literariamente que un asesinato o introducir algunas de las tomas clásicas del género" Estoy completamente de acuerdo con él, yo creo que la novela policial tiene un componente sumamente dramático para el lector, y te permite crear una estructura muy agradecida. Con una novela policial tú puedes lograr lo que quieras, desde escribir simplemente la historia de un enigma, muy simple literariamente, hasta escribir una novela muy compleja en todos los sentidos a partir de determinados componentes clásicos y paradigmáticos de una novela policial. Yo creo que los grandes maestros lo han hecho, que el propio Bolaño lo hizo, que en mi caso me ha servido siempre para organizar la idea de la dramaturgia de una novela, a partir de una investigación en la que puede haber o no un crimen. En algunos casos como en mi novela La Neblina del Ayer, yo escribo una novela policial en la que el crimen ocurre justo en la mitad del libro, pero desde el principio el lector siente que está leyendo una novela policial, porque ya uno tiene recursos y elementos para poder hacerlo. Creo que existe un tipo de novela muy poderos en cuanto a sus posibilidades literarias, y en cuanto a las vías de comunicación que abre con el lector. ¿Qué piensa de la bloguera Yoani Sánchez y de todo el movimiento blogger en Cuba? Lo sigo muy poco, mi acceso a Internet es muy limitado, navego muy poco. Creo que es un movimiento interesante, que hay opiniones muy diversas, que hay enfrentamientos, que a veces son bastante agresivos. Pero no te puedo dar una valoración porque no conozco a profundidad. Nuevas voces de la literatura, en Cuba y en Iberoamérica, que le guste su propuesta En el caso de Cuba, en la novela hay poco últimamente y es lamentable. Hay un escritor que está ahorita en Ecuador, que se llama Gerardo Fernández Fé, que me parece un escritor con posibilidades, fuera de Cuba, nada reciente, Bolaño, Javier Cercas que no es tan contemporáneo, nada demasiado nuevo. ¿Qué tanto le gustan las ferias del libro y festivales como este? No me gustan nada, pero son una necesidad para la promoción de los libros. me gusta mucho más hacer mis giras de promoción de manera independiente, no depender de que un grupo tiene que ir a una hora determinada a un lugar, y comer a un lugar en una hora específica. Me gusta más la independencia de las promociones individuales.